Amigos, amantes y aquello tan terrible

Reseña del libro “Amigos, amantes y aquello tan terrible”, de Matthew Perry

Amigos amantes y aquello tan terrible

Imagino que has entrado en esta reseña porque has visto Friends y, seguramente, Chandler Bing era tu personaje favorito (¿cómo no va a serlo?). Exactamente esos fueron los motivos por los que yo decidí leer Amigos, amantes y aquello tan terrible, la autobiografía de Matthew Perry, que hace retrospectiva de su vida a sus cincuenta y dos años.

A lo mejor porque vivo en España o porque la serie se emitió por primera vez cuando yo era bastante joven, hasta hace unos años no me enteré de que Matthew Perry había estado en una clínica de rehabilitación mientras se rodaba. Me imaginé que no había sabido gestionar una fama mundial de la noche a la mañana y ganar un millón de dólares semanales. Pero me equivocaba: no estuvo en una clínica, sino en varias (de ahí sus cambios de peso: en unas temporadas bajó hasta los cincuenta y tres y en otras alcanzó los ciento tres), y la adicción no vino a raíz de Friends, sino que ya la traía de casa. Eso y mucho más es lo que nos relata en Amigos, amantes y aquello tan terrible.

Me ha sorprendido cómo Matthew Perry cuenta sus miserias, sus malas decisiones o sus salidas de tono, hablando sin reparo de dinero o de las películas que hizo que le parecieron malísimas; pero también cómo nos relata su infancia, por qué la soledad y el miedo lo invadieron desde muy temprano.

Las cifras sobre su nivel de adicción son escalofriantes: llegó a consumir cincuenta y cinco pastillas de Vicodina al día durante una larga temporada, sesenta cigarros diarios durante décadas y, en alguna época, combinó metadona, Xanax, cocaína y casi un litro de vodka. Pero no impactan menos sus intentos de salir: ha estado quince veces en rehabilitación, se ha gastado más de siete millones de dólares en esas clínicas, ha ido a más de seis mil reuniones de Alcohólicos Anónimos y a terapia dos veces por semana durante más de treinta años. Obviamente, tantos excesos le han pasado factura: le ha explotado el colon, ha estado en coma y se le ha parado el corazón durante cinco minutos, entre otras experiencias cercanas a la muerte. Sin duda, es un milagro que siga entre nosotros.

En Amigos, amantes y aquello tan terrible, los que busquen anécdotas de Friends encontrarán unas cuantas; los que quieran saber de los ligues de Perry, se quedarán con la boca abierta tanto por la cantidad como por las famosas con las que ha estado, y a los que desean descubrir al ser humano que había tras el sarcástico Chandler Bing se les encogerá el corazón. De hecho, yo he sufrido leyendo sus experiencias, pues percibía su miedo infinito a no ser suficiente, a no ser querido, y su impotencia ante aquello tan terrible, es decir, las adicciones y ese cerebro suyo programado para sabotearlo.

Amigos, amantes y aquello tan terrible tiene mucho drama, aunque Matthew Perry se esfuerza en contarlo con humor, pero también un halo de esperanza en las páginas finales, en las que nos cuenta que ahora está limpio: «Fui un niño canadiense que logró todos sus sueños, solo que fueron los sueños equivocados. Y en lugar de rendirme, cambié y salí a buscar otros». Y de verdad que espero que siga así y que tenga un final feliz como el de Chandler Bing, ese maravilloso personaje que, en el fondo, tanto se parece a él.

4 comentarios en «Amigos, amantes y aquello tan terrible»

  1. ¡Caray, tiene que ser un libro apasionante!
    Por supuesto Chandler Bing era, y es, mi personaje favorito (todavía veo Friends casi a diario después de comer; solo un ratito, para descansar el cerebro).
    Pero es normal, me identifico muchísimo con Mónica, así que Chandler es mi media naranja.
    Es curioso. No quería leer el libro por si me llevaba una decepción; prefería mantener el recuerdo de Matthew en la ficción y no saber de sus miserias, pero has hecho que cambiara de opinión. 😉
    Muchísimas gracias.

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  2. Ya había recibido varios mails tuyos, que se quedaron en la bandeja. Hoy abrí uno y me ha gustado mucho. No pospondré más la lectura de lo que mandes. Felicidades

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