El peor de los perdedores

Reseña del libro “El peor de los perdedores”, de Daniel Romero Campoy

Hay palabras que con solo pronunciarlas desgarran. Es tal la herida que evocan que en cada una de sus vocales y consonantes parece marcarse un filo ensangrentado. En todas sus variantes de la misma familia léxica, palabras como perder, pérdida, perdedor hacen daño a quien le toca poner su nombre detrás. Así, en el libro de poemas El peor de los perdedores, de Daniel Romero Campoy, por ser precisamente a través de la poesía, cobra aún mayor intensidad ese desgarro, esa herida. Pero también causa un efecto balsámico al pronunciarla, como si exorcizar su connotación dolorosa aliviara la pena, ya no solo del poeta, también la del lector que encontrará en estos versos un modo de encontrarse dentro de esa pérdida.

«El poeta es el peor
de los perdedores,
pues pierde hasta la intimidad
de sus derrotas.»

Estructurado en tres actos, Daniel nos comparte esa intimidad de la que se desprende con una mirada hacia su pasado y con la seguridad de quien ya puede observarlo sin miedo a derrumbarse. Una voz poética de experiencia que de experiencias nos habla. Sentimientos universales del más universal de los temas en la poesía: el amor. Leeremos ecos de los largos lamentos de Pedro Salinas, también de Cernuda, de los que se revela esa añoranza por el amor perdido. Con un estilo sencillo de verso libre, sin recurrir a oscuras metáforas, su poesía fluye cargada de honestidad. El sentido directo de sus vivencias por delante de la forma enrevesada.

«El poeta es el peor
de los perdedores
pues dota de suma importancia su pequeña labor
de ordenar recuerdos y pérdidas.»

Parte de la labor de Daniel ha sido rememorar las películas que le han servido como referencias para algunos de sus poemas. Quizás, muchas de ellas compartidas antes con alguien. El cine como refugio, como escondite para superar ciertas heridas y que nos entrega a lo largo de este El peor de los perdedores para acompañarle sentados en el sofá frente al televisor donde la trilogía de los colores Azul, Blanco, Rojo, de Kieslowski, El hombre que mató a Liberty Balance, de John Ford, Perdición, de Billy Wilder, Mi vida sin mí, de Isabel Coixet y otros títulos se van sucediendo para convertirse en poesía.

«El poeta es el peor
de los perdedores,
pues su anhelo es tan absurdo
que desea lo imposible.»

Quien más, quien menos ha sufrido en sus carnes el desgarro de sentirse perder. Es parte del proceso de experiencia y crecimiento. Un día u otro, alguien se cortará con esa hoja afilada de la que se compone el amor. Son muchos los libros de poesía de autoras y autores contemporáneos que dejan por escrito su experiencia. La sentimos cerca por identificación. No siempre destaca un estilo, una voz poética. Elvira Sastre, Luna Miguel, Rupi Kaur, Sergio C. Fanjul, entre otros autores nacidos durante la década de 1990 están en esta línea. Una poesía tardoadolescente, urbana o como se la quiera llamar cuya importancia reside más que en la forma, en el contenido que acierte de lleno en el sentimiento compartido en comunidad (las redes sociales han reeducado ese modo de compartir). Daniel Romero Campoy entraría en este grupo poético, por así decirlo. Sencillez, contenido conciso y directo, sentimiento honesto. Y, al igual que le sucede con el cine, su horizonte poético queda en referencias pasadas. Los ya citados Salinas o Cernuda cuya visión del amor no escapa mucho de, por ejemplo, el modo en que Cristina Peri Rossi lo define en uno de sus poemas:

«todo amor es amor a las diferencias / al espacio vacío entre dos cuerpos / al espacio vacío entre dos mentes / al horrible presentimiento de no morir de a dos.»

Ediciones Vitruvio, cuya labor se focaliza en dar a conocer nuevas voces en el panorama poético contemporáneo, con este El peor de los perdedores da la oportunidad a Daniel Romero Campoy de alzar su lamento quebrado para que muchos otros, posiblemente también perdidos, se encuentren dentro de este libro.

Deja un comentario