Para qué habitar el mundo real

Reseña del libro “Para qué habitar el mundo real”, de Gustavo Fiumano

Veréis, siempre me ha pasado algo muy extraño. Cuanto más me gusta un libro más difícil se me hace hablar de él. Me cuesta porque quiero decir muchas cosas, pero a la vez siento que el libro ya me lo ha dado todo y que yo no puedo hacer más que recomendarlo porque hablar más de él sería algo así como una profanación. Pues adivinad ahora ante qué tipo de reseña estoy hoy: sí, premio. Voy a hacerlo lo mejor que pueda, prometido.

A ver cómo os explico yo esto, lectores. En cierto modo siento que Para qué habitar el mundo real es un libro que estaba ya dentro de mí. Probablemente Eugenia, una de las protagonistas de esta novela de Gustavo Fiumano se enfadaría conmigo si leyera lo que estoy a punto de escribir, pero como juego con ventaja voy a lanzarme. Para alguien como yo, que ha crecido prácticamente de la mano de la literatura de Cortázar, se me hace muy difícil no encontrar ciertos paralelismos ante Rayuela y esta historia. Supongo que, para el autor, quien también ha crecido con Cortázar, estas semejanzas no deben ser pura casualidad. No, claro que no. De hecho, en cierto modo, Cortázar es casi casi un personaje más en esta novela. Como no me gustan las comparaciones y a Camila, que diga Eugenia, tampoco, solo voy a decir una última cosa: Para qué habitar el mundo real es una suerte de Rayuela moderna.

“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Y así es como, Esteban y Eugenia, sin buscarse se encuentran una y otra vez. El subte de Buenos Aires será el punto de partida de esta historia. Ella, una aspirante a escritora que no sabe vivir sin las palabras que ordenan su caos; él, un profesor de Historia que, aparentemente, tiene bastante más claro lo que quiere.

Un romance a corazón abierto que nos sumerge en los sentimientos de los dos protagonistas. Una historia tan real como los miedos, los fantasmas del pasado y los delirios del futuro. Aderezada con mucho humor, conversaciones profundas y mucha música, es imposible no sentirse parte de esta historia.

Lo que Gustavo Fiumano hace en las páginas de Para qué habitar el mundo real es pura magia. Cómo no sentirse reconocida en las inseguridades de Camila y en las certezas de Esteban. Cómo no reírse con las ocurrencias de uno y de otro. Cómo no bailar al ritmo que el autor nos propone con cada una de las canciones que se cuelan en los capítulos de esta novela. Y es que, tenía que decirlo, gran parte de las canciones que aparecen en la novela forman parte de la banda sonora de mi vida. Cómo no iba a entrar yo de lleno en esta historia. Lo entendéis, ¿verdad, lectores?

Sería injusto decir que Para qué habitar el mundo real es la historia de Esteban y Camila porque entre las páginas de este libro hay tanto que una reseña se queda corta. Hay romance, sí, pero también amistad. Hay un grupo de amigos que no tiene miedo a cuestionar su realidad, a crecer en una época agitada que todo y nada tiene por ofrecerles. Hay también un puente, un lado de acá y un lado de allá, entre Madrid y Buenos Aires. Una sublime radiografía del inicio del siglo XXI a través de un grupo de amigos que tiene todo por descubrir y sentir y que no dudarán en dejarse llevar.

Gustavo Fiumano nos regala una ficción muy real en las páginas de Para qué habitar el mundo real, planteada desde una visión tremendamente humanista y ácida. Escrita con magia, con una ternura y delicadeza que es, sin duda, el sello propio del autor, esta novela ha entrado muy dentro de mí, si es que acaso no lo estaba ya. No lo sé, lectores, pero qué maravilla ha sido encontrarme y reencontrarme con esta bella historia.

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