Una piscina en la bodega

Reseña del libro “Una piscina en la bodega”, de Carmen Sogo

Una piscina en la bodega

Qué regalo más bonito es este libro. Perdonad que comience la reseña de esta forma tan directa, pero cuando un libro llega así, inesperadamente, para meterse dentro de mí, no me gusta andarme con rodeos. Principalmente porque no me sale, porque quiero ser sincera desde el comienzo y dejar las florituras para otros momentos. Así que sí, puedo deciros que Una piscina en la bodega es un regalo para los lectores. Uno de esos que no esperabas recibir, inusitado, repleto de fuerza, pero al mismo tiempo tremendamente delicado.

Esta delicia de libro de relatos es obra de Carmen Sogo, diplomada en Magisterio y Pedagogía, Carmen compagina su labor profesional con la escritura. Ha publicado relatos en las antologías Cuentos que llevó el cartero, Cuentos para leer en el metro, Antología de relatos originales 2/, Historias de amor y desamor, Otoño e invierno 2. Microrrelatos y la novela Los Owen: Lola y Carl. Una piscina en la bodega, el libro del que hoy os hablo, es su primera antología de relatos en solitario y, lo cierto es que, a pesar de su dilatada carrera, no deja de sorprenderme la calidad literaria de sus textos y el hecho de que hasta ahora no se haya lanzado a esa piscina metafórica para publicar en solitario. Supongo que cada libro tiene su momento y lo cierto es que no se me ocurre mejor ocasión para leer este libro que esta.

Siempre me surge la misma duda cuando he de reseñar un libro de relatos: cómo abordarlo para poder contar al lector todo lo que se esconde entre sus páginas. Ya sabéis que la novela tiene una estructura más o menos fija, que hay un comienzo y un final y que es, la mayoría de las veces, relativamente sencillo contar la trama. Un libro de relatos contiene entre sus páginas tantas historias, tantas pequeñas novelas que a veces me resulta difícil hacer llegar todas al lector.

¿Hay un todo en Una piscina en la bodega? Lo hay: un equilibro justo, una belleza impecable y una voz muy lírica que se intuye en cada uno de los relatos. Dice la gran Valeria Correa Fiz en la contraportada que estos relatos “nos proponen un viaje por la Historia de España a través de cuatro estaciones perfectamente delimitadas”. Y así es. Cuatro bloques, cuatro estaciones en las que la autora divide sus relatos: Siglo XXI, La España con futuro, Los años de niebla y Llovía hambre. Cuatro estaciones bien delimitadas en las que las emociones constituyen un hermoso todo.

Porque los relatos de Carmen Sogo son puramente emociones. Desgarradoras, como en Olores primarios o Una playa de piedras, tan reales como en Lejos de casa, tiernas e inefables como en Esta niña llegará lejos y Juana, breves e intensas como las de La chica que se hace la dormida o El monstruo. O aquellas emociones más mundanas y terrenales que esconden los relatos de Llovía hambre.

Con un sinfín de guiños internos para los lectores, Carmen Sogo va tejiendo una red de relatos que se hablan entre ellos, que se entremezclan, se delimitan y completan. Voces opuestas que, de una forma sublime y deliberada se complementan formando este todo que es el terreno de las emociones, el de esa belleza delicada, pero al mismo tiempo desgarradora que caracteriza a la escritura de la autora.

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto un libro de relatos. Carmen Sogo consigue, con esa voz tan particular, mantenernos atrapados en esta red tejida mediante palabras, dóciles, maleables, hirientes, evocadoras y sencillas. Porque si algo caracteriza la escritura de Carmen Sogo es la sencillez de sus escritos: directa al grano, directa al centro del lector.

Los relatos de Una piscina en la bodega abordan temas necesarios, vitales y muy humanos. Un libro del que no se sale indemne, que se queda dentro del lector, como un arrullo dulcísimo que te hace mecerte entre la realidad y la ficción. Una verdadera sorpresa poder haber descubierto la voz de Carmen Sogo a través de estos relatos, sus personajes y anhelos.

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