Madame Bovary

Madame Bovary, de Gustave Flaubert

Madame Bovary

 

Creo que no me equivoco si digo que, en todas partes del mundo, hay una especie de virus imbatible. No se imaginen ninguna enfermedad maligna, es el virus del chisme, el cotilleo, la generación de rumores. Habilidad muchas veces asignada al género femenino es, sin dudas, una de las artes más antiguas y ha acompañado hechos históricos y personajes de renombre. Del “chisme” se han hecho negocios y seguro que le ha quitado el sueño a más de un intelectual en la aventura de generar teorías que expliquen la atracción que produce y muchas veces, el daño que ocasiona.

Pero lo que siempre necesita un chisme, así sea dañino o anecdótico, es un personaje central. En general, las personas demasiado serias o estructuradas no están a la altura de protagonizar un escándalo a menos que su vida de un verdadero vuelco. Madame Bovary, además de ser el título del libro que reseño, es un personaje que podría cuajar sin problemas dentro de la conformación de un acontecimiento y hubiera dado motivos para seguir hablando por años y en otros tantos libros.

En la Francia del siglo XIX, los paisajes aparecen como hostiles o al menos incómodos. La vida cotidiana planteaba bastantes escollos y pocas diversiones. Emma Bovary era una mujer bella casada con Carlos, un médico sin muchas aspiraciones pero de aparente buen corazón. La pareja vivió en algunos pueblos cerca de Rouen pero no es este el tema central del libro, sino la vida personal de Emma.

Madame Bovary no es exactamente una historia de amor, aunque nadie puede negar que allí falten los encuentros amorosos y los besos a escondidas. Es que Emma, con un carácter complicado y un aburrimiento aparentemente crónico y superficial, decide comenzar a explorar el amor lejos del lecho que comparte con su marido. Los enredos  la llevan a una vida un poco sobresaltada y en constante fastidio con las personas que la rodean incluyendo a su pequeña hija Berta.

Esta novela parecería proclamarse como un grito de libertad de las mujeres que vivían condicionadas por el matrimonio en aquellos tiempos. Sin embargo, y a pesar de ser una defensora de las libertades femeninas, no estoy de acuerdo con las actitudes de Madame Bovary. Esto puede ser porque en este caso, Carlos parecía un hombre ameno, su hija una dulzura y su vida, acomodada y tranquila . De todas maneras, el caso de Emma no justifica las injusticias que habrán vivido otras mujeres de su tiempo, sometidas a infidelidades de sus maridos y vidas subyugadas a los quehaceres domésticos, la atención de una decena de niños y una vida truncada a la edad de casarse. Así, todas se veían sin posibilidades de viajar, tener amigos personales, cultivar alguna inquietud intelectual, leer libros de su antojo o simplemente ser libres de caminar por cualquier parte a cualquier hora.

Madame Bovary tuvo una vida escandalosa y no pudo escaparse de los comentarios del pueblo. Siempre en el ojo público, su comportamiento fue juzgado por vecinas y mujeres de todas partes. Sin embargo,  ningún comentario externo pudo ser más infernal que su propia vida y las consecuencias que le trajo.

Gustave Flaubert, por otra parte, articuló de manera perfecta una vida cotidiana en un pueblo cualquiera y transformó esa vida anónima en una verdadera historia de novela. Los personajes que acompañan a Emma son únicos y se ponen a prueba ante los caprichos de la señora Bovary. Este libro es, además, una pequeña enciclopedia que ilustra las costumbres de una Francia del siglo XIX que, si bien no está tan lejos en la línea cronológica, está a miles de años de distancia en cuestiones de higiene, salud, relaciones sociales y avances científicos.

Toda la composición de este libro lo convierte en un ejemplar dócil y de ágil lectura. Madame Bovary demuestra el talento del escritor que pudo comenzar, desarrollar y finalizar una historia con gran habilidad, sin dejar de lado a ningún personaje. Emma es una verdadera construcción en sí misma, y las características que le incorporó Flaubert la convierten en uno de los personajes que debería estar, a mi criterio, entre los más apasionantes de la literatura. A diferencia de otros libros de la época, tiene rasgos que lo hacen casi controversial.

