El hipnotista, de Lars Kepler
“La novela que esperaban los fans del género negro sueco”. Así ni más ni menos viene anunciada esta novela, como si desde Larsson no hubiera salido al mercado ninguna otra novela del género que fuera buena y sueca.
La verdad es que estas cosas al final no sabría decir si hacen bien o hacen mal. A mí la novela negra me gusta. Me da igual que sea sueca o uruguaya, lo que quiero es que sea una buena historia y si lo compré fue porque su título y argumento llamaron mi atención. Después de leerla diré que me ha entretenido sin más, para mí claramente es inferior a la trama creada por Larsson en sus tres libros, pero puede ser una lectura más que recomendable para las tardes veraniegas que se aproximan.
Y ¿Quién es Lars Kepler? Pues el matrimonio formado por Alexandra Coelho y Alexander Ahndoril, ambos, escritores bastante reconocidos en su país, ella de novela histórica y él de contemporánea que haciendo un homenaje a Stieg Larsson por hacer que los lectores nos fijáramos en los escritores nórdicos y al filósofo Kepler, crearon este nombre que dará vida a una serie, en principio, de ocho novelas protagonizadas por el inspector Joona Linna, un interesante personaje, cabezota y que “nunca” se equivoca y cuyo primer libro es “El hipnotista”.
Una familia aparece brutalmente asesinada en su casa y el único superviviente (Josef Ek) se encuentra con heridas bastante graves y en estado de shock. Temiendo que la única hija del matrimonio asesinado, que en ese momento no se encontraba en la casa, esté en peligro, el hipnotista Erik Maria Bark, es requerido por el inspector Linna para que hipnotice a Josef y así intentar salvar a su hermana Evelyn. A pesar de haber prometido diez años atrás que jamás volvería a usar la hipnosis, lo hará y lo que descubrirán cambiará su vida personal y profesional mucho más de lo que se imaginaba.
A partir de aquí la historia se divide entre intentar salvar a Evelyn Ek y la propia historia del doctor, si me apuras más interesante que la de los Ek, ya que su hijo ha sido secuestrado y no se sabe si una cosa está relacionada con la otra. La novela tiene un ritmo ameno y ágil que salta de atrás hacia delante en el tiempo constantemente, la intriga es lo suficientemente interesante para hacer que sigas pasando las hojas hasta que de repente la historia se atasca hablándonos de lo que ocurrió hace diez años en la vida profesional de Erik para que éste decidiera no volver a hipnotizar a ningún paciente. Acostumbrados a otro ritmo en la lectura, uno encuentra que hay demasiadas hojas (más de 100) dedicadas a sus estudios sobre la hipnosis en pacientes sin que se intercale ningún capítulo de la historia actual, aunque una vez superada esa parte el libro vuelve a su ritmo original.
No quiero destripar nada, pero hay demasiadas cosas que quedan sin contestación, cosas que se arreglan por sí solas, cosas que ocurren sin saber porqué. Hasta el inspector de policía parece que se salta muchas normas sin la menor preocupación.
Diría que es un libro entretenido, que te mantendrá desenganchado del quehacer diario pero dudo mucho que llegue a vender lo que ha vendido Larsson. Creo que en próximas entregas deberán pulir algunas cositas para que la trama y las acciones de los personajes resulten más creíbles. Sin duda compraré el segundo para ver si realmente la cosa mejora y luego ya veré si continúo o no.
Yo nunca leería una novela que se llama “El hipnotista”, en lugar de “El hipnotizador”. Igual el original es muy bueno, pero en la sencilla traducción del titulo ya se demuestra que los editores españoles no es que se hayan esmerado mucho, precisamente. Y si eso ocurre con el título, qué no ocurrirá con el texto
Vaya esperare a leer mas reseñas antes de ponerla en mi plan infinito, estoy de acuerdo con Miguel Baquero es una mala tradcucción la que hacen del titulo…
Bueno, a lo mejor es una nueva palabra que quieren introducir en el diccionario…. la trama del libro se lee interesante.
