Aquella máxima aristotélica de “la virtud está en el término medio” me viene genial para definir la trama de esta novela. Pero no voy a quedarme ahí, claro. Como en los exámenes, voy a tratar de justificar mi respuesta, pero primero dejadme que os ponga un poco en situación.
Eva Miró, la autora de El rincón de las cosas que faltan, nació en Palma de Mallorca y desde siempre ha tenido una gran vocación por la escritura. Esta es su opera prima, pero me consta que sigue trabajando en sus relatos y ya prepara una segunda novela.
No es fácil, como escritor novel, encontrar una editorial que apueste por ti. De hecho, desafortunadamente, es bastante difícil que crean en ti sin tener un nombre o varias novelas publicadas. Podríamos decir que Eva Miró ha tenido mucha suerte, pero no sería del todo justa. Eva ha tenido suerte porque tiene talento, y ese es el pequeño matiz que hace que todo cambie. Obviamente, si El rincón de las cosas que faltan no fuese una novela bien escrita y Eva no hubiese sabido dotar de alma a su historia seguramente no estaría hoy hablando de ella. Probablemente la editorial independiente maLuma no habría creído en ella. Así que, creo que es justo concederle el mérito a Eva Miró. Al César lo que es del César.
Muchas veces nos equivocamos, pero el noventa por ciento de las veces la sinopsis de una novela lo es todo para nosotros. Ahí está la clave, lo que consigue que tengamos ganas de seguir leyendo o no. Admito que la sinopsis de El rincón de las cosas que faltan me gustó desde el principio y ese fue mi primer motivo para acercarme a esta autora.
Eva Miró ha escrito una novela intimista, de estas que reflejan la cotidianidad y la realidad desde un prisma interno y delicado, desde el que todos podemos sentirnos reflejados. El rincón de las cosas que faltan habla, entre otras cosas, de las relaciones, de nuestra forma de dar y recibir y de cómo cada uno de nosotros afrontamos esta tarea de una forma distinta. La psique es muy complicada, qué os voy a decir. Por eso hay gente que acaba desarrollando patologías como el síndrome de Diógenes y personas que desarrollan una patología totalmente opuesta. Simplemente para salvarse, para curarse, para saber sobrellevar su día a día.
Y aquí es donde vuelvo a traer aquella teoría de Aristóteles. Eva nos lleva a los dos opuestos, esos extremos tan diferentes, pero que extrañamente llegan a tocarse. Y lo hace gracias a unos personajes cuidados y bien elaborados: Pía, nuestra protagonista, Ana, Mar o Pablo. Gracias a ellos y, me repito, al talento de Eva El rincón de las cosas que faltan es una novela sutil y emotiva para disfrutar, pero también para aprender.
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