Los chismes han estado siempre presentes aunque me gustaría que la lectura de este libro despertara más que eso pues merece un verdadero debate. Sería interesante discutir hasta qué punto el comportamiento de Emma es injustificable, si puede ser tomado como un ejemplo de reivindicación de las libertades o si es, simplemente, una mujer equivocada y un poco desalmada que terminó igual que sus elecciones.

Georgina Marrapodi
georginamarrapodi@librosyliteratura.es

13 comentarios en «Madame Bovary»

  1. Gracias por la reseña. Yo lo amé y odié a partes iguales, porque me pareció una obra maestra, pero sólo quería ‘matar’ a Emma por inconsciente. Para mí, es un estudio de la neurosis femenina cuando su imaginación se entremezcla con la realidad, y no sabe diferenciar entre ambas, optando por la primera (pero esto bien se puede dar en los dos sexos). Es el no aceptar una vida que se tiene y echar la culpa de los males a los demás…no está tan lejos de la realidad de hace dos siglos o éste.

    Responder
  2. Desde mi punto de vista el planteamiento de la reseña no es el acertado, ya que reduce esta obra maestra a un panfleto feminista. De sobra es conocida la maestría de Flaubert, quien comentó en alguna ocasión que él era Madame Bovary. Es decir, volcó en este personaje el hastío de su vida, ya que no fue como otros escritores de la época: apenas salía de casa y se refugiaba en su imaginación.

    Por tanto, esta novela va más allá de Emma, su protagonista. Es una crítica a los sueños frustrados en un contexto como fue la hipócrita sociedad del siglo XIX. Asimismo, la obra es atemporal.

    Saludos.

    Responder
  3. A mi me daba rabia Emma, pero el libro me sirvió para entender el significado de la palabra “bovarismo” Es un personaje imposible de entender, porque sus actitudes, histéricas, nunca terminarán, jamás, porque la histeria nunca se conforma; muy buena reseña!!!!

    Responder
  4. Me gustó mucho la reseña. De hecho, más allá del conocido título…nunca me había llamado la atención hasta que leí esto!Por lo tanto, lo pongo en mi lista de espera!!!

    Responder
  5. Creo que lo más impactante de esta obra es quizás la posibilidad de extraer esa psicología de inconformismo y traspasarla a cualquier época vivida o por vivir. Creo que la esencia de esta obra es el sentimiento de insatisfacción y la imposibilidad de llenarse a uno mismo, sentimiento que en algún momento todos hemos tenido o en el que algunos viven perpetuamente.

    Responder
  6. Gran reseña para una gran obra. El único pero que puede ponerle a esta obra es que el único personaje que está excelentemente retratado es ella. El resto de personajes están muy ligeramente esbozados. Y lo más destacado es que aún hoy día escandaliza un poco la actitud de Madame Bovary. Nos cuesta trabajo simpatizar con ella, porque con ese marido tan bueno… Y es de esa bondad, de ese tedio, de esa vida tan tranquila de lo que ella huye… No sé si me explico. También es que hace años la leí. Voy a tener que releerla, que me has dejado con las ganas.
    Besotes!!!

    Responder
  7. Carmen 21: Coincido en que es una obra que tiene temáticas atemporales y que uno siempre se encuentra en la posición de amor-odio en cuanto a las actitudes de la protagonista.
    Muchas gracias por el comentario y un saludo grande.

    Yika: Te entiendo cuando planteas que Flaubert dijo que él mismo era Madame Bovary. De hecho, lo sabía cuando leí el libro y escribí la posterior reseña. De todas maneras, no fue nunca mi intención remarcar el libro como un panfleto feminista. Es más, pienso que Madame Bovary no era feminista pues intento creer con todas mis fuerzas que ser feminista es mucho más que animarse a vivir fuera de los cánones del matrimonio y que se trata de un pensamiento en relación a la igualdad en la sociedad. Muchas gracias por tu comentario y esperamos verte más seguido para seguir con otros debates ¡Saludos!

    Roberto: ¡Gracias por escribirme! Y si, es un personaje demasiado fastidioso en todos los aspectos. Un beso grande.

    Rose: Gracias 🙂 Espero que puedas leerlo pronto y volcar más opiniones al debate.

    Iria: Seguramente es así. Emma vuelca el inconformismo de esta manera, aunque es aplicable en otros tantos casos. Un fuerte abrazo.

