El rey rata

El rey rata, de China Miéville

El rey rataLlevaba mucho tiempo oyendo hablar de China Miéville y ya iba siendo hora de coger por banda una de sus novelas y descubrir por mí mismo por qué se ha convertido en uno de los autores más aclamados de los últimos tiempos dentro de la literatura de género. Aunque su nombre pueda sonar extraño, China es hombre, profesor de escritura creativa en la universidad de Warwick y colabora de forma activa en la política, habiéndose presentado como candidato al Parlamento Británico por el British Socialist Workers Party en las elecciones de 2001. Una persona interesante como mínimo, ¿no?

Cuando me enfrento a la obra de un autor nuevo, siempre intento hacerlo de forma cronológica para ir descubriendo poco a poco su evolución como escritor y tener una mejor perspectiva. Así ha sido con Miéville. A pesar de que las recomendaciones más fervientes se centran en sus últimas obras, he decidido comenzar por El rey rata, escrito en 1998 y que daría el pistoletazo de salida a un narrador que tiene muchísimo que aportar al genero de la fantasía, la ciencia ficción y el terror. Tengo la suerte (o la desgracia, más bien) de no haber leído Neverwhere, de Neil Gaiman, libro con el que no dejan de compararlo, así que llego completamente virgen a su lectura. ¿Alguien se atreve a descubrir qué se esconde en las alcantarillas de Londres?

El rey rata da comienzo en una oscura y neblinosa noche londinense. Saul Garamond vuelve a casa en metro después de haber estado fuera más tiempo del que su padre hubiera deseado, pero su relación con él nunca ha sido la mejor. El padre de Saul siempre ha tenido problemas de comunicación con su hijo y ha intentado solventarlos recomendándole libros sobre política e ideología de izquierdas, una manera algo extraña de entablar y mejorar una relación. Saul siempre ha visto a su padre como una persona distante, por lo que esa misma noche que llega tarde a casa va directamente a dormir a su habitación sin pasar a saludarlo. La mañana siguiente su padre aparece muerto en el sofá y la policía lo detiene como principal sospechoso.

A partir de este momento, la vida de Saul da un vuelco de ciento ochenta grados: en el calabozo de la comisaría recibe la visita del rey de las ratas, una extraña criatura humanoide con aspecto de rata que posee cualidades propias de éstas y que revelará a Saul su verdadero poder, ya que él también se irá transformando en una criatura similar. Poco a poco, el libro se convertirá en una montaña rusa de sensaciones para su protagonista: se revelará el Londres alternativo de Miéville y se presentará al lector el antagonista del relato, que viene a ser un flautista de Hamelín que utilizará los medios disponibles en el mundo actual para llevar a cabo su embrujo. Todo esto entronca con uno de los principales puntos fuertes del libro: la calidad de la narración y la capacidad de Miéville para aportar verosimilitud y crudeza a sus palabras. El Londres que se nos describe en El rey rata es sucio y desordenado; los personajes obsesivos y problemáticos y los escenarios sangrientos y descorazonadores. El autor es capaz de coger todos estos elementos y mezclarlos de la manera adecuada para que la lectura no resulte desmotivadora ni la narración se convierta en un baño de sangre indiscriminado. Todo un logro a nivel narrativo, aunque también flaquee en la simpleza de la trama y en algunos personajes que podrían haber dado mucho más de sí.

Otro de los principales alicientes del libro es la representación del mundo subterráneo de Londres que nos plantea Miéville, como ya hiciera Neil Gaiman con Neverwhere. La red de alcantarillado de la ciudad da mucho juego, sobre todo si uno de los protagonistas de tu libro es una criatura humanoide con forma de rata. Como demostraría posteriormente con la novela juvenil Un Lun Dun —que todavía no se ha publicado en España—, el otro Londres es un tema de gran importancia para el autor británico, y aquí consigue darle un toque oscuro, misterioso y agobiante, convirtiendo el escenario en un personaje más de la novela. Personajes monstruosos y cosificados que delatan el interés del autor en la literatura de terror, así como ciertos toques marxistas que decoran algunos pasajes y que dejan clara la orientación política del autor son algunos otros elementos que siguen sumando a su lectura.

Entretenimiento puro y duro es la mejor definición que se le puede dar a El rey rata, de China Miéville. No hay pretensiones de ninguna clase en el relato: los personajes, sin llegar a ser del todo blancos o negros, son bastante planos y la historia predecible. Pero consigue atrapar. Su visión del Londres subterráneo, de sus alcantarillas, de las criaturas que lo pueblan y la manera con la que el autor enlaza todo esto con un cuento clásico que ha sido revisitado por otros autores en innumerables ocasiones y con la leyenda del Rattenkönig alemán conforman una mezcla a tener en cuenta por los aficionados a la literatura de género. Puede que no sea el mejor libro para empezar a leer a Miéville, ya que no es una novela que pretenda ir más allá en ningún aspecto y se centra en poco más que en entretener al lector (que no es poco ni una razón para menospreciarla), pero El rey rata no deja de ser una apuesta segura para todos aquellos lectores que quieren empezar a entrar en el universo de Miéville poco a poco, sin la densidad de sus obras posteriores, como podría ser La estación de la calle Perdido. Para el lector menos interesado en el autor o en el género, El rey rata sigue siendo un relato muy sólido que puede llegar a pecar de falta de ambición, pero que se lee en un suspiro y logra mantener el interés durante gran parte de su lectura, aunque ciertos pasajes dedicados a la escena drum ‘n’ bass londinense puedan llegar a resultar algo tediosos.

4 comentarios en «El rey rata»

    • Muchas gracias, Khalzones 😀 Espero que esta no sea la única vez que ponga algo de Miéville por aquí. Ya tengo por aquí esperándome La estación de la calle Perdido y alguno que otro más 🙂

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    • Muchas gracias por tu comentario 🙂 Supongo que no recomendaría este libro para empezar con Miéville, que los posteriores tienen pinta de ser mucho mejores, pero si te atreves, adelante 🙂

      No será la última vez que veas a Miéville por Libros y Literatura, seguro.

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