Inmersión

Reseña del cómic “Inmersión”, de Joe Hill

¿Eres de esas personas que cuando leen una historia que cambia las vocales por números se siente irremediablemente atraída? Para mi generación, que maduró con la película Irr3v3rsibl3 y Cube, estos guiños son clave de éxito seguro. Este cómic, Inmersión, es decir, Inm3rsi0n practica la misma religión. Porque al fin y al cabo, la realidad está cifrada en código alfanumérico, ¿cierto?

Inmersión es el último trabajo de Joe Hill, al guion, Stuart Immonen, al dibujo y con Dave Stewart encargado del color. Y es que en esta historia hay mucho negro y mucho rojo. En resumen: un barco hundido hace cuarenta años, una tripulación desaparecida, una corporación con muchas ganas de recuperar algo que iba en el barco y un grupo de marineros especializados en rescatar todo tipo de cosas en el fondo del océano.

Porque las aguas del planeta Tierra esconden muchos secretos y algún tesoro. Muchos kilómetros donde las leyes “hacen aguas”, con perdón por la broma fácil. Este equipo al que se suma una investigadora de la biología marina componen un personaje colectivo que al estilo del capitán Ahab, se enfrenta en sus misiones a distintas ballenas blancas. Hasta aquí, ok, un cómic de aventuras. Pero Inmersión es mucho más que eso.

Por algo Joe Hill es el hijo de Stephen King. Al llegar a la isla que les sirve de base para comenzar con el rescate, ¿adivina qué ocurre? Exacto. Aparece la tripulación casi al completo convertida en algo parecido a muertos vivientes sin ojos. Si sigo contando te estropeo el cómic, así que ahora solo dibujo vectores que tiren de ti como los hilos de una marioneta para sumergirte (otra broma fácil, perdón) en este cómic: gusanos, extraterrestres, “mi tesoro”, “oh capitán, mi capitán”, lobby.

Inmersión además es una ingeniosa composición matemática muy al estilo de la ciencia ficción que cuestiona la física o de las criaturas monstruosas de Lovecraft que tienen que ver con el número pi. ¿Acaso no dicen que si la humanidad pudiera completar la secuencia infinita del dichoso número tendría acceso a una especia de verdad revelada? Eso no se da en una clase de secundaria, para eso debes abandonar tus creencias y aceptar una realidad aparentemente ilógica.

Los videojuegos y las narrativas transmedia ya dominan esos procesos de Inmersión cuando diseñan aventuras. Este cómic te va envolviendo en la oscuridad del fondo de sus viñetas al tiempo que vas profundizando en el negror de la especia humana y se va complicando la trama, hasta que llega un momento que te preguntas: ¿Cómo diantres va a resolver la historia?

A todo este maremagnum (diosas, cómo estoy con las bromas acuáticas) súmale un ¿don? Unos cascos de walkman ochentero, modo revival on, que te “permiten/obligan” a escuchar las mentes de tus compañeros de aventura. Queda en suspenso si es una habilidad o una tortura porque de verdad que no quieres vivir esa Inmersión. Al menos si quieres seguir siendo una persona cuerda o quieres volver a relacionarte con los vivos. Una escucha profunda y activa de lo que lleva dentro el resto de la humanidad sin un botón de pause o de stop, sencillamente acabaría contigo. ¿Te atreves a leer?

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