Reseña del libro “Pamphili. Amapolas en el trigo”, de Mario Cid
Es inevitable que las heridas de una guerra ya pasada sigan doliendo tanto como entonces. Hay marcas que quedan muy incrustadas en la piel y en la memoria colectiva y ni el paso de los años ni todas las absurdas justificaciones que intentemos buscar logran calmar esa tirantez, ese recordatorio del horror y las cosas mal hechas. Afortunadamente, si para algo sirven esas cicatrices es para aprender de ellas, para recordarnos cómo no afrontar el presente y el futuro (aunque el ser humano, en estos asuntos, siga siendo obstinadamente terco).
Mario Cid, autor de Pamphili. Amapolas en el trigo, conoce bien el daño que pueden provocar las heridas de una guerra y nos regala una novela que, si bien está ambientada en plena guerra civil española y, por consiguiente, nos muestra los inevitables horrores de esta, nos ofrece, al mismo tiempo, un relato repleto de valores que consigue emocionar y conectar con el lector desde el comienzo.
El autor nos lleva al año 1937, donde conocemos a Ferrán, teniente de la Legión. Un hombre hecho a sí mismo que conoce los horrores visibles, y aquellos más escondidos, de la guerra. Un hombre al que no le tiembla la mano a la hora de empuñar un arma y acabar con las vidas de aquellos a quienes el destino ha puesto en su contra. No obstante, cuando en los fusilamientos de Badajoz se vea obligado a matar a dos mujeres del otro bando, sus férreas convicciones empiezan a tambalearse. Por más que busque en su interior, no encuentra motivos que justifiquen tanta violencia.
Confuso y con la conciencia intranquila, Ferrán descubrirá que su vida, tal y como la conocía hasta ahora, está a punto de cambiar. Será en un canje de prisioneros donde se encuentre por primera vez a Lucía, una joven que hasta que trabajaba como archivera en la Junta de Incautación (órgano republicano que protegía las obras de arte durante la Guerra Civil). Gracias a este canje, Lucía consigue pasar a zona nacional. Pero, sin duda, lo que ninguno de los dos podría sospechar entonces es que desde el primer momento en que sus miradas se cruzasen, sus vidas iban a cambiar por completo.
Un encargo muy especial volverá a unirlos de nuevo. En esta ocasión, Ferrán deberá a acompañar y escoltar a Lucía y a su prometido Tomaso, un extravagante italiano enviado por el conde Ciano, en un viaje por carretera desde Madrid hasta Salamanca. Eso es, al menos, todo lo que el teniente del Tercio sabe, pero este encargo esconde una misión que se escapa de su control.
¿Qué pueden tener en común tres personas aparentemente tan distintas? Juntos están a punto de descubrir que hay diferencias que unen más que muchos lazos de sangre y que hay miradas capaces de hablar y sellar el destino. Un destino que, irremediablemente, les ha unido en esta singular trama en la que incluso un antiguo enigma que ha conseguido poner de acuerdo a enemigos en una secreta alianza los pondrá en verdadero peligro.
Pamphili. Amapolas en el trigo es una novela que atrapa desde la primera página. Mario Cid, con un estilo impecable, nos sumerge en una trama que esconde muchos misterios y que nos muestra una época sombría de nuestra historia sin tapujos. Pero, también, entre sus páginas, el lector encontrará el valor de la amistad, la integridad, la justicia, el deseo y el amor.
Personalmente, he disfrutado mucho con Ferrán, Lucía y Tomaso. Creo que Mario Cid ha conseguido elaborar tres personajes principales tan creíbles que rezuman vida. Conocerlos a través de unos diálogos tan bien escritos, tan ágiles y verosímiles, es una gozada. Imposible no enamorarse del coraje y la honestidad de Ferrán, de la agudeza y brillantez de Lucía, del cinismo y las extravagancias de Tomaso. Creo que Mario Cid tiene un auténtico don a la hora de abordar la creación de personajes y los diálogos y esta novela es una clara muestra de ello.
¿Qué más deciros de Pamphili. Amapolas en el trigo? Evidentemente, podría escribir aún más. Podría hablaros de los personajes secundarios (brillantes también), de una ambientación tan perfectamente narrada que te envuelve, de los misterios y giros inesperados, del estilo, delicioso y atrayente, de su autor. Pero, como siempre me sucede cuando una novela me gusta tanto, prefiero recomendarla sin demasiados adornos porque sé que su lectura es suficiente para atrapar al lector. Ya saben, las buenas novelas se recomiendan solas.
Así que, lean Pamphili. Amapolas en el trigo. Así, sin más. Léanla porque tengo la certeza de que la disfrutarán tanto como yo.