El sentido de un final, de Julian Barnes
Parecía que los tiros iban a ir por otro camino con éste El sentido de un final, después de leer la contraportada. Tres amigos conocen a un cuarto durante su época de instituto y atraviesan juntos todo lo que una adolescencia suele deparar. Al acabar el instituto se prometen seguir siendo amigos para siempre, amics per sempre, friends for life, y así lo hacen hasta que la vida de uno de ellos, Adrian, sufre un vuelco y todos parecen olvidar esa promesa.
Cuarenta años más tarde, Tony, recibe una carta de un abogado. La madre de su primera novia le ha dejado en su testamento 500 libras y un manuscrito. Pero ese manuscrito no llega a sus manos y Tony se entera de que se trata del diario de Adrian y que su primera novia (la de Tony) no quiere entregárselo.
Si bien toda la lectura previa hasta llegar aquí, casi a mitad del libro, es amena y sirve de preámbulo para ponernos en situación a base de un largo flashback o de una especie de rápido resumen de la vida de Tony en dónde nos describe cómo los tres amigos querían ser el mejor amigo de Adrian, cuánto les gustaba la filosofía, la primera novia de Tony, el sexo (y el infra-sexo), … no es hasta llegar a éste punto dónde la lectura cambia de rumbo y se vuelve (todavía) más interesante.
Decía al principio que parecía que los tiros iban a ir por otro camino. El camino del misterio, una novela no detectivesca en sentido estricto, pero sí muy parecido. Y en cierto modo, llegados a éste punto y hecha una composición de lugar, sí podría calificarse de trama policial o de misterio o, al menos, de suspense peculiar. No en plan Agatha Christie o Raymond Chandler, sino más bien de tipo introspectivo. De hacer memoria, intentar sacar pistas de aquí y allá, viajar a rincones olvidados dentro de ti mismo…Ser un detective de uno mismo… y también de su ex novia, a quién por cierto, siempre clasificó en la categoría de mujer misterio. (Mucha gente, al acabarlo vuelve a leerlo para comprobar que todo encaje, que no se haya saltado ninguna pista importante en la primera lectura).
El sentido de un final habla de amistad, de amor, de muerte, de relaciones, de sexo, de soledad y del paso de la vida. Y de la memoria.
La memoria, la percepción de los hechos, el recuerdo de éstos… La volatilidad y fragilidad de los recuerdos. ¿Realmente ocurrió así o es así como lo recuerdo o lo quiero recordar yo? Historia y memoria son parte muy importante en esta trama, como bien se refleja en las primeras páginas.
También hay filosofía, porque las reflexiones abundan a medida que nos hacemos mayores y miramos por el retrovisor y porque hay reflexiones que sólo se alcanzan a determinadas edades (“cuando somos jóvenes, imaginamos el futuro para nosotros mismos, cuando somos viejos, inventamos pasados diferentes a los demás”). El libro está repleto de filosofías personales bien intercaladas que le van surgiendo a nuestro narrador en primera persona a medida que va comentándonos los recuerdos que se fuerza a sacar a la luz.
La memoria, la percepción de los hechos, el recuerdo de éstos… La volatilidad y fragilidad de los recuerdos. ¿Realmente ocurrió así o es así como lo recuerdo o lo quiero recordar yo? Historia y memoria son parte muy importante en esta trama, como bien se refleja en las primeras páginas.
También hay filosofía, porque las reflexiones abundan a medida que nos hacemos mayores y miramos por el retrovisor y porque hay reflexiones que sólo se alcanzan a determinadas edades (“cuando somos jóvenes, imaginamos el futuro para nosotros mismos, cuando somos viejos, inventamos pasados diferentes a los demás”). El libro está repleto de filosofías personales bien intercaladas que le van surgiendo a nuestro narrador en primera persona a medida que va comentándonos los recuerdos que se fuerza a sacar a la luz.
Básicamente en El sentido de un final hay dos argumentos que acaban por fusionarse en un desenlace con un giro inesperado (que ingenuamente yo pensaba haber descubierto, pero en realidad había un… bueno, no digo nada): por un lado la trama para recuperar el diario; por otro el viaje interior, el reconocimiento de la propia persona en los actos y palabras de su juventud, el ser consciente del cambio que opera en cada uno de nosotros a medida que pasa el tiempo…
No había leído nada de Barnes hasta ahora y reconozco que la trama, sin ser nada del otro mundo, absorbe al lector gracias también a que está narrada con maestría y a un desarrollo muy bien llevado. Hay veces en que creo que en este libro la fuerza reside más en la forma de contar las reflexiones de un hombre que está haciendo repaso de su vida, que en la trama en sí. Aunque también es cierto que a medida que avanza el libro matarías por cotillear el famoso diario…En resumen, un libro agradable, que se lee con facilidad, te hace pensar y te sorprende.Hay libros que tras leerlos los olvidas y otros que inmediatamente sabes que quedarán grabados en tu memoria lectora. Una pequeña joya.
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A mí me ha parecido un libro maravilloso. Lo primero que hice al terminarlo fue mirar hacia atrás y tratar de identificar todas aquellas mentiras que me había proporcionado a mí mismo para sortear ciertas situaciones difíciles. Tony se miente así mismo porque no es suficientemente valiente como para asumir el dolor que conlleva muchas veces un descubrimiento, sobre todo si se trata de un descubrimiento acerca de uno mismo.