Dublinesca

Dublinesca, de Enrique Vila-Matas

Enrique Vila-Matas - Dublinesca

 

 Un maravilloso y divertido viaje por la literatura y la vida.

 

 

En lo tocante a los libros, no soy muy amigo de novedades.  Hay muchos buenos títulos por leer, así que, ante uno nuevo, prefiero tomármelo con calma hasta poder verlo con perspectiva: si es bueno, seguirá ahí dentro de un tiempo, si no, me habré evitado una mala lectura.

Sin embargo, esperaba Dublinesca con impaciencia.  Enrique Vila-Matas me gusta, eso ya lo sabía, pero no era consciente de que me gustase tanto hasta que me he sorprendido contando los días que faltaban para el lanzamiento.  Ahora, con el libro recién terminado, me doy cuenta de hasta qué punto este autor catalán se ha convertido en uno de mis favoritos y de que lo ha hecho poco a poco, libro a libro, sin armar ruido ni darse importancia.

Si me limitase a hablarles de la cara más explícita, más obvia, de la trama de Dublinesca, me bastaría con decir que trata sobre un funeral por una época de la literatura que está desapareciendo poco a poco.  Les contaría que hace ya dos años que Samuel Riba, el protagonista, cerró su editorial, que se encaminaba inexorablemente a la quiebra -tanto por su fidelidad a la alta literatura frente a la tiranía del best-seller gótico y zarandajas similares, como por sus escasas dotes empresariales-, y dejó la bebida, que estaba arruinando su salud y su matrimonio.  Ahora, encerrado en su piso barcelonés, intenta llenar el vacío que le dejó el abandono de su activa vida profesional y social yendo del ordenador al ventanal, desde dónde observa “lo que pasa cuando no pasa nada”, y de vuelta al ordenador; una rutina sólo interrumpida por las visitas cada miércoles a la casa de su ancianos padres, poblada de educados fantasmas familiares.  En realidad, él mismo se está transformando en un fantasma.

 

Entrando en lo que en apariencia es el tema central de la novela, podría añadir que el bueno de Riba, perdido en la encrucijada de su pasado como editor de éxito, su presente poblado de fantasmas y su futuro que se desdibuja entre lo real y lo soñado, lamenta en secreto el fin de la era de la imprenta, que sucumbe bajo el imparable avance de lo digital.  Así que él, el último editor, en un intento desesperado por escapar del marasmo, decide embarcarse, junto con tres amigos escritores, en la celebración de “un funeral no sólo por el mundo derruido de la edición literaria, sino también por el mundo de los escritores verdaderos y los lectores con talento”, que se oficiará en Dublín durante el Bloomsday, siguiendo las indicaciones del capítulo sexto del Ulises de Joyce.

Como conclusión de este análisis superficial y algo perezoso de Dublinesca, podría etiquetarla de intertextual, o de metaliteraria; sería fácil, ya que contiene innumerables citas y gira constantemente en torno al propio hecho de la creación literaria, y además el uso de estas etiquetas siempre dan empaque e importancia a una reseña.

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Me imagino lo que estarán pensando a estas alturas:  una novela sobre el ocaso de la alta literatura, escrita siguiendo la estela del Ulises de Joyce, llena citas literarias y anécdotas sobre escritores, tiene que ser un tostón pedante y nostálgico.

Pues resulta que Dublinesca es todo lo contrario a una obra pedante; es un texto sincero y conmovedor, un hermoso viaje literario donde cada cita, cada referencia, encaja con la mayor naturalidad, multiplicando y enriqueciendo su lectura.  ¿Dónde está el truco?  Como es habitual en Vila-Matas, el truco está en el humor, en la inagotable capacidad del autor para no tomarse demasiado en serio lo que escribe, para reírse de sí mismo.  Vila-Matas es un escritor con fe en los lectores, alguien que entiende la literatura no como producción de libros, sino como una relación, un diálogo entre el escritor y sus lectores; por eso no trata de impresionarles.

