Pichichán y la mágica aventura de los retos

Reseña del libro “Pichichán y la mágica aventura de los retos”, de David Moreno

Pichichán y la mágica aventura de los retos

He de confesar que cuando leo un libro infantil, y por mucho que me guste disfrutarlos en soledad, después siempre tengo con quién testarlo. Comparar impresiones resulta muy productivo porque me abre los ojos a nuevas formas de entender la lectura según la edad. Da la casualidad de que en esta ocasión mi «sujeto de pruebas» y yo conocíamos al autor, David Moreno, de la televisión y de replicar en casa algunos de los retos que propone a las parejas participantes —coincidencia— formadas por un adulto y un niño. Si el título Pichichán y la mágica aventura de los retos, publicado por Destino, contenía siquiera una parte de esa esencia, seguro que nos iba a gustar. Así que leímos a pares comentando y deleitándonos en un momento que ya de por sí es pura magia.

El presentador de La casa de los retos se marca un primer libro de aventura y fantasía a todo color. En un formato muy manejable y divertido, con apartes en la lectura en forma de aclaraciones, notas, listas, ilustraciones solitarias o de cara entera, planos, símbolos ¡y hasta una receta de cocina! No falta la hoja de anotaciones finales y un apartado para dibujar. Lo que se dice «un completo» que incita a interