El elefante que perdió su ojo

Reseña del libro “El elefante que perdió su ojo”, de Boniface Ofogo & Marc Taeger

El elefante que perdió su ojo

“Un viaje al corazón de África a través de una fábula sobre la importancia de la tranquilidad para afrontar las dificultades”.

Existe un cuento tradicional africano, que narra la historia de un pequeño elefante que solía quitarse un ojo para jugar con él como si fuera una pelota, hasta que un día, lo perdió. El pobre animalillo estuvo buscándolo por toda la selva, preguntando a los animales con los que se cruzaba, pero todos le decían lo mismo: “No, no, no lo he visto”. A cada paso que daba, el elefante se iba poniendo cada vez más nervioso y a medida que esto pasaba, la solución se le presentaba cada vez más lejana. Hasta que cuando menos lo esperaba, apareció una niña para darle el mejor consejo: “cálmate”.

El elefante que perdió su ojo es un bonito cuento escrito por Boniface Ofogo e ilustrado por Marc Taeger que, basándose en esa tradicional historia africana, muestra una manera sensata de enfrentarse a las adversidades. Kalandraka editora nos ofrece la oportunidad de leérselo a los más pequeños de la casa para que aprendan el valor de la paciencia y de mantenerse tranquilo.

Recién salido de la imprenta, cuando empiezas a leer El elefante que perdió su ojo aún puedes oler a nuevo, a recién hecho. Las ilustraciones tienen un algo mágico, parecen hechas en casa, por nosotros. De trazos irregulares y muchos matices para colorearlas, Marc Taeger consigue con ellas que pensemos en una historia infantil desde el principio, desde que posamos nuestros ojos en la portada.

La historia de El elefante que perdió su ojo es sencilla y fácil de leer, permite conocer muchos animales y explicar, por ejemplo, el tamaño que tienen respecto a un elefante, como la rana (que no es más grande que la punta de su trompa), la tortuga (que en altura supera levemente las uñas del elefante) o la altísima jirafa, a la que intuimos incluso más larga que el elefante con toda su trompa estirada hacia el cielo.

Entro todos los animales se respira compañerismo y camaradería, todos contestan a El elefante que perdió su ojo con empatía y cordialidad, y al final, cuando es la niña humana la que consigue que nuestro querido amigo se calme, no vemos en ese pequeño gesto otra cosa que un principio de amistad, una comprensión mutua y ganas de trabajar en conjunto para encontrar una solución.

Muchos son los mensajes que puedes deducir de la lectura de El elefante que perdió su ojo y lo más hermoso de todo es que, cada una de las veces que lo leas, encontrarás algo distinto, un nuevo comienzo, una nueva forma de ver las cosas.

Me ha gustado mucho conocer a este elefante, verlo jugar y sonreír. He sufrido su perdida y me he alegrado por él cuando, por fin, encuentra un modo de enfrentarse a esta situación que, siendo nueva para él, parecía que nunca iba a resolverse satisfactoriamente para nadie.

Kalandraka editora, siempre encuentra un título con el que ganar nuestra confianza, y con esta nueva entrega de sus libros para soñar, nos vuelve a permitir precisamente eso, soñar con los ojos abiertos.

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