1984

1984, de George Orwell

1984

Hay lecturas que quedan asociadas irremediablemente a malas situaciones en la vida de uno. Esta novela de Orwell vino a parar a mis manos en un momento que yo podría calificar de bastante desagradable (aunque el tiempo, como luego siempre uno ve, lo acaba suavizando todo).Mientras leía 1984, tuve que abandonar mi puesto de trabajo como un auténtico apestado, asumiendo que en el ámbito laboral no existen los jefes amigachos que aprecian tu trayectoria y tu valor profesional sino una manada de hienas que lo único que quieren de ti es exprimirte al máximo dándote lo mínimo y pobre de ti si se te ocurre rechistar un poco. Recuerdo la lectura de muchos párrafos gélidos, robóticos e insensibles en la terraza del tercer piso una semana antes de marcharme. Me subía a tomar el sol intentando sentir que las cosas no podían salir tan mal, que todo aquello no era más que una pesadilla de la que pronto despertaría o que después de todo las cosas tenían que salir de aquella manera para después acabar teniendo un final más gratificante, pero Orwell no me ayudaba en absoluto a mejorar el asunto. El argumento de la novela mostraba un futuro desolador donde todos los seres humanos estábamos absolutamente controlados por un gobierno totalitario, donde ni siquiera podíamos pensar libremente sin ser arrestados. Bajaba de la terraza, me sentaba de nuevo en mi puesto de trabajo sabiendo que mis días allí ya estaban contados y me sentía como Winston Smith, el personaje de 1984: lleno de rebeldía pero inmerso hasta la médula en el sistema.

Y mientras tanto, yo pensaba: ¿por qué tengo que sufrir por un despido? ¿acaso no soy capaz de darme cuenta que quiero salir de esta eterna rueda de ratoncito de producir-más-y-más-para-ganar-lo-mismo y que para ser feliz he de escapar de ella sin mirar atrás? ¿no puedo volver a coger las riendas y decidir qué rumbo quiero darle a mi vida?Por suerte, todos los momentos malos pasan y uno acaba viendo casi con alivio que el mundo no es tan negro como uno lo ha pintado y que no todas las personas son malas o desagradecidas en lo que respecta a lo profesional, que hay algunas que acaban compartiendo con uno buenos momentos y que son esas personas y esos momentos los que realmente acaban mereciendo la pena. Tres compañeras del trabajo me regalaron el último día una novela de Bolaño y eso ya fue suficiente motivo para sentirme contento y liberado aún a pesar de todo el cúmulo de malas noticias, con ganas de caminar y darle a mis días un poco más de vida fuera de aquellas cuatro paredes.

Tras salir de allí, me sentía como Winston: indomable, reacio a dejarme aprisionar de nuevo. ¡A la vez tenía tantas ganas de acabar la novela y darle carpetazo, como a aquella etapa!

Haciendo balance, 1984 me parece un libro algo sobrevalorado, a decir verdad. Como novela de ciencia ficción capaz de adelantarse a su tiempo (al estilo de Un mundo felizYo, robotFarenheit 451) me parece acertada, pero nada más. Presenta buenas ideas desde el comienzo de una manera esquemática y ordenada y uno se queda asombrado por la similitud de estas ideas y situaciones con las que se viven en la actualidad, pero el desarrollo posterior es fatídico. Orwell se pasa las tres cuartas partes de la novela repitiendo estas reglas una y otra vez, cómo funciona el sistema y los Ministerios y todo ese rollo sin fin, y cuando realmente toca pasar a la acción, ver si el protagonista es capaz de salirse de ese sistema descrito, rebelarse, hacer algo para cambiar el mundo, apenas ocurre nada, lo cazan junto con su compinche y lo someten a miles de torturas. Los diálogos finales son un intento frustrado de darle un poco de profundidad a las dos partes que se enfrentan, una pugna filosófica con apenas fuerza, que a uno más que animarle le aburre.

En conjunto, 1984 me pareció una novela correcta pero no me llegó a enganchar o emocionar. Un bloque de hielo sacado del congelador: pulcro y afilado, pero nada más. Tal vez igual de frío que el presente en que la leí, ahora ya pasado.

 

4 comentarios en «1984»

  1. Puede que sea un libro maldito entonces 🙂

    Yo creo que nunca lo recordaré con agrado, vaya. Y ahora, comparando con aquella situación, ¡vivo de lujo! Como si hubiera despertado de una pesadilla. Hay mucha gente que no sale de un sitio y se pasa toda la vida quejándose a su familia, amigos, pareja, que qué mal lo/la tratan, que qué mierda le pagan, etc. Creo que todo el mundo, si se lo propone, puede salir de las ruedas-de-ratoncito.

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  2. Ehhh nio soy muy amiga de este tipo de libros pero si bien no me disgustó me quedo con Rebelión en la Granja.
    Lejos!!
    Muy bueno el paralelismo con lo que te pasó!!! O sea, no creo que fue bueno lo que te pasó pero me enganchó en la reseña. Esas cosas que tenemos quienes amamos los libros de relacionarlos al momento. Quizás por eso tampoco lo recuerdes con cariño!!!!

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