Un verano en las dunas, de Seth

Un verano en las dunasSeth, pseudónimo de Gregory Gallant, es conocido como uno de los autores fundamentales del cómic canadiense, junto a sus compatriotas (y amigos) Chester Brown y Joe Matt. Seth se hizo muy conocido con La vida está bien si no te rindes, y siempre se ha mostrado cómodo en las historias costumbristas, con algún punto de melancolía, y con un estilo gráfico que parece añorar el estilo de los caricaturistas de los años cincuenta, de la misma manera que su compañero Michel Rabagliati. Además, no ha rechazado el jugar de alguna forma con la experimentación, como lo prueba su excelente George Sprott, una de las cimas de su carrera.

Pero antes de hacerse muy conocido, entre los años 1991 y 1993, un joven Seth publicó dos pequeñas historias que conforman lo que es Un verano en las dunas y que ahora por fin ven la luz en español de manos de Fulgencio Pimentel.

A pesar de que Un verano en las dunas y Dichosa la hora, las dos historias contenidas en este álbum, sean de las primeras producciones de Seth, ya encontramos fijados los rasgos que definirían su estilo: un lápiz fluido y deudor de esos artistas publicitarios del medio siglo, un color que con un bitono sabe sacar el máximo partido a las viñetas, y una preferencia por las pequeñas pero significantes anécdotas.

En la primera de ellas, vemos al joven Greg (al propio autor) en uno de sus primeros trabajos: es cocinero en un local durante un verano. Su día a día es monótono, aunque no exento de excentricidades por parte de sus compañeros de trabajo, pero algo le sacará de la rutina: un repentino romance con la propietaria del local. Este hecho, y su forma de encararlo como adolescente es lo que hace más interesante esta historia. Con una gran sutilidad, Seth es capaz de poner la distancia suficiente como para volver sobre los pasos de su yo adolescente de una forma tranquila, anulando la intensidad de los sentimientos gracias a la pátina del tiempo. Ese rasgo es el que más se agradece en una historia de este tipo y que Seth sabe utilizar hábilmente.

En la segunda historia, Dichosa la hora, Seth da un salto temporal y se sitúa unos años más tarde, cuando ya es un postadolescente que vive por su cuenta en la ciudad. La historia reproduce un suceso algo traumático: una paliza que el propio protagonista sufre a manos de unos buscabroncas que piensan que es homosexual. Una vez más, a pesar de lo crudo de la experiencia, Seth relativiza su importancia en un prólogo y un epílogo hecho a posteriori donde él mismo, sin filtros, es capaz de reírse de su yo pasado.

Un verano en las dunas es un cómic en el que Seth, aun siendo sus primeras historia, muestra ya a un autor en pleno uso de todas las características que le han hecho grande: la memoria como un espacio al que volver siempre, y una capacidad narrativa excepcional unida a un brillante uso de una línea clara y sintética. Dos historias con las que empatizar y, al mismo tiempo, disfrutar del extraordinario talento de este autor canadiense.

Josep Oliver

@cisnenegro

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