El accidente de caza

Reseña del cómic “El accidente de caza”, de David L. Carlson y Landis Blair

Mi encuentro con esta obra fue fortuito, diría que de impacto. Al punto de llegar a ser literal: cayó de la mesa de la librería donde estaba expuesto cuando pasé al lado. Es de un tamaño considerable, el ruido del golpe con el suelo fue a la par. Al abrirlo, el intenso olor de las tintas me invadió y los dibujos que observé me embaucaron. Un entramado de rayitas y texturas para conformar unas escenas casi pesadillescas, expresionistas y de una belleza perturbadora.Y ya no quise soltarlo. Me adentré en este cómic como quien se adentra en una oscura selva salvaje, áspera y espesa. Eso sí, con la luz puesta en comprobar que se trataba de la novela gráfica galardonada con el Premio Angoulëme 2021. El accidente de caza es su título y David L. Carlson y Landis Blair sus respectivos guionista y dibujante. Y esta que viene es su historia.

La mención a la selva oscura de La Divina Comedia, de Dante no viene gratis ya que esta obra se construye en paralelo al libro del poeta toscano. Esto es, la historia de un hombre que emprende un viaje por el Infierno para encontrar la redención y la liberación de su alma para llegar al Paraíso. «Nunca serás libre a menos que te liberes de la prisión de tu mente» se dice en una de las viñetas interiores. Así, Matt Rizzo, un entrañable ciego que está desarrollando una obra alegórica en braille, le narra a su hijo la experiencia que vivió cuando estuvo en prisión por algo relacionado con lo que motivó su ceguera. Compartirá celda con un prisionero acusado de un crimen que conmocionó al Chicago de los años veinte. Y será precisamente este prisionero, Nathan Leopold, quien le guíe, cual Virgilio con Dante, por la oscura senda asfaltada de su estancia en la cárcel.

La literatura, el conocimiento de la poesía y de su belleza más profunda serán los antídotos contra el veneno de la oscuridad que les rodea. En el caso de Leopold, de sus actos pasados con los que convive y cuyas sombras lo asedian cada día; para Matt Rizzo, la negrura en la que vive por su ceguera y la carga que ha de sobrellevar de por vida. Para él, el suicidio se convierte en una obsesión, en la única salida que pueda encontrar, tanto por lo que hizo, como por lo que le toca pagar. Pero será en la lectura de La Divina Comedia donde encontrará la salvación de su alma, una expiación que le lleve por cada uno de los círculos del Infierno, aquí, los distintos niveles de la prisión de Stateland, a descubrir en algún punto del camino de su imaginación que «los barrotes de las prisiones pueden estar hechos de hierro… o de ideas», y así conseguir la absolución que le conduzca a la luz del Paraíso.

Con esta síntesis del argumento cargada de misticismo poético se construye El accidente de caza, un cómic sublime en texto y dibujo. La historia y el rigor de la misma se la debemos a David L. Carlson, que investigó en la vida real de los personajes en los que ha basado su obra. El modo elegido para llevarla a cabo, sin duda, todo un acierto con diversas referencias literarias, dada su importancia y el papel que jugaron en la reinserción de Matt Rizzo. De una potente belleza visual el verso de Keats que incluye para ilustrar los pensamientos que se les suceden a ambos prisioneros en la celda: «porque en esta interminable carretera que recorres nada más que la noche queda». En cuanto al dibujo, ni qué decir que impresiona al primer vistazo, incluso al menos dado a la lectura de cómic. Una impresionante carga de tinta para todas esas imágenes llenas de rayitas con las que Landis Blair ilustra las escenas. Mi primera impresión me recordó a Joe Sacco, pero el tono oscuro, tanto de la historia como del estilo de Landis, que coquetea más con el horror y lo macabro, prevalecen en este libro. Creo que se han unido a la perfección dos personalidades de inmenso talento para crear una obra con mucha fuerza, de cierta oscuridad temática, pero, y como se llega a describir al gran poema de Dante en algún momento de este viaje carcelero, una comedia, que no es de risa, pero que no tiene un final de tragedia.

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