Un legado de sangre

Reseña del libro «Un legado de sangre», de S. T. Gibson

un legado de sangre

¿Ya estamos a vueltas con otra de vampiros? Pues sí, después de Rojo sangre viene otra de vampiros. Y lo que queda, porque le tengo ya echado el ojo a otro par de libros. En esta ocasión le toca el turno a una novela que parecía especial. Y digo parecía, porque al final no lo ha sido tanto, por culpa de esa plaga que son las fajas y las contras engañosas.

El gancho fue la sinopsis en donde se afirmaba que Un legado de sangre era «una adaptación maravillosa y oscura de Drácula». En primer lugar, nada de adaptación. Quien haya hecho la sinopsis se ha lucido y ha engañado al lector y merece lo peor por usar el nombre de tan magna obra para intentar vender libros. En segundo lugar, podría tratarse tanto de Drácula como de Lestat de Lioncourt, ya que en ningún momento se nombra ni a Drácula, ni a Vlad Tepes y tan solo de refilón se menciona «un desagradable incidente con los Harker», por lo que deducimos que Drácula resucitó incomprensiblemente tras haber sido derrotado en la novela de Bram Stoker. Todo lo que sucede en Un legado de sangre es, por tanto, posterior (joder con la adaptación).

Aclarado esto, ¿de qué va el libro? Pues es básicamente una carta que Constanta, escribe al vampiro que la creó, o más bien a sí misma, después de habérselo cargado (de nuevo) y en donde trata de justificar el porqué de ese acto.

«Mi señor, creo que aquí fue cuando más me amaste. Cuando me acababas de crear y todavía podías moldearme con tus manos como si fuera de barro húmedo»

Constanta adorará a su salvador (fue creada tras haber sufrido los estragos de una de tantas guerras) y posterior marido y lo flipará mucho con él. Pero el tiempo y la eternidad son muy duros y con el tiempo empezará a hacer preguntas y a sospechar de lo que hace. Y es que este vampiro (que nos quieren hacer pensar que es Drácula), tiene una vertiente científica muy acusada y lo que más le pirra es investigar el cuerpo humano para entender la anatomía y funcionamiento del homo vampirus, y son cosas que no vamos a saber, porque todo, o casi todo, lo vemos desde el punto de vista de Constanta. Se pasa horas y horas encerrado en el sótano con sus instrumentales y sus experimentos y claro, Constanta quiere divertirse y el vampiro es muy celoso y no la deja que salga sola, aunque a veces sí, porque no hay quien le entienda, así que le regala una hermana para que no le dé tanto la brasa y se entretenga con ella.

El caso es que el tiempo sigue pasando y con el tiempo las dos se aburrirán y vuelta la burra al trigo.

Y todo esto sazonado con escenitas de sexo. Que si se comen la boca, el cuello, que se hacen pinchacitos y se chupan la sangre, que si la una le mete los dedos en tol buyuyu y se quieren y se desean y no caben en sí de gozo y explotan de placer y llenan todo de sangre…y pim pam y a la rica orgia…

No sé. Es más una novela más propia de otra editorial que de Minotauro, una novela que gustará más a un público young adult (que no debe de haber traducción al castellano para esta audiencia, copón) con las hormonas revolucionadas que a quien busque una novela de vampiros. Esa es mi opinión.

Lo mejor ocurre en las últimas cincuenta páginas cuando se les ocurre cargarse al vampiro padre, cuando se está preparando una escena típica de Frankenstein, pero vaya. Es una novela que me ha engañado pero bien. Y eso no se hace.

Ah, y ojo, que el encargado de la sinopsis dice que esto es una saga, aunque a saber lo que entiende por saga…

En resumen, recomendado si no vas engañado y sabes de que va a ir realmente la cosa.

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