Lidia, de Jerónimo García Tomás

Lidia«No es una novela de buenos y malos», así definí La rabia del peón, la primera novela de Jerónimo García Tomás que reseñé en Libros y Literatura. Y esa frase también es un buen resumen de Lidia, el último libro publicado por el autor, una novela negra que quedó finalista en los premios La orilla negra y A sangre fría.

En este caso, no cuenta la historia de Lidia, una chica de veinticuatro años que, por circunstancias personales que iremos descubriendo a lo largo de la novela, decide ejercer como prostituta en un pueblo que no es el suyo. Pero a Santiago, el chulo del prostíbulo de la zona, acorralado por tratantes de blancas del este de Europa, no le parece bien que vaya por libre y le robe clientes, y la presiona con el objetivo de que trabaje para él. Lidia pide ayuda a Nacho, un cliente habitual, fumigador en paro. Pero, lejos de ayudarla, empeora su situación de vulnerabilidad. Y eso desencadena la huida de Lidia, que pretende escapar de todos aquellos que quieren explotarla.

Con este argumento, a simple vista, es fácil saber de qué lado nos vamos a poner los lectores, ¿no? Lidia es la víctima y esos hombres, seres despreciables. Pues no. A Jerónimo García Tomás, no le gusta retratar a sus personajes en blanco o en negro, sino moverse en esta trama de grises que nos incomoda porque no sabemos a qué atenernos. Eso es, precisamente, lo que lo caracteriza como escritor y la gran virtud de sus historias.

En Lidia, encontramos todos los elementos presentes en La rabia del peón, lo que confirma que Jerónimo García Tomás tiene un estilo bien definido. Por un lado, están sus descripciones cinematográficas: solo vemos los gestos y escuchamos las palabras de los personajes, pero el autor no nos deja colarnos en sus cabezas para comprender mejor las motivaciones de sus actos, por lo que la sensación de incertidumbre se incrementa en cada página. Por otro lado, vuelve a mostrar el lado sórdido de la sociedad. Si, en La rabia del peón, la prostitución ocupaba un segundo plano, aquí es el eje principal, aunque Jerónimo García Tomás no pretende ahondar en ella, ni siquiera hacer una crítica social, solo utilizarla como contexto para la evolución de sus personajes, que se mueven todo el rato en la ambigüedad moral. Como ya he dicho, en Lidia, ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos; tanto unos como otros se adentran en una espiral de violencia sin posibilidad de redención.

Los que leyeron la novela La rabia del peón y conectaron con el estilo literario de Jerónimo García Tomás, disfrutarán también con Lidia. A quienes les gusta la novela negra de hoy y de siempre, les encantarán las obras de este autor valenciano, que demuestra que es un gran conocedor de los engranajes del género. Y los que buscan personajes femeninos rompedores e imprevisibles, más allá de heroicidades o reivindicaciones, se sorprenderán con esta protagonista. Si te identificas con cualquiera de estos perfiles, te animo a descubrir a Lidia.

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