Es gracias al humor que este viaje desde Gutenberg hasta Google, recorriendo la senda que lleva de Joyce hasta Beckett, pasando por Sterne, Yeats, Gracq, Auster, Gil de Biedma, O’Brien o Borges, se comprende y disfruta plenamente sin necesidad de haber pasado la vida en un biblioteca; las referencias y citas están perfectamente imbricadas en el texto y, lejos de resultar un obstáculo para quien no haya leído esos libros, enriquecen la lectura.  A fin de cuentas el protagonista es un editor, un apasionado por la literatura.

Y no sólo un apasionado; Riba está “enfermo de literatura”, es un hombre que lee su propia vida como si de un texto literario se tratase, que teme que su vida pueda estar siendo escrita por otro en lugar de vivida por él.  Esta bella y peligrosa enfermedad, que entre los personajes de Vila-Matas se convierte en epidemia, puede ser especialmente dañina para un editor, pero es que “el mundo es muy aburrido o, lo que es lo mismo, lo que sucede en él carece de interés si no lo cuenta un buen escritor”.

Dublinesca es un libro que tiene mucho que ofrecer al lector.  Ese funeral que es el hilo conductor de la historia no tiene nada de apocalíptico; es una fiesta, un comienzo.  Detrás de él hay una hermosa historia sobre la condena de envejecer y la posibilidad de renacer.  Por favor, no se queden en la superficie; busquen un poco y, sin apenas esfuerzo, encontrarán el humor, la melancolía, la fantasía, la música que Vila-Matas ha dejado en sus páginas.  Qué lástima sería que se perdieran este maravilloso viaje por la literatura y la vida.  Qué error sería, a fin de cuentas, leer a Vila-Matas, cuando podemos leer con él.

 

Javier BR
javierbr@librosyliteratura.es

15 comentarios en «Dublinesca»

  1. El martes ví en programa Página 2, en el que entrevistaron a Vila-Matas. Ya me convenció el libro, pero al leer tu reseña me ha acabado de seducir. Lo voy a subir de puesto en el ranking de la lista de libros pendientes de leer que llevo siempre encima.

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  2. Vaya… yo pensando, por favor un tostón que no voy a entender por sus múltiples referencias a autores que no he leído “no gracias”. Y de pronto me sueltas esos cuatro párrafos finales que me han conquistado. Me lo apunto, de momento, en la lista de la biblioteca para cuando llegue se la primera en catarlo ^_^

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  3. Esta es una ocasión excelente para engancharte a Vila-Matas, Vero. Descubrirás una de las voces más interesantes de la literatura española actual.

    No ví la entrevista en Página2, Coco, pero la buscaré, seguro que se encuentra por la Red. Súbelo en la lista, porque es la primera entrega de una trilogía y se te pueden acumular.

    Elwen, esa era una de las cosas que tenía en mente al escribir la reseña; la profusión de referencias a otros libros puede asustar, en especial el aparente paralelismo con el “Ulises”. Yo no he leído a todos los autores que se mencionan, pero eso no supone ningún obstáculo. Te aseguro que sucede al contrario, lo único difícil en este libro es dejar de leerlo.

    Muchas gracias por vuestros comentarios. Si os decidís a leerlo ya me contaréis vuestras impresiones.

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  4. Se supone que Vila Matas es un buen autor pero aún tengo que cogerle el truco. Lo único que he leído de él es “París no se acaba nunca” y me pareció entretenido sin más, quizá porque no capté sus valores literarios.
    Como te sigo por la calidad de tus títulos y críticas, me gustaría que me orientases un poco. ¿Por cual sigo? ¿El libro que he leído es significativo en su obra?
    Gracias y enhorabuena de nuevo.

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  5. Antes que nada, muchísimas gracias por tu valoración de estos modestos comentarios; es muy gratificante saber que, en ocasiones, conseguimos aportar algo a los que os pasáis por aquí.

    Creo que ya comenté antes que Vila-Matas escribe de un modo muy personal; es de esos autores que te gustan a rabiar o no te gustan nada. Toda su obra tiene una serie de rasgos comunes, tanto en el estilo como en la temática, pero “París no se acaba nunca” es más autobiográfico que el resto de títulos (aunque en todos hay algo del autor, y “Dublinesca” no es una excepción).

