Odisea

Odisea, de Homero

Traducción de Carlos García Gual

OdiseaLa literatura clásica existe para recordarnos cómo fue. Cómo fue absolutamente todo. Por eso, hoy, cuando me dispongo a reseñar esta nueva edición de “Odisea” resulta que me salto los cánones y me pongo nostálgico. Y me entran ensoñaciones de cuándo leí por primera vez este libro, en una edición adaptada para un público joven, de la que entendí que los viajes en la literatura eran imprescindibles, y que disponían al lector para vivir aventuras que jamás se había imaginado. Fue el germen que hizo que, hoy en día, sea un auténtico adorador de la cultura griega en general, y la mitología en particular. Pero no es de mí de quien quiero hablar, o quizá sí, porque todo aquel que escribe para los demás, pone un puñado de sí mismo en todo lo que escribe, por lo que en cada palabras, en cada frase, en cada puntuación que ponga a partir de ahora, imaginad que estáis aquí, al lado, viéndome escribir lo que esta nueva edición de uno de los textos más conocidos, ha supuesto para mí, un humilde lector, que sólo busca vivir viajes a través de las palabras.

Un texto reconocible tan sólo por su título, quizá también por su autor, Homero, que nos narra un viaje de regreso a la patria, al amor, y que amplia la imaginación hasta límites insospechados.

Antes de nada, unas palabras de admiración. Me pongo de rodillas frente a la traducción del gran Carlos García Gual que no sólo hace comprensible el texto sino que le aporta una nueva perspectiva. Tras estas palabras, ¿qué debo contar que no se haya dicho, en innumerables ocasiones, de uno de los textos más reconocidos de la literatura clásica? Los mitos que conforman esta narración son aquellos con los que una generación de lectores, que vivieron por y para la literatura como medio de evasión, de diversión y de aprendizaje, y este libro, en su nueva edición de bolsillo de Alianza hace honor a su nombre, ya que las aventuras que aquí se narran son un auténtico viaje que nos debería llevar a todos, sin distinción, a uno de los mejores escritos que ha habido (y probablemente habrá) para aquellos que quieran disfrutar del mundo de la literatura. Hace poco, cuando leía en el metro un poco esta edición, un señor me preguntó qué hacía leyendo la “Odisea” si era un libro ya antiguo, que él leía cuando era joven. Y yo le contesté que eso es lo bueno de la literatura, que pasa el tiempo y hay historias que nunca mueren. Pero después pensé en por qué se había extrañado y se lo pregunté. Su respuesta fue concreta: porque hoy en día parece que se han olvidado las historias, sólo importan los rumores. Y supongo que no le faltaba razón. Pero eso es lo que hace grande esta historia: que unió a dos personas, de distintas generaciones, pero con una pasión en común.

La mitología griega es uno de los placeres que guardo en la recámara, con volúmenes infantiles hasta ensayos más densos sobre los diferentes mitos que conformaron una de las culturas más interesantes de la Historia. La “Odisea” junto a la “Ilíada” han resultado ser uno de esos cuentos que se narran a lo largo de la vida que todo aquel que se precie amante de las letras debe haber leído. ¿Por qué, entonces, si es una historia universal, es necesario hacerse con esta edición? Lo diré en una sola palabra: por su traducción. Lo he dicho al principio, y lo repito: mi admiración al traductor es algo así como si mi pusieran a mi ídolo musical y mantuviera una conversación con él. Es algo así como perseguir a alguien en la sombra que sabes que, con su profesionalidad, es imposible que salga algo mal. Y porque, qué narices, es la Odisea, no hay más razón que esa para meterse de lleno en los viajes, en lo prohibido, en la vuelta al hogar en la que nos hace participar esta novela.

Las reseñas de textos clásicos siempre se me hacen cuesta arriba porque es absurdo hacer un resumen de lo que sucede, así que, más allá de la historia, me vienen a la mente los recuerdos de ese joven que se sentaba en un sofá de orejas y que leía con los ojos bien abiertos lo que Homero dispuso, lo que ahora Alianza ha cosechado para nosotros, y lo que, poco tiempo después, de seguro disfrutará mi sobrino, que crece sin parar y se mueve por la vida con las mismas ansias de aventuras que yo a su edad. Porque, como me sucedió con el señor mayor en el metro, las historias que deben permanecer pasan de generación en generación sin que nadie pueda, ni deba, evitarlo.

2 comentarios en «Odisea»

  1. ¡Hola! Muy buena reseña. A partir de ésta me he terminado por convencer que deseo leer la versión de Carlos García Gual. Sin embargo, estoy ante la duda ya que yo tengo la edición de la colección biblioteca básica gredos, que es traducida por J.M. Pabón y posee la introducción y revisión de Carlos García Gual. (Gredos, 2006) Por ello te escribo. Ya que soy de Argentina, las compras las realizo por sitios web, sin tener la posibilidad de tener previo contacto físico con el libro. ¿Te podría pedir un muy grande favor? ¿Puedes, por favor, responder a este comentario con los primeros párrafos de esta edición de Alianza? Es para comparar y ver si son idénticas o si son distintas traducciones. ¡Muchas gracias!

    Responder

Deja un comentario