Hércules 1417

Reseña del libro “Hércules 1417”, de Pedro Víllora y Das Pastoras

Hercules 1417


Aquí hay uno que cual perro de Pavlov empieza a salivar cuando se vislumbra algo tocante a la mitología (griega y nórdica, principalmente). Uno que creía que había leído mogollón de mitología, griega sobre todo. Uno que sabía que no lo sabía todo porque se pierde en los millones de nombres, relaciones, parentescos, incestos, cuernos, afrontas y venganzas de los muchos diosecillos cabroncetes –mayormente por el pichabrava sin remedio ni ganas de tenerlo de Zeus– con los que cuenta esta antigua forma de entender el mundo y explicar la vida y los fenómenos naturales y todo aquello que hace mucho tiempo era inexplicable.

Decía que uno creía que sabía mucho de eso, o por lo menos lo básico, lo que todo el mundo conoce por tener más relumbrón o ser más llamativo, pero viene Nuevo Nueve y te saca un libro como este, y te rompe los esquemas. Y es que los aquí recopilados no son los doce trabajos canónicos, que son los que siempre hemos visto en cualquier libro que los abordara (y que son los que en su día listó Apolodoro). No.

Hércules 1417 recoge la selección de Boecio, que recopila la mayoría de los de Apolodoro aunque con algún que otro cambio.  (Por ejemplo, las aves de Estínfalo aquí son arpías; no hay tareas de limpieza de los establos de Augias ni robo del cinturón de Hipólita o del ganado de Gerión –aunque este último se menciona– y tampoco veremos atrapar la cierva de Cerinea).

Pero no solo esto cambia. Si en la versión de toda la vida Hércules se ve obligado a hacer la docena de curros que le encominda el cabronazo de Euristeo, espoleado por su afán de humillar al héroe, es solo para expiar el asesinato de su mujer, hijos y sobrinos, siguiendo el consejo del oráculo. Vale que Hércules, el mazas con maza, no fuera responsable de sus actos porque la siempre muy cornuda y vengativa Hera le provocó un ataque de locura (malditos dioses y sus rabietas que injustificadamente siempre pagan otros) pero eran encargos.

En el libro que nos ocupa, Hércules no cumple encargos. Él es una especie de Equipo A de un solo hombre. Una especie de Quijote que recorre el mundo  y que cuando entiende que algún pueblo o aldea sufre los estragos de alguna fiera o bestia que devasta campos y devora personas, centauro o hidra,  gigante o el tipo de bicharraco de turno que toque, se involucra voluntariamente para librar a esa pobre gente de semejante castigo. Así, Hércules es más héroe aún, más generoso, más humano y menos divino. Y tampoco se vale solo de la fuerza, sino que en ocasiones empleará más la maña y diplomacia.

Tampoco va morir al ponerse una capa envenenada, sino que va a ser recompensado por Zeus por su generosidad heroica al aguantar en sus hombros el peso de un cielo que, de tan antiguo, se estaba cayendo, y será convertido en constelación del mismo.

Villena escribió en 1417 estas interpretaciones conocidas del héroe mitológico que por su desarrollo recuerdan mucho al de las fábulas. Víllora se ha encargado de actualizar el castellano del siglo XV y hacer más accesible una lectura que de otra forma hubiera sido un suplicio, permaneciendo lo más fiel posible al texto original y en versos endecasílabos sin rima.

La lectura es muy rápida, fresca y, como mencionan en el prólogo, musical.  Es todo un gustazo comprobar cómo aunque en esencia el mito está ahí, los detalles nos hacen ver cada historia de una forma ligeramente distinta.

En cuanto al arte del gallego Das Pastoras… Es eso. ¡ARTE! Con mayúsculas. Sus acuarelas realistas bien podrían colgar de un museo. Retrata con fuerza los músculos en tensión, la figura de la amenaza a batir, inventa y convence con el diseño de hidra y del dragón,  la anatomía de centauros, caballos, leones…  Se ve todo supertridimensional. Das Pastoras es un fiera.

Cualquier amante de la mitología griega, y en particular de los trabajos aquí tratados, sucumbiría ante esta joya que lo es más aún por una edición en la que se ha mimado hasta el más pequeño detalle. El tamaño extra grande, la cubierta protectora, el esmerado diseño, la tipografía, la separación entre capítulos…

Un lujo, en definitiva.  La versión española de Hércules actualizada e ilustrada. Un libro para regalar y regalarse. Entretenido, ameno y curioso. Fácil de leer y releíble cuantas veces se quiera. Un puñetero orgasmo cerebral.

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