    Si quieres seguir este autor una buena opción es “Dublinesca”, donde he encontrado a un Vila-Matas más maduro y profundo sin abandonar las señas de identidad de su narrativa. Otra opción sería uno de estos tres títulos: “Bartleby y compañía”, “El mal de Montano” o “Doctor Pasavento”, que aunque son independientes forman una especie de trilogía sobre el tema de la creación literaria. Y no olvidemos que también es un excelente escritor de cuentos.

    Espero haberte servido de ayuda, Flora. Muchas gracias por tu comentario.

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  6. En realidad deberíamos leer así a todos los autores, sin prejuicios, con la mente abierta.

    Vila-Matas, por boca de Riba, el protagonista, se lamenta de la desaparición del lector activo, sustituido por uno pasivo (“hoy leemos para saber quién es el asesino”, afirmaba Vila-Matas en una entrevista). Define a ese lector activo como un “lector lo suficientemente abierto como para comprar un libro y permitir en su mente el dibujo de una conciencia radicalmente diferente a la suya propia”, con “capacidad de emoción inteligente, deseos de comprender al otro y de acercarse a un lenguje distinto al de nuestras tiranías cotidianas”. Reconoce Riba/Vila-Matas que, en ocasiones, los escritores fallan a los lectores, pero que también sucede al revés, cuando éstos sólo buscan en aquellos “la confirmación de que el mundo es como lo ven ellos”.

    Muchas gracias por tu comentario, Isabel.

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  7. Conocía por referencias de inteligentes lectores a este escritor. Nunca me he atrevido a leerlo, pensando quizás que fuese un escritor para escritores. Me has transmitido con esta reseña la curiosidad que necesito para ir a por el libro, porque eso de: el último editor me gusta, y si dices que su escritura posee sencillez, naturalidad, que conmueve y encima humor… en fin, que no me lo voy a perder.

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  8. Por alguna razón que no comprendo, algunos escritores, entre los que se cuenta Vila-Matas, son etiquetados constantemente. Yo mismo ironizaba con “intertextual” y “metaliterario” en el comentario; “escritor para escritores” también le cae con frecuencia. Como comentaba antes, leer a Vila-Matas (y a cualquier autor que haga que merezca la pena pasarse horas delante de un libro), puede exigir un pequeño esfuerzo por parte del lector, pero se trata de un esfuerzo emocional: ponerse en la piel de otro y ver el mundo a través de sus ojos. No se trata en absoluto un esfuerzo intelectual.

    Muchas gracias por tu comentario, Icíar. Espero que te guste “Dublinesca”.

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  9. No conozco al señor Vilas-Matas ni de obra ni oficio, pero Joyce es uno de mis escritores de cabecera…sirve igual?

    Saludos desde Iquique, Chile.

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  10. Vila-Matas es un escritor muy interesante, Mauricio, pero es diferente de Joyce. “Dublinesca”, en mi opinión, es un gran libro y, además, siendo tan aficionado a Joyce, es probable que lo disfrutes doblemente por las continuas refencias al Ulises. Gracias por tu comentario y un saludo.

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  11. Al contrario, gracias a Ud. por responder

    Me pondre en plan de ahorro, puesto que en mi pais las autoridades le han puesto un incomprensible, y a la vez deshonroso impuesto al libro (+18% del precio original).

    Lo unico que pido que las letras de Vilas-Matas me trasladen al humedo Dublin, lugar al cual -probablemente- nunca ire.

    Saludos

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  12. No se que tiene Vila-Matas que me engancha y por lo que veo a muchos mas hasta el punto de esperar con ansias un nuevo libro.
    Después de la publicación de El Mal de Montano deje de leerlo,pense que con esta novela ya había llegado a la cúspide de su renovado estilo que inició con la gran novela Bartleby y compañía.Pero con Dublinesca se ha vuelto a sacar un as de la manga.
    Es increible,un genio este escritor,hasta el punto de obsesionarme su manera de escribir,su personalidad literaria,la estructura de su forma etc…

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  13. Gracias por tu comentario, juanp. A mí me sucedió como a tí: después de “El mal de Montano” pasé mucho tiempo sin leer a Vila-Matas, quizá por miedo a que una nueva obra me decepcionara y borrase el buen recuerdo de lo que había leído hasta el momento. Volví a él con “Dublinesca” y no sólo no me decepcionó, sino que está a la altura de sus mejores novelas, aunque en cierto sentido es diferente.

    Saludos.

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