Los hermanos Siete Cepas

IV Concurso de Microrrelatos Solar de Samaniego “7 Cepas”

Copa

De noche, cuando todo está tranquilo en el viñedo, me gusta contemplar la luna. Mi madre, una excelente contadora de historias, siempre decía que al caer la noche llega el tiempo de los sueños. Es una leyenda mi madre aquí. Hace dos años una joven ganó el Concurso de Microrrelatos Solar de Samaniego y mi madre fue a parar a su casa. Dicen que su exquisito aroma a frutas negras inspiró a aquella chica a escribir una novela que es todo un éxito de ventas.

Recuerdo con cariño cómo nos dormía a mis hermanos y a mí con fábulas de Samaniego, cuentos de Cervantes e historias de Balzac y Alejandro Dumas. Me encantaba oírla con su acento francés narrar las aventuras de Los tres mosqueteros. Siempre me dormía con la certeza de que algún día yo inspiraría esas historias.

Concurso de microrrelatos Solar de Samaniego

Las noches de luna llena, sin embargo, mi madre se ponía más melancólica. Entonces, arropados con las hojas de la parra, la oíamos recitar versos de Quevedo, Baudelaire, Lope de Vega o Lorca:

“ Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.”

Mi nombre es Tempranillo y dicen que huelo a vainilla y frutas rojas. Soy el menor de siete hermanos. El siete es un número mágico, una especie de puente entre lo terrenal y el cielo que representa la totalidad del universo en movimiento. Todos nos conocen en el viñedo como los hermanos Siete Cepas.

Desde esta rama contemplo a mi hermano Graciano. Ha vuelto a quedarse dormido con un libro en el regazo. Me estiro un poco, con cuidado de no despertar a los vecinos de las otras ramas, e intento leer el título del libro que sube y baja en su panza acompañando el ritmo de su respiración. Veinte mil leguas de viaje submarino. A mi hermano siempre le han gustado las historias de Julio Verne y Robert Louis Stevenson.

— ¡Psssst, pssst! ¡Graciano! Has vuelto a quedarte dormido leyendo – le susurro.
— Tempranillo, estaba soñando que viajaba a bordo del Nautilus. ¿Para qué me despiertas? – dice molesto.
— ¿Crees que mañana llegará nuestro turno?
— Esta mañana me ha parecido oír a dos trabajadores decir que ya estábamos lo suficientemente maduros. Así que lo más probable es que sí. Y ahora duérmete, vas a despertar a todos.

Graciano es mi hermano mayor. A pesar de que le encantan las historias de aventuras siempre ha tenido los pies en la tierra. Bueno, más bien la raíz en la tierra. Tiene la tez oscura como en los poemas de Lorca y huele a regaliz y mora.

Los nervios de saber que mañana comenzará mi nueva vida no me dejan dormir. ¿Qué será de mí?, ¿a dónde viajaré?, ¿qué historias me esperan por vivir y contar? Me encantaría acabar en el paladar de un buen escritor, que mi aroma afrutado le inspire a escribir libros tan elegantes como los de Virginia Woolf o versos tan bonitos como los de Rubén Darío. ¿Quién sabe? Quizás, mientras yo le acompañe, escriba un relato ganador del Concurso de Microrrelatos Solar de Samaniego y yo también me convierta en una leyenda como mi madre.

Los primeros rayos de un sol de septiembre se filtran entre las hojas y me despiertan. Miro a mi hermano mayor, quien lleva rato despierto esperando pacientemente en el racimo. A lo lejos, veo a dos trabajadores con cestos en las manos. Empiezo a ponerme nervioso. Intento que no se me note mucho y en mi cabeza recito algunos versos de esos que mi madre nos leía a los siete. Ya están aquí, han llegado por fin a nuestra parra.

— Oye, Dionisia, ¿estos racimos de aquí en qué cesto los coloco? – oigo decir a un joven.
— Esos ponlos en este de aquí. Son uvas muy especiales: Tempranillos y Gracianos. Estas van para una nueva colección llamada 7 Cepas Reserva. – contesta la mujer cogiendo a mi hermano con cuidado.
— Ah, ¿es la de los escritores?
— Exacto. Una colección de doce botellas dedicadas a doce autores universales.

Mi hermano me guiña un ojo desde el cesto. A mí se me acelera el corazón. ¡No me lo puedo creer! ¡Voy a formar parte de una colección de vinos dedicada a escritores! Mi madre estará tan orgullosa de nosotros. Me dejo recoger por unas suaves manos que me colocan con delicadeza en el cesto. ¿Qué historias inspiraré?

BASES DEL IV CONCURSO DE MICRORRELATOS SOLAR DE SAMANIEGO “7 CEPAS”:

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Participar es muy sencillo, tan sólo ha de redactar un microrrelato con una extensión máxima de 650 caracteres continuando la frase “Y todo comenzó con una copa de vino…”

Participaciones:
Podrá publicar su microrrelato desde el 15 de abril al 3 de junio.
Habrá 14 premios semanales y 3 grandes premios finales.

Premios semanales:
Relato que más votos haya acumulado hasta la fecha (cierre de votaciones los días 22, 29 de abril y 6, 13, 20, 27 de mayo y 3 de junio.): Una caja de 12 botellas de Colección 7 Cepas Reserva 2016 y una de las 14 plazas del Curso Online de Microrrelatos Solar de Samaniego en Escuela de Escritores.
Relato elegido por comité editorial de bodega: Curso online de Microrrelatos Solar de Samaniego en Escuela de Escritores

Premios finales:
Cada ganador semanal (un total de 14) entrará en la final donde un jurado compuesto por miembros de Escuela de Escritores elegirá a los tres ganadores finales durante la segunda semana de junio:
• Primer premio: 2.000€
• Segundo premio: 1.000€
• Tercer premio: 500€

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