La destrucción de la torre de Pisa. 3 novelas cortas, de Miquel Bauçà

La destrucción de la torre de PIsaPues si os parece (y si no os parece también) yo esta vez voy a volver a la carga y a reivindicar de nuevo a las editoriales independientes de este país, ¡que son muy buenas, joder! Porque quiero recordar(nos) que un libro no es una mercancía más, un producto que vemos pasar cada dos meses por las mesas de las librerías como una puta lechuga envasada. El libro, la literatura, es un elemento transformador y también es, como justamente ocurre esta vez, un puente cultural fantástico, además de un elemento artístico de primer orden, por supuesto. Se me ocurre esto, así, a bote pronto y entre otras muchas cosas que ya le dejo a usted completar.

Por lo tanto, tres hurras (o más) por la gente de Kriller71 Ediciones, una valiente editorial barcelonesa que no conocía y que está decidida a tratar a la literatura como se merece y que nos ofrece una obra de dieciocho quilates, al traducir, y por primera vez en España, las tres novelas cortas que escribió el ya desaparecido e iconoclasta Miquel Bauçà, uno de los autores (poeta, realmente) más vanguardistas e importantes de la literatura escrita en catalán de los últimos cincuenta años. ¡Ahí es nada!

Como tan acertadamente se indica en el prólogo de Nora Catelli y en el que se nos introduce de alguna forma en el personalísimo estilo de Bauçà, en España conviven, junto a la literatura en lengua castellana, al menos otras tres literaturas tan importantes como ella y que, tristemente, nos suelen pasar desapercibidas por la poca traducción que tenemos de ellas (entre otros motivos), lo que provoca que solo se muevan en círculos literarios muy reducidos y generalmente adscritos a sus territorios originarios: la literatura gallega, la literatura en euskera y la literatura en catalán. Por ello, con La destrucción de la torre de Pisa. 3 novelas cortas, de Miquel Bauçà, estamos de enhorabuena. ¡Pero muy de enhorabuena!

Las tres nouvelles que nos encontramos en este libro, tituladas Calle Marsala, El Viejo y La Carcelera, son un ejemplo de la singularidad de este autor de culto, y están llenas de surrealismo, de un estilo eminentemente poético, fragmentario y de tono melancólico que me ha recordado (salvando las distancias oportunas, claro) a ciertos escritos del gran Thomas Bernhard por su voz extrañada o hastiada o esa especie de desesperación ante lo que se narra. Todo ello, eso sí, con un lenguaje sencillo pero, sin embargo, y a diferencia de Bernhard, apoyado en el fraseo corto o, como ocurre en La Carcelera, separado por puntos suspensivos, y que le aporta a la lectura un ritmo audaz, desestructurado y más propio de la poesía, en una especie de mutación extraña entre la narración en prosa y la construcción poética que ya practicó de una forma mucho más elaborada el autor en su gran obra cumbre, El Canvi (1998)

En definitiva, toda una maravilla de experiencia lectora exigente que parece girar (¿es solo una apariencia?) en torno a la reclusión o el encierro (por no decir el confinamiento) de un ser humano en diferentes sitios más o menos corpóreos. En Calle Marsala, el protagonista nos habla de alguien encerrado en su propio cuerpo. En El viejo, es un anciano quién está recluido y sufre además las visitas nada amistosas de alguien que parece que viene a abusar de él. En la última de ellas, es el narrador el que sufre la privación de libertad, sometido en una especie de prisión regentada por una carcelera dominante.

Tres textos unidos por un hilo conductor quizá poco fiable y seguro que menos importante para hacer un libro diferente. Una literatura experimental y tremendamente rica desde el punto de vista lingüístico y estilístico que nos presenta por primera vez al gran público, la capacidad artística de un autor único, esencial para entender la literatura catalana moderna y su vinculación con las demás raíces literarias de este país, y que, por supuesto, ha despertado en mí un enrome interés por leer El Canvi y adentrarme mucho más de lleno en el tremendo imaginario revolucionario de Miquel Bauçà.

La destrucción de la torre de Pisa. 3 novelas cortas es, sin duda alguna, toda una joya literaria, posible y lamentablemente única, que le recomiendo a usted que no desaproveche mientras la nieve se retira de las calles (y ojalá que de los libros).

 

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