El secreto de sus ojos

El secreto de sus ojos, de Eduardo Sacheri

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¿Te ha pasado alguna vez que, cuando ves una película, te suelen decir que el libro está mejor? Claro, a quién no. Ya sabemos que, normalmente, los libros son mucho mejores que sus adaptaciones cinematográficas. Sin embargo, este no es el caso.

El secreto de sus ojos ha sido la primera novela que he leído de Eduardo Sacheri, y lo hice sólo seis días después de ver la película. En la narración, Benjamín Chaparro (Benjamín Expósito, en la cinta), flamante jubilado, quiere escribir sobre un homicidio que tuvo lugar hace treinta años, cuando trabajaba como prosecretario en un juzgado. No se trata de un asesinato más. Es el que marcó su vida, y aprovecha su recién estrenada vocación de escritor para repasar el caso y sus bifurcaciones. De forma paralela, también se nos narra la historia de su gran amor secreto, el que profesa a Irene, la juez con la que ha trabajado la mayor parte de su vida.

Aunque una vez terminada la novela no me pareció de un grandísimo interés, su lectura no me desagradó. Sobre todo al principio, del que destacaría pasajes como el siguiente, por su sencillez y su rotundidad: “Como si una vez frío, una vez vacante de emociones y sentimientos, una vez asentada la humareda del polvo de su vida hecha ruinas, Morales pudiera avizorar, más allá, en qué consistía su futuro, y comprobara sin lugar para el equívoco que sí, que no había ninguna duda, que su futuro era nada.”

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Pero, en esencia, me quedé con más ganas. Y suele ocurrir que, cuando esperas mucho, lo que se te da tiende a saberte a poco. No es que me haya defraudado, pero eché de menos muchos momentos. Como las conversaciones y los diálogos tan logrados que tienen lugar en toda la película. Son profundos, ocurrentes (por ejemplo, entre el protagonista y el policía), divertidos (entre Irene, Sandoval y el propio Espósito en el juzgado), duros y espectaculares (con el antagonista de Expósito). Las respuestas espontáneas que Pablo Sandoval, compañero de Benjamín en el juzgado, da cada vez que suena el teléfono para desatender las llamadas, del tipo “Comando Táctico Revolucionario. Ordene, compañero” o “Banco de esperma. Sección Préstamos. Dígame” son de lo mejor. También echo en falta ese “Pánfilo” con el que Irene, a una cierta altura del filme, insulta a Benjamín.

Da la sensación que Sacheri pensó, a la hora de hacer el guión con Campanella (director de la película), que tenía que aprovechar esta suerte de segunda oportunidad para acabar de pulir y sacar todo el potencial a desarrollar de la corte de personajes que rodean al protagonista, y acabar por hacer redondo algo que ya era bueno de inicio.

Personajes como el ya mencionado Sandoval, que hace subir la tensión cada vez que aparece. Sabes que algo interesante va a pasar. Eso es lo que yo buscaba en la novela. Pero ojo, que soy el primero en reconocer que es complicado llevar esa imagen al papel. Este personaje, como también el de Irene o Romano, el antagonista de Expósito, son mucho más próximos en la cinta. En la novela lo que más importa es la trama, y por la trama quedan como sacrificados, pincelados, al margen.

Lo cierto es que siento un poco de coraje por no encontrar lo que buscaba, y por notar cómo la historia va decayendo en intensidad a medida que se acerca el final del libro. Eso, unido a que a veces tengo la sensación de perderme por los dos recorridos temporales por los que transita la obra, hace que me quede un sabor agridulce. Pero no porque la historia no tenga alcance literario, sino porque mis expectativas eran muy altas después de ver la película.

De todas formas, un consejo para las personas que aún no hayan leído el libro ni hayan visto la película, si me lo permitís. Haced lo contrario que yo he hecho: primero la novela y luego, su adaptación al cine. Saldréis ganando.

Paco López León

4 comentarios en «El secreto de sus ojos»

  1. Hola Vero:
    La película es puro espectáculo para los sentidos. A mí me encantó. Rememoro algunas escenas escenas y me viene una sonrisa a los labios.
    Un abrazo

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