Mitos nórdicos, de Neil Gaiman

mitos nordicos¡Joder, qué portada más chula, ahí el Mjöllnir todo guapo en plan postureo friki  como si posara en un photocall  rodeado de polvo de estrellas brillante! Porque eso es lo que es Mjöllnir, el fabricante de relámpagos: una estrella, un divo soberbio y machacante, que con solo asomar la puntita cierra las bocas de quienes le ven y temen su golpe. ¿Qué mejor portada para este libro de mitología nórdica si prácticamente aparece en todos estos cuentos?

Eso es lo que uno puede pensar al ver este libro. Luego repara en que el autor es Neil Gaiman… ¡Neil Gaiman, el famoso contador de historias! El autor de The Sandman, uno de los mejores cómics de la historia y responsable de que naciera mi afición al noveno arte. Juntar a estos dos, Gaiman y los mitos nórdicos, era algo que no podía perderme. Porque, a pesar de que conozco estos mitos, a pesar de haber leído varias veces estos cuentos, (que les dan mil vueltas a ese otro conjunto de  cuentos que aparecen en el libro llamado la Biblia), y porque leí en su día American Gods, no me daba la gana no volver a leerlos después de haber pasado por las manos del escocés.

Porque eso es lo que tenemos en Mitos nórdicos. No nos equivoquemos. Aquí Gaiman no coge a los personajes de esas viejas fábulas y las actualiza e inventa nuevas historias con las que deleitarnos como era el caso de American Gods, no. Nos deleita igualmente con la cosmología de las Eddas con las que tanto disfrutó de niño pero les despoja del lenguaje solemne y grandilocuente tan característico.

Gaiman se ocupa de hacernos saber, en una breve pero intensa introducción, que su amor por Asgard y sus habitantes se remonta a su infancia, cuando leía las aventuras de El poderoso Thor de Kirby y Lee. Y como suele pasar cuando algo nos gusta, profundizó e investigó por su cuenta hasta conocer lo que había de, por decirlo de alguna forma, “real” en esos cómics.

También se encarga de comunicarnos que, tristemente, gran parte de las historias nórdicas se han perdido y solo conservamos unos pocos que nos han llegado en forma de cuentos populares. Por hacernos una idea, “es como si de todas las historias de dioses de Grecia y Roma únicamente hubieran sobrevivido los mitos de Teseo y de Hércules”.

Así pues, si no conocéis la mitología de Thor y compañía, esta es  vuestra oportunidad. Una oportunidad cojonuda para hacerlo. Conoceréis el curioso origen del mundo (de los nueve mundos), por qué Odín es tuerto, de dónde sale el martillo más famoso de todos los tiempos (y por qué tiene el mango tan corto), la curiosa descendencia de Loki (si habéis visto Thor: Ragnarok, por favor, olvidad que Hela sea hija de Odín y hermana de Thor y Loki. Nada más lejos: es hija de Loki y la mitad de su cuerpo es… bueno, eso os dejo que lo descubráis vosotros), por qué el caballo de Odín tiene ocho patas, la aventura en la que Thor tuvo que vestirse de mujer, el origen de la poesía, aquella ocasión en la que Thor y Loki fueron derrotados, la bonita (a mí me gusta) historia de la muerte de Balder, y el inevitable Ragnarok o destino de los dioses).

Pero es más. Aunque conozcáis ya esas historias, merecen la pena revisarlos bajo la óptica de Gaiman. Hay ciertos detalles ampliados que, al menos para mí, son nuevos y que profundizan en estos cuentos que nunca me canso de leer.

Por si fuera poco, al final hay un muy completo glosario de nombres, no vaya a ser que alguien se pierde, cosa que veo difícil.

No lo dudéis. Si os adentráis en este mundo no lo podréis dejar. Una mitología en la que todo o casi todo tiene nombre, la única (creo) en la que los dioses son conscientes de que un lejano día tendrá lugar su propia muerte y conocen las señales, y en la que Thor en sus desplazamientos viaja en un carro tirado por dos enormes machos cabríos (Gruñidor y Crujedientes) a los cuales puede cenárselos porque a la mañana siguiente se recomponen (sí, sí, ¿os lo podéis creer?) Y esto es solo una pequeña muestra.

Mitos nórdicos es un libro básico, imprescindible, para cualquier amante de estos temas y es ideal para quien quiera introducirse en ellos y tomarlo como punto de partida. Buena letra, tramas que enganchan y prosa cuidada… Un libro al que acudir de vez en cuando y que se abra por donde se abra absorberá al lector.

Hacedme caso y hacéos un favor, ¡por Odín bendito! Porque por cada lector que pase de este libro un vikingo irá a Helheim.

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