    Margarita: Si, los personajes a su alrededor están desdibujados. Y entiendo el tema de la “bondad excesiva” del marido. No por ser bueno se convierte en perfecto, pues la realidad es que la bondad no alcanza para sostener un matrimonio y hacer que funcione. Probablemente el también colaboraba a la sensación de insatisfacción de Emma. Muchas gracias por el comentario y un beso grande.

    Responder
  8. Parece que la mayoría de los lectores de este magnífico libro coincidimos que que la dulce Emma nos saca de quicio. Es curioso como la que durante generaciones ha sido una de las heroínas románticas por excelencia hoy nos parece, como poco, atolondrada y egoísta.

    Pero es un personaje muy interesante (uno de esos pocos que trascienden la obra para la que fueron creados) por su complejidad y sus conflictos. Podríamos hablar mucho sobre ella. Lo que no me parece es que pueda ser interpretado en clave de reivindicación feminista (y no creo que tú lo hayas hecho en tu reseña) porque a fin de cuentas el camino que emprende la hace más desgraciada de lo que hubiera sido junto a su bonachón y aburrido marido (A fin de cuentas ¿no lo son todos? Aburridos, digo, no bonachones…)

    En fin, gracias por recuperar esta gran obra maestra de la literatura. Saludos.

    Responder
  9. Javier: Tal como me lo adelantaste en aquel mail, Emma terminó sacando lo peor de mi. Lo logró. Gracias por tus palabras, es un honor que vengan de tu parte porque sos genial escribiendo. Un abrazo!

    Michael: Me alegro que te haya gustado la reseña y esperamos verte pronto por aquí. Un gran saludo

    Responder
  10. Georgina:
    Este es uno de mis eternos pendientes…ya ni recordaba de que iba la trama (debo haberla estudiado en el bachillerato…que no leído) y mira que me has sacado las ganas de pronto leerla. Me ha gustado tu reseña, porque hablas de lo que te hizo sentir Emma.
    Un beso,
    Ale.

    Responder
  11. A mi también me parece una buena reseña, pero está escrita desde un punto de vista que no comparto. No considero que tengan mucho que ver los affairs extramatrimoniales de Mme. Bovary con la falta de libertad de las mujeres en aquellos tiempos. Pues, en su caso, ella si podía leer novelas, cultivar alguna inquietud intelectual (las clases de piano) y nada en toda la novela indica que no pudiera tener amigos. Más bien, se plantea el hecho de que llevaba una vida cómoda y con bastantes libertades personales para la época de que se trataba.

    Yo tampoco aprobaría las actitudes de Mme. Bovary, pero no creo que sean debidas a un inconformismo crónico si no, más bien, a una vida fuera de lugar para una persona como ella. Mi punto de vista es el siguiente: Emma es una joven muy hermosa e inteligente, que ha recibido una educación y unos modales desde pequeña. Es la típica persona que no está hecha para la vida de pueblo o del campo. Su marido es una buena persona, eso es cierto, pero con el que no tiene absolutamente nada en común: es un hombre que vive para su trabajo, sumiso toda la vida de los dictados de su madre, conforme con la vida apacible de ganar dinero para que no falte de nada en su estilo de vida mediocre con ciertas comodidades. Aunque ama y adora a su mujer, ciertamente no la conoce ni sabe nada de ella. Nunca es consciente del porqué de su tristeza, aunque esto no significe que no se preocupe por ella. Emma Bovary es una mujer apasionada, soñadora, con intereses intelectuales, gusto, clase e inconformista. Por la decisión de casarse con Carlos que toma al principio de la novela, su vida se ve frustrada en los intentos de conocer las locuras del enamoramiento, el ardor de la pasión, los lujos de la alta sociedad y de desarrollar sus capacidades.

    Para mi, Madame Bovary es la historia de una mujer frustrada por la vida que le ha tocado vivir. Su alma es corrompida por la insana y obsesiva relación con su primer amante, Rodolfo, y los desvaríos que ello le causa.

    Con todo esto, no pretendo justificar la vida que lleva, pero creo que es necesario observar el punto de vista de su persona y sus circunstancias para entender bien su actitud y su desgracia.

    Responder

Deja un comentario