La isla de las últimas voces, de Mikel Santiago

Siempre he dicho que el otoño es mi estación favorita. Dejamos atrás el calor agobiante y la rutina vuelve a nosotros como una bendición que llevábamos tiempo esperando. El bosque empieza a colorearse con un montón de tonalidades diferentes y el viento entre las hojas se convierte en la banda sonora perfecta. Y, lo mejor de todo, llegan esas tardes de lluvia frente a la chimenea que hacen que coger un libro se convierta en una experiencia perfecta. 

Vivir en Cantabria es algo así, es la suerte de tener octubres como los que he descrito en el primer párrafo. Y es la suerte de tener lluvia infinita que acompaña mientras leemos desde el sillón de casa. Y así, de esta guisa, es como he leído La isla de las últimas voces, la nueva apuesta de Mikel Santiago.

Lo primero que llama la atención de esta novela, además de su grosor evidente que impone un poquito al cogerla por primera vez, es la ambientación. Todo ocurre en el Mar del Norte, en una pequeña isla que ve cómo la mayoría de sus habitantes toman el ferry para huir de ella antes de que llegue una horrible tormenta. Es casi Navidad y la mayoría de habitantes han abandonado la isla, apenas quedan cincuenta personas, cincuenta valientes, que por unos motivos u otros han decidido quedarse. Todo empieza a enrarecerse, el clima se convierte en tensión y todo estalla cuando llega a tierra una misteriosa caja arrastrada por las mareas. 

La ambientación es, bajo mi punto de vista, lo mejor de esta novela. Desde el primer momento ha conseguido ponerme los pelos de punta. Tanto, que mientras escribo estas palabras estoy notando cómo se me erizan los pelos de los brazos. Es todo muy tenebroso, todo muy frío y oscuro y el autor sabe cómo hacer que eso traspase sin dificultad el papel. Me imagino que el haber vivido tantos años en Irlanda es lo que le ha ayudado a que la elaboración del clima fuera perfecta. Esa ambientación de la que hablo hace que todo tenga un halo de misterio y de terror. Al principio no sabía si estaba ante una novela de asesinatos, ante algo más policíaco o tal vez ante una novela de miedo como tal. Todo era posible leyendo los dos primeros capítulos. Pero todo se va aclarando poco a poco y el lector enseguida entiende que en esa isla pasan cosas muy extrañas y todo por la llegada de esa caja misteriosa. 

Luego encontramos a los personajes, aquellos valientes de los que hablaba y que habían decidido quedarse en la isla. Encontramos a Carmen, una española que trabaja en un hotel y que prefiere quedarse allí a pasar la Navidad en vez de volver a casa como el turrón. También encontramos a Dave, un soldado que nos puede dar las claves para entender qué contiene esa caja, y otros personajes secundarios como Amelia, Bram o Doyle, que ocultan más de lo que dicen y que harán que esta historia adquiera tensión por momentos. 

La isla de las últimas voces es un libro que he disfrutado muchísimo desde el principio. Os voy a confesar que me daba un poco de miedo enfrentarme a él por su extensión (tiene más de quinientas páginas) porque últimamente estoy en un momento lector en el que me cuesta mucho meterme en materia si los libros son demasiado extensos. Pero esta nueva novela de Mikel Santiago me lo ha puesto muy fácil: ha hecho que me metiera en la historia desde el primer momento, haciendo que quisiera más con cada capítulo que terminaba e impidiendo que soltara el libro hasta que no lo hubiera acabado. Así, sí. Una maravilla. 

Así que ahora entenderéis por qué el otoño es mi estación favorita. Porque se crea el ambiente perfecto para dejarse llevar por las novelas, porque nada más que surgen excusas para sentarse delante de la chimenea y para poder disfrutar de historias como la que hoy os presento aquí. 

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