El Asombroso Spiderman: Feliz Cumpleaños

Reseña del cómic “El Asombroso Spiderman: Feliz Cumpleaños”, de J.M. Straczynski y John Romita Jr.

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No todos los días se cumplen años. Acumular una primavera más es un acontecimiento que solo ocurre una vez al año, obvio. Lo de cumplir 500 números en una serie, eso sí que no ocurre tan a menudo. En 2003 The Amazing Spiderman USA alcanzaba esa cifra. Un evento de ese calibre había que celebrarlo por todo lo alto: conmemorar la trayectoria del Lanzarredes, festejar el cumpleaños de Spiderman. En aquella época J. Michael Straczynski y John Romita Jr. estaban encargándose, y con más que sobrada soltura, de las aventuras de Spidey, así que el tándem decidió felicitar por todo lo alto al personaje. La efeméride se llevaría a cabo mediante un número especial, uno de esos con un puñado de páginas más que el típico grapa y que dejaría una grandiosa aventura para el recuerdo. Pero antes de alcanzar el espectacular epicentro de la etapa Straczynski-Romita Jr., estos nos desgranan con parsimonia la forma en la que Peter Parker se involucra como profesor, algo a lo que ya pudimos dar un tiento en Vuelta a Casa. En El Asombroso Spiderman: Feliz Cumpleaños (publicado por Panini en su colección Marvel Saga) descubriremos la vertiente más benefactora de Peter Parker al implicarse hasta las trancas en los problemas familiares de una alumna. Un asunto que lo obligará a involucrarse como profesor y tutor fuera de las aulas, pero también a enfrentarse a especuladores inmobiliarios. Dos primeros números guionizados por Fiona Avery y que recalca, remacha, acentúa (y varios sinónimos más) la vertiente más humana del héroe. El héroe que puede luchar con monstruos de otros universos pero que ante todo se deja el pellejo para cuidar de su barrio.

Con Feliz Cumpleaños llegamos al centro, a la mitad de este volumen y nos metemos de lleno en la médula de una de las mejores etapas del superhéroe arácnido. Lo que aquí os espera es una epopeya de las gordas, un poema épico que ensalza las virtudes del héroe pero que no olvida todas esas veces que fue derrotado, todas esas veces que se alzó de nuevo y que es lo que lo convierte en un ser humano. Todo empieza con el ataque masivo de los sinmente, unos bicharracos brutales y toscos que se cuelan desde otra dimensión para destruir la nuestra. Spiderman deberá hacer equipo con algunos superhéroes como Thor, Ironman o La Cosa para evitar que la ciudad caiga. Y entonces empieza la fiesta. Como una novela de ciencia ficción de las buenas asistiremos a viajes por el tiempo y a realidades alternas: pasado y futuro formarán una argamasa de inquebrantable consistencia que solamente podrá ser quebrada reviviendo los momentos más esenciales de la carrera del Lanzarredes. Aquí es cuando volveremos a sufrir y a emocionarnos, a recordar esos buenos momentos pero a que se nos encoja el corazón con los malos y entonces llegamos a la splash page: una doble página espectacular capaz de resumir la quintaesencia del personaje. Y cuando pensamos que ya está, que todo terminó, llega la colaboración de John Romita senior para dar el verdadero regalo de cumpleaños, uno de esos regalos tan inolvidables para el personaje como para el lector.

Todavía con la resaca de tan tremenda fiesta de cumpleaños, con la cabeza embotada y los sentidos a medio gas, se me ocurrió pensar que ya estaba, que en este cuarto número de la etapa Straczynski-Romita Jr. estaba todo el pescado vendido. ¡Craso error! Los autores se guardan un par de historietas en las que hablan del héroe de a pie, de esa persona que con un gesto bienintencionado puede cambiar las cosas. En la primera de ellas, la tía May habla directamente al lector (o eso parece) para sincerarse y relata cómo ha superado el saber la doble, y peligrosa, vida de su sobrino. Un progreso al que todavía le falta algún tiempo pero que sin duda incluso a ella la ha cambiado para bien. Si tía May acierta con su ternura en el corazoncito del lector, Leo Zelensky (un sastre con algunos secretillos) muestra lo que es la ética profesional. Ambas historias ensalzan los valores humanos y a la persona normal que hace lo que puede para mejorar el mundo además de dejar sendos finales que se convierten en una excelsa rubrica final para El Asombroso Spiderman: Feliz Cumpleaños.

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