El tango de Doroteo, de Antón Castro y Javi Hernández

El tango de Doroteo“Gime, bandoneón, tu tango gris, quizá a ti te hiera igual algún amor sentimental…” dicen los versos del tango Nostalgias, de Cadícamo. Siempre me han encantado los tangos y este se encuentra entre mis favoritos. Ya sabéis (o deberíais) que tengo una espinita clavada con Buenos Aires desde hace muchos años y que algún día (más pronto que tarde) tengo yo que cantar estos versos desde alguna azotea de un edificio porteño. Tampoco pido mucho.

El tango de Doroteo es un libro ilustrado, pero también es un bandoneón. Podemos sostenerlo con nuestras manos y dejar que su música nos acompañe al leer la historia. O simplemente podemos fingir que acompañamos a alguna banda bonaerense tocando nuestro propio bandoneón. Como gusten.

Doroteo, Doro, Teo, o incluso Teodoro, es un niño especial: soñador, con carácter y siempre dispuesto a aprender. Aunque claro, siempre hay cosas que nos gustan más que otras, ¿verdad? A Doroteo se le dan fatal las cuentas y las redacciones. Sin embargo, sabe mucho sobre tormentas y peces.

Cuando Doroteo creció se enamoró perdidamente de Rosita Urdués. Como en los buenos tangos, su amor era completamente pasional y para nuestro protagonista, Rosita era la mujer perfecta. ¿No son todas las mujeres perfectas en los tangos? Pero tan impredecible nuestro Doroteo, una mañana decidió irse a recorrer mundo. Eso sí, antes le pidió a Rosita en una nota que le esperase si podía.

Y desde el puerto de Barcelona tomó un barco con destino a Buenos Aires en un viaje largo y lleno de sorpresas. Allí conoció un instrumento que le recordaba al acordeón: el bandoneón. Doroteo quedó fascinado por su sonido y los tangos, boleros, habaneras y pasodobles que un grupo tocaba en el barco. Un día, Osvaldo Trebolle, el líder de la banda se dirigió a Teodoro y le propuso aprender a tocar el bandoneón en lo que durase la travesía a Buenos Aires.

No quiero yo revelaros si Doroteo aceptó o no. Ni tampoco contaros qué es lo que pasó cuando llegó a Argentina. ¿Le esperaría Rosita a su regreso? Lo mejor será que os dejéis llevar por esta maravillosa historia que es El tango de Doroteo, un libro precioso, delicado y lleno de música que es una auténtica joya. Además, ya os he dicho que este libro también es un bandoneón, así que estoy segura de que disfrutaréis de su música.

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