Hay un apunte sobre títulos y traducciones que me gustaría hacer: El título de un libro lo suele poner el editor, tanto en el idioma original como en las traducciones… No suele pasar por las manos del traductor. Así que si el título no está bien puesto no suele ser culpa del traductor (al que muchas veces ni se le escucha) sino que es el propio responsable de la edición el que lo decide.
Además, Planeta Suele contar con traductores de primerísimo nivel, así que no creo que el contenido esté mal traducido (aunque reconozco que no he leído el libro y no puedo opinar de primera mano).
No es el primer comentario que leo sobre el título de este libro en relación a la palabra “hipnotista”. Sinceramente no me molesté en averiguar si existía o no. Es evidente que todos entendemos a qué se refiere y a mí era un tema que me atraía, pero en todo caso como dice Iván el libro no está en absoluto mal traducido. ¿Porque se inclinaron a poner “El hipnotista” en lugar de “El hipnotizador”? Pues ni idea. Entiendo que el editor sabrá que la RAE solo admite “Hipnotizador” como la persona que hipnotiza, pero a lo mejor se trata de un simple truco para llamar la atención del lector. Está claro que los más exigentes como Miguel no se lo comprarían, pero luego están los lectores que se sienten atraídos por la trama y sí lo compran. Yo sinceramente esperaba más de este libro, aunque no puedo decir que sea malo. Estoy segura de que volveré a leer otra novela de Larks Kepler y luego ya decidiré si continúo o no.
Para mala traducción la primera edición de “Los ojos amarillos de los cocodrilos”. Tenía faltas de ortografía espantosas y frases muy mal traducidas, que ¡menos mal! y según la editorial se han ido corrigiendo en posteriores ediciones.
Pues nada Mertxe, esperaré con impaciencia a que te leas el sigiente y si es que sí, atacaremos primero éste.
Me ha encantado, como siempe, tenerte en casa.
Un abrazo !
Gracias Susana, a mí también me encanta colaborar por estos lares.
Un besote y eso, ¡a esperar el segundo entonces!
@Miguel Baquero: entiendo tu punto de vista y comparto la crítica aunque me estoy leyendo el libro y es entretenido.
@Iván Adrián: el término hipnotista (en vez de la correcta traducción hipnotizador) aparece a lo largo del texto, lo que indica que, con independencia del título y de quién lo pusiera, el traductor también hizo un trabajo pobre (aunque desconozco si lo tradujo del Sueco o del Inglés). Imagino más probable que se tradujera del Inglés pues el término hypnotist es muy parecido a hipnotista.
Coincido totalmente contigo. Al principio cogí el libro con ganas, porque me intrigaba de qué iba y no pude parar de leer hasta que retrocede los 10 años. Pasado ese intervalo volví a engancharme y no dejé de leer hasta acabarlo, aunque al día siguiente me costó levantarme. La verdad, lo recomendaría porque a mí, personalmente me gustó.
Y hablando del título, a mí si me llamó la atención, y por eso lo leí. Creo que si se hubiese titulado de otra manera, tal vez no lo hubiese ni mirado….
Estoy al 100% con la crítica que haces de la novela: un best seller digno (y truculento), que no tiene la “magia” de la serie Millenium.
Leí los libros de Millenium uno tras otro, devoré una literatura que me pareció excelente, un estilo periodístico, breve e intenso y a la vez bello a nivel narrativo. La prueba de fuego la constituyó las tres películas suecas y la norteamericana de la primera novela, todas fidelísimas al guión, todas excelentes. Los personajes son claros, a pesar de lo complejo de la trama y te enganchas a ellos, da igual si es Salander o Blomkvist. Respecto a esta novela escrita por dos escritores tras un psudónimo puedo decir que el argumento, la idea, el punto de partida son buenos, pero la narrativa es farragosa, te hace perderte, divagar, los constantes flashbacks son una rémora para la trama que al final se hace soporífera con el flashback principal de más de cien páginas….resulta que visto con perspectiva el protagonista de la serie de novelas de la que forma parte, es un policía que apenas sale en la novela, donde el protagonista es indiscutiblemente el hipnotizador. Lo dicho: buen punto de partida, pero un trayecto lleno de curvas para llegar a un final que se hace cada vez más previsible.