Frantz Fanon

Reseña del cómic “Frantz Fanon”, de Frédéric Ciriez y Romain Lamy

Frantz Fanon

Gracias a este cómic biográfico he conocido a Frantz Fanon y he recordado a Sartre. Las conversaciones imaginadas en este encuentro en Roma donde Fanon le pide a Sartre que le prologue su libro “Los condenados de la tierra” (1961) aciertan al nombrar la podredumbre de los sistemas colonialistas. Que hoy en día se siga llamando “conquista” o “descubrimiento” a esos actos vandálicos, y que quienes vivimos en esos territorios invasores no cambiemos la forma de referirnos a ellos, alimenta la injusticia y el rencor que Fanon denuncia hacia la Francia colonial.


Aunque nació en la isla caribeña de la Martinica, se implicó desde la psiquiatría en la lucha por la independencia del estado opresor en Argelia. Me ha recordado a algunos de los pasaje de Foucault que, al analizar la mente humana, llega a diseccionar la perversión de las organizaciones sociales basadas en la lógica del amo y el esclavo, o de los dispositivos de control y los cuerpos disciplinados, con un vocabulario suyo. El caso es que en tu propia experiencia lectora habrás tenido la oportunidad de ponerte en el lugar de los personajes, es decir, de asumir como tuya sus subjetividades, sus interpretaciones del mundo y sus reacciones ante las circunstancias que los hayan rodeado.


Sin embargo, a medida que avanzaba en el cómic y conocía más sobre el Frente de Liberación Nacional (FLN), sobre la violencia, torturas y crueldades a las que había sobrevivido el pueblo argelino, mayor conciencia tenía de que en la vida iba a poder ponerme en su lugar. Tú y yo tenemos la suerte de haber nacido en un momento y en un lugar donde las armas y el ejército no están en la calle constantemente y de manera asimétrica entre grupos de población. Frantz Fanon quiere enfrentar a Sartre en su espejo. Con ello, quien lo lee, también ve reflejados sus privilegios (si es el caso) de “hombre blanco burgués y europeo”, en sus términos.


¿Qué harías si el ejército violara y torturara a tu familia de manera aleatoria y permanente? Solo alcanzo a vislumbrar lo doloroso de saberse uno de los “condenados de la tierra”, es decir, pobre, negro y excluido del “progreso” y los derechos humanos, y contar con las herramientas teóricas adecuadas y las condiciones de vida apropiadas para combatirlo. Sartre, aunque francés, se posiciona en el lado de Fanon. Entiende el panorama que le presenta y que tan genuinamente acompaña con textos como los que se seleccionan en algunas viñetas que hacen referencia a obras originales de Frantz Fanon:


“Las palabras tienen para mí una carga. Me siento incapaz de escapar de la mordida de una palabra, del vértigo de un signo de interrogación” (Carta al editor de Fanon)


Para quienes hemos crecido entre luchas políticas contra sistemas injustos, en mi caso contra el franquismo dictatorial desde el movimiento comunista al que pertenecían mis padres, le otorgamos un significado radical a términos como “revolucionario” o “transformación social” o “proletariado” o “pueblo”. Fanon ha visto el horror en sus pacientes, curiosamente tanto en los violentados como en los opresores, o mejor dicho, los que ejecutaban la opresión ordenada desde despachos. Desde allí, asume responsabilidades en la propaganda necesaria para contar con el apoyo internacional e invita al pueblo argelino a levantarse, incluso en un movimiento armado, para defender su tierra y su libertad. Una palabra sucia últimamente, enfangada en discursos que poco tienen que ver con el respeto por la vida y la dignidad de este texto. El cómic te invita a recorrer la argumentación para convencer a Sartre a posicionarse y dar un paso más en su concepto de la “otredad” y del “ser-para-los-otros”.


Queda tanta historia fuera de esa “historia universal” que vende el sistema educativo, que leer cómics como esta propuesta de Frédéric Ciriez y Romain Lamy editada por Akal,
 invitan a tirar del hilo y seguir indagando hacia otras miradas. Unas que puedan situarnos en el lugar que nos pertenece y que nos permitan ver los errores cometidos anteriormente por la humanidad. A ver si, con un poco de suerte, no los repetimos, una vez más.

Deja un comentario