El extranjero

El extranjero, de Albert Camus

 

  • El-extranjero
Llevo un rato pensando cómo comentar este libro, cómo haceros saber lo que evoca esta historia en sus poco más de 100 páginas. ¿Por dónde empezar?Veamos. Todo empieza cuando el protagonista, Meursault, nos explica su viaje hacia la residencia, un poco retirada de la ciudad, donde su madre acaba de fallecer después de vivir unos cuantos años en ella. Desde ese momento veremos ya, a la vez que nos sorprende, la extraña actitud que tiene este francés ante la vida… y la muerte.

Su manera de actuar y reaccionar nos impactará, puesto que vendrán determinadas por unas decisiones tomadas sin más criterio que la sinceridad aplastante que Meursault tiene hacia sí mismo. Nunca llegará a plantearse cuestiones morales, no se parará a valorar los pros y los contras, lo que está bién y lo que está mal, las consecuencias que sus actos pueden provocar… ¿para qué?


Así él, le veremos ante su madre muerta más aburrido que triste, más pendiente del ambiente y el café con leche que de la situación en la que se encuentra, aún siendo consciente de ella. Pero no, esta no es la historia del entierro de una mujer y la indiferencia de su hijo. Es la historia de cómo un hombre, sin más razón que el sofocante e incitante calor de un sol playero, comete un asesinato por el que es juzgado y condenado a muerte.

De vuelta ya a la ciudad y a su trabajo, el protagonista nos abrirá las puertas de su casa, de sus quehaceres, de su rutina. Nos mostrará cuán aburrida es su vida, rodeada de unos personajes del todo extravagantes.

Será uno de estos tipos, su vecino, quién le iniciará en todo el embrollo, causa de su posible posterior ejecución. Ayudando a Raymond -que así se llama el susodicho vecino- a realizar un acto un tanto inmoral, Meursault se ganará, sin quererlo, su amistad. Una amistad que le llevará a pasar con él un día soleado junto al mar, donde matará al enemigo de su recién camarada.

Y de ahí, claro, a la cárcel. Y a una condena sin piedad. Pasando por un juicio irónico a más no poder, donde se juzgará al preso teniendo más en cuenta sus no derramadas lágrimas en el funeral de su madre que en el mismo crimen cometido. Todo un espectáculo, de verdad. Más aún contando los pensamientos que sobrevienen a Meursault entre tanto.

No diré más, pues tampoco quiero desvelároslo todo y no dejaros el placer de experimentar la lectura a gusto. Ahora, eso sí, dejadme sólo advertiros de algo acerca de la historia en general…

Y es que sólo son necesarias unas cuántas de sus deliciosas páginas para empacharte de ellas. Miras el librito minúsculo y te mofas de él pensando que lo leerás en unas horas, qué digo, en un rato. Incluso ya inmerso en él puedes pecar en creer que sus párrafos no dicen nada.

Sin embargo, la manera que tiene Camus de escribir te embriaga, te atonta… te empacha. Esas páginas sin diálogos ni –casi- puntos y aparte que simulan no contar nada y que todo lo cuentan. Así que, que no os confunda su tamaño, esta es una historia para leerla a cachitos y profundizar en ella porque, sin duda, esconde mucho.

Es así como, con sus palabras transparentes, te hace ver que la vida, en sí misma, no es nada. Que cada uno debe crearla a su manera, sin limitaciones, y ser feliz siendo fiel a sí mismo y disfrutando de los pequeños placeres que, al fin y al cabo, son lo que realmente importa.

“Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, no me queda más que desear en el día de mi ejecución la presencia de muchos espectadores que me acojan con gritos de odio”.
Judit Rodríguez

7 comentarios en «El extranjero»

  1. No me gustó mucho L’etranger, que leí hace un par de años. Camus es espeso y profundo, y el personaje masculino es el eje central y está perfectamente dibujado, pero aún así no termino de conquistarme. Tengo La peste esperandome con ganas, espero que me guste más.

    Responder

Deja un comentario