Cómo hacer un coche, de Adrian Newey

Cómo crear un coche“Crear el coche más rápido.”

Este ha sido siempre el objetivo de Adrian Newey, el considerado como el mayor diseñador de coches del mundo, incluso antes de saber que dedicaría toda su vida al automovilismo. Aquella aventura que comenzó jugando a Scalextrics, viendo películas de Lamborghinis o aficionándose cada vez más a la Fórmula 1, terminó convirtiéndose en el sueño de su vida. Y si hay algo que se respira en esta autobiografía, desde el primer al último capítulo, es pasión. Fascinación por los coches de carrera, sus diseños, su funcionamiento… Hasta el punto de convertirse en el principal proyecto de su vida.

Y es que este libro no solo nos muestra su trayectoria desde que apenas contaba con doce años, cuando solo era un niño que jugaba a Scalextrics y soñaba con crear el mejor coche de carreras que jamás nadie había creado, sino que el actual director técnico del equipo de Red Bull en Fórmula 1 nos relata todos sus miedos, reflexiones, pensamientos e inseguridades que le acompañaron durante todos esos años. Es decir, creo que lo interesante de este libro es cómo nos narra Newey algunos aspectos de su vida personal que le influyeron en su trabajo día a día y cómo logró esquivarlos (y cómo, a veces, no lo consiguió). Según nos explica el libro, era una persona que no se rendía, intentaba aquello que quería conseguir hasta que alcanzaba el resultado deseado, y no le gustaba perder el tiempo siempre que pudiera crear algo nuevo y mejor. Volvemos entonces al punto de inicio, ya que su principal objetivo era diseñar el coche con el mejor rendimiento del mercado.

Porque, antes que cualquier otra cosa y, al contrario de lo que pueda parecer, Cómo hacer un coche es también una autobiografía que no nos enseña únicamente el plano profesional de Adrian Newey (y esto lo encontraremos en cada una de sus páginas), sino que también se involucra en el personal. Y, aunque creo que este no es el principal motivo que lleva a la gente a leer esta autobiografía, en mi opinión es vital para comprender su creación.

Y, una vez que hemos entrado en este último punto, al de sus proyectos, creo que es vital dejar claro desde el primer momento que este no es un libro únicamente para aficionados de los coches, la Fórmula 1 y las carreras, ya que hay que tener bastantes conocimientos de aerodinámica, cómo funciona un motor y otros aspectos muy técnicos para comprender todo lo que Newey nos relata en cada uno de los capítulos. Creo que si no se tiene, al menos, una base, es muy difícil disfrutar de la lectura y es muy probable que se haga pesada y aburrida, ya que tampoco es una lectura excesivamente fluida.

Newey comienza esta aventura contándonos cómo fueron sus inicios, cómo empezó a interesarse por la aerodinámica, los motores y sus primeros experimentos, y cómo se cansó de construir maquetas de otros para diseñar y construir sus propias ideas. Y ya desde su adolescencia vemos este cambio y es muy interesante cómo recuerda y cuenta cada uno de los detalles y problemas técnicos con los que se encuentra en cada uno de sus proyectos, así como la polémica y la desconfianza que generaban, ya que siempre intentaba hacer las cosas de forma distinta y para conseguir mejores resultados en cuanto al rendimiento de cada coche. Y, de esta forma, nos explica cómo rediseñó la aerodinámica de docenas de coche hasta dar su paso a la F1, en la que empezó a construir desde cero y nos habla de sus grandes creaciones, casi todas ellas un éxito en la Historia.

Es muy interesante también cómo habla de los fallos de aerodinámica del modelo PW16 de Williams, diseñado por él mismo, en el que murió Senna en 1994. Aunque nunca se aclaró el motivo de la rotura de la columna de la dirección del coche, al parecer y, en palabras de Newey: ”él intentaba hacer cosas que no se podían hacer y, de hecho, no fue capaz.” Y nos cuenta cómo, a pesar de “sentirse responsable” de aquel fatídico accidente, no se siente culpable.

Creo que Cómo hacer un coche es un libro en el que se respira pasión, dedicación, éxito, esfuerzo y trabajo duro por los cuatro costados. Y, a pesar de que su lectura no es ágil, sencilla ni especialmente fluida, creo que da muchas de las pautas que Newey siguió para crear coches de carreras rápidos y con diseños innovadores, hasta convertirse en uno de los mejores diseñadores del mundo. Por eso, creo que es una lectura importante para aquellos que quieran crear un coche tengan en cuenta muchos de sus consejos y pautas. Y también para aquellos que amen el mundo de las carreras y los coches y quieran profundizar y aprender de este mundo complejo que atrae cada vez a más personas alrededor de todo el mundo.

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