Paul en el norte, de Michel Rabagliati

Paul en el norteCada vez que sale un nuevo tomo de las aventuras de Paul, de Michel Rabagliati, sus seguidores le hacemos una ola. Esta autor de Montreal ha conseguido, durante los casi dieciocho años que lleva unido a su personaje, congregar a un círculo de lectores muy fieles que aprecian su talante como autor costumbrista. Rabagliati es un autor que nunca se ha distanciado del género slice of life y ha creado un alter ego que ha capturado distintos momentos, tanto de la vida personal como de toda una época.

Paul en el norte es la séptima entrega en castellano de las vivencias de Paul. Rabagliati no las ha publicado en un orden cronológico, sino que ha atendido más bien a razones sentimentales. En esta ocasión, nos trasladamos a 1976. Paul es un adolescente y su única aspiración es conseguir dinero para comprar se una moto. Ese ese momento en el que Paul, que se ha mudado recientemente de barrio, empieza a alejarse de sus padres, su hermana se va de casa y hace nuevos amigos. Precisamente el conocer a Marc, un nuevo compañero de instituto, hará que Paul salga definitivamente de su infancia para convertirse realmente en un adolescente. Le esperan verdaderos ritos de paso, en un verano inolvidable por los juegos olímpicos que su ciudad natal organizaba aquel año.

En esa puerta de entrada a la madurez colaborará también su tío, esa figura entre paternal y díscola que le proporcionará sus primeros trabajos pero también sus primeros placeres como adulto: la bebida, el tabaco y las primeras experiencias más cercanas al otro sexo.

En Paul en el norte podemos decir que nuestro protagonista va haciéndose adulto: no sólo por aquellas experiencias que terminan por despertarle de su inocencia infantil (como el conductor que le propone veladamente un encuentro sexual cuando hace autoestop), sino también por el gran tema de este volumen: el descubrimiento del amor.

Paul se enamora locamente, como sólo hacemos en la adolescencia, y repite, sin siquiera saberlo, cada estereotipo del primer amor. Rabagliati es consciente de ello, y una de las cosas que mejor se le dan es poder ver los hechos con una distancia que permite algo más de objetividad. El retrato de Paul es cariñoso, pero no exento de ironía. Nos vemos reflejados en Paul y eso es precisamente el gran mérito de Rabagliati.

A pesar de llevar ya casi veinte años con su saga, nuestro autor apenas ha modificado su estilo, un trazo limpio y sinuoso que nos recuerda a los caricaturistas americanos de los años 50 y 60. La única novedad que al respecto ofrece este tomo es la inclusión de unas páginas en un color muy vistoso, cuya intencionalidad está justificada dentro de la historia.

Paul en el norte es una invitación a rememorar esos años de adolescencia en las que hicimos cosas que hoy nos parecen absurdas. Una evocación nostálgica pero alegre, con un humor natural, sin estridencias: el que encierran las escenas cotidianas. Acercaos a Paul y acompañadle en sus descubrimientos, caminad hacia el norte con él. Si no lo conocéis, es, como cualquiera de sus volúmenes, una excelente manera de empezar. Y si, como yo, lo sentís ya como un amigo, os encantará volver a saber de él.

Josep Oliver

@cisnenegro

Deja un comentario