El Puente de Alcántara


El Puente de Alcántara, de Frank Baer

Portada de El Puente de Alcántara

Hoy os traigo un libro apasionante. Y no sólo por ser uno de los grandes clásicos de la literatura histórica, sino por todo lo que rodea a su autor o, más bien, por lo poco que le rodea.

El Puente de Alcántara se publicó originalmente en Alemania, de donde es originario el autor, bajo el título “Die Brücke von Alcántara”. Se trataba de la primera novela histórica de Frank Baer (nacido 1938), e invirtió la friolera de cinco años en redactarla. Cinco años de documentación, viajes, investigación, redacción, revisión… para finalmente sacar a la luz una de las más brillantes panorámicas jamás dibujadas acerca de la edad media en España. Se publicó en el año 1988, cuando el autor cumplía 50 años, y se trató de su primera y última novela histórica. Según Edhasa, Frank Baer es escritor y periodista, y actualmente colabora en distintos medios de la prensa y televisión de su país. Sin embargo, es misión imposible encontrar una foto, un perfil completo, o una simple entrevista del autor. Es algo que me tiene profundamente intrigado, así que si alguno de los lectores puede aportar algo de luz al respecto, personalmente se lo agradeceré muchísimo.

Y tras saber algo del contexto de la novela, vayamos al contenido, que estoy seguro de que os apasionará.

El Puente de Alcántara cuenta tres historias. Tres personajes muy distintos cuyos caminos se entrecruzan a lo largo de todo el libro, uniéndose y separándose para bien y para mal a partes iguales. Esta es en realidad una herramienta del autor para narrarnos la vida y costumbres de la época desde tres perspectivas distintas. De un lado la de la comunidad judía, a través de Yunus Ibn al-A’war; médico del reino de Sevilla que acaba de perder a su mujer y lucha por darle sentido de nuevo a su vida. De otro lado, la de los cristianos del norte, con un escudero adolescente de poca monta, de nombre Lope, que está a punto de meterse en un buen lío. Y finalmente la perspectiva de un mundo árabe que veía con incredulidad como sus siglos de dominación absoluta sobre la península se escapaban como arena entre sus dedos. Y para esto último el autor escogió al talentoso poeta árabe Mohamed Ibn Ammar. Personaje que existió realmente y que el autor revive en esta novela siguiendo con bastante fidelidad la biografía de este excelente jugador de ajedrez que, partiendo de la nada, llegó a ser visir del reino de Sevilla.

Fotografía del Puente Romano de Alcántara (via Wikipedia)

Se trata de una novela extensa, de algo más de mil páginas que te absorberán en un remolino de sentimientos, aventuras, e historia en estado puro. Y es que hablamos de un libro que cumple con todos los requisitos para haberse convertido en un clásico.

El hilo argumental es impecable, moviéndose por toda la península ibérica y ayudándonos a conocer los detalles de los reinos de taifas, así como los orígenes y razones de la decadencia del dominio musulmán en España. El lector recorrerá un espléndido reino de Sevilla, última esperanza del renacer del mundo árabe en la península; paseará por las decadentes calles de Córdoba (antigua capital del más extraordinario califato de la historia), y conocerá los reinos de Murcia y de Zaragoza entre otros.

La historia de amor, que no podía faltar, realmente conmueve, inundando tus sentimientos de esperanza, de rabia o de desazón. En este libro llegas a sentir la pasión de sus personajes, pasando página tras página con denuedo para conocer el desenlace de cada historia.

Y por último, mantiene una gran rigurosidad histórica, fundamental para que este tipo de novelas se asienten como clásicos con los años. En este último punto, he de destacar el interesante perfil que el autor asigna a Rodrigo Díaz de Vivar (sí, el Cid también tiene su pequeño espacio en este libro). Muy controvertido en algunos foros, presenta al Cid como un excelente comandante, con una mente preclara para la estrategia militar… pero con muy pocos escrúpulos y menos compasión. Pocos conocerán que El Cid luchó bajo las órdenes del rey árabe de Zaragoza, y que mantuvo con él una estrecha relación, así como con muchos otros miembros de la comunidad musulmana, donde era conocido y respetado. Y es que en los siglos XI-XII no era extraño ver a cristianos luchando bajo el signo de la media luna, y a algún musulmán haciéndolo bajo el aliento de la cruz cristiana.

Para terminar, os comentaré algunos detalles que hacen de El Puente de Alcántara un libro redondo.

Al comienzo, encontraréis un listado de todos y cada uno de los personajes por si os perdéis en algún momento de la lectura, y al final encontraréis un glosario con una gran cantidad de términos principalmente árabes y judíos, con los que el autor se prodiga a lo largo de todo el libro.

Como curiosidad, veréis que cada capítulo comienza con una fecha escrita según los calendarios árabe, cristiano y judío. Con sólo ver el orden en el que el autor dispone las fechas en cada capítulo, sabréis el orden en el que aparecerán los personajes en dicho capítulo. Es decir, si la primera fecha es la árabe. El principal personaje de ese capítulo será Ibn Ammar, y así con el resto.

No dejéis de leer también la Nota del Autor, en la que explica algunas de las fuentes consultadas durante su trabajo, así como detalles especialmente interesantes, como la historia de los papeles de la sinagoga de Fustat.

En definitiva, hoy os presento una apuesta segura para todos los amantes de la novela histórica. Un libro que os enganchará y os hará pasar algunas horas de desvelo mientras  sus páginas vuelan ante vuestros ojos. Disfrutad del renacer del mundo cristiano, de los últimos estertores del esplendor musulman, y de unos personajes que quedarán para siempre en vuestra mochila de grandes lectores.

3 comentarios en «El Puente de Alcántara»

  1. Aunque la novela parece haber sido muy bien escrita y de mucha calidad en su idioma original, esta edición de edhasa de 1080 páginas es una auténtica pena: además, parece que más que erratas o una mala traducción, es un sabotaje, puesto que donde dice “andar” debe decir “andar”, donde dice “meter”, debe decir “mentir”, donde dice “respondió”, debe decir “no respondió”: es decir, a propósito para que no se entienda.
    La verdad es que no comprendo por qué las editoriales no leen lo que publican y lo corrigen antes de publicarlo.
    Qué pena, con la novela tan buena que podría haber sido…

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