El jardín de Babaï

El jardín de Babaï, de Mandana Sadat

Sadat - El jardín de Babaï

  

Un viaje de ida y vuelta a Persia de la mano de Babaï, un corderito que decide construir un extraordinario jardín en medio del desierto.

 

 

 

Babaï vive solo en la inmensidad de las montañas desiertas de Irán. Se aburre, de modo que toma una decisión: plantará un frondoso jardín. Busca un lugar adecuado, donde abunden el agua y el sol, y planta las semillas que con el tiempo se han ido enredando en su vellón.

 

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Las semillas del jardín de Babaï comienzan a brotar y, a medida que plantas y árboles crecen, florecen y dan fruto, ante el asombro de Babaï comienzan a llegar todo tipo de hermosos animales al jardín. Cuando llega la noche, todos se echan a descansar y Babaï ocupa su lugar, en el centro del jardín.

 

 

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“El jardín de Babaï” es una acertada adaptación de un cuento oriental, un sencillo relato fundacional, y sólo por eso y por sus exquisitas ilustraciones ya merece nuestra atención. Pero este título, además, nos propone dos formas de lectura, ya que puede leerse de izquierda a derecha en lengua castellana y de derecha a izquierda en persa, en una narración complementaria, utilizando el espacio común de sus bellas ilustraciones. El libro incluye la traducción de cada uno de los cuentos al otro idioma.

Las ilustraciones, de estilo persa, comienzan siendo muy sencillas mientras Babaï se encuentra solo en las montañas y van ganando en complejidad hasta convertirse en una magnifica alfombra oriental. La utilización de collages de telas de diferentes texturas y colores contribuye a iniciar a los más pequeños en otras formas de expresión artística distintas de las occidentales.

Este álbum nos permite acercar a nuestros hijos, a partir de 3 años, otras realidades culturales, otras formas de expresión gráfica y escrita. Es una aportación a la diversidad y a la convivencia.

 

Javier BR

2 comentarios en «El jardín de Babaï»

  1. Es un libro precioso, muy bien editado. Y un ejemplo excelente de cómo las distintas culturas no sólo pueden convivir, sino que además se complementan mutuamente.

    Gracias por el comentario, Andrés.

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