Noviembre

Reseña del cómic “Noviembre”, de Matt Fraction

noviembre

No sé ni cómo empezar a reseñar este cómic, la verdad. Hay cosas que son algo confusas en su comienzo y siguen siéndolo incluso al haber acabado su lectura y no creo que sea cosa mía sino que, más bien, ha sido el autor quien ha querido dejar en el aire o no ha querido o sabido explicar de forma clara dichos temas. Pero al margen de esto, Noviembre es un gran cómic noir, de eso sí que no puede haber ninguna duda.

Desarrollado a base de capítulos no muy largos, la historia nos presenta a tres mujeres por separado que van a acabar uniendo sus destinos: Dee, una drogadicta tullida; Em, una joven con la mala suerte de estar en el momento y lugar más inoportunos; y Kay, una exagente de policía que, por culpa de un sucio pasado, tiene que trabajar atendiendo las llamadas telefónicas de la gente que necesita ayuda policial.

La estética, la narración y la forma de esa narración es lo que le da la vida a esta dura y sórdida historia. Si hay algo que reconocerle a este cómic es el gran pulso narrativo, el saber comunicar sin palabras, el recontar algo desde otro punto de vista y la concisión que apunta durante toda la trama. (No obstante, también quiero recalcar lo difícil que se me ha hecho entender a Kay. ¡Por Odín, qué mal y qué minúscula la tipografía que se usa para mostrarnos la voz en off de Kay. Casi hay que coger una lupa para entender la letra!).

Los tres personajes están definidos con profundidad, sus historias pasadas quedan explicadas perfectamente a lo largo de la trama con una intensidad brutal, al igual que su realidad actual. Sin embargo, flota también la impresión acuciante de que no se ha sabido transmitir bien la sensación de peligro constante que planea en esta novela gráfica, no como con las tres protas, con las que sí se logra una empatía o comprensión sin mayor problema.

El dibujo, y el color, es lo que más me ha gustado. Posee una plasticidad visual sorprendentemente fresca y original, alternando los marrones, verdes y amarillos de fondo para Dee, Em y Kay respectivamente.

Otra cosa que me ha llamado la atención ha sido la cantidad de tacos por página. Hay páginas en las que no hay diálogo alguno y otras en las que lo único que se lee en los bocadillos es “joder, joder, joder”, “hijo de puta”, “hostia puta”, “me cago en todo”… Y eso mola mucho, ¡pardiez que sí!, porque es lo que se habla en la calle, lo que todos pensamos aunque no lleguemos a decirlo en voz alta y lo que Tarantino borda como nadie.

En resumen, Noviembre es una novela gráfica extremadamente original y divertida en su planteamiento, trama, dibujo y diseño de escenarios y composición de viñetas –tTal vez peque de pretenciosa, pero quien no se arriesga no gana– que ECC nos ofrece, como suele ser habitual, en una edición más que correcta en tapa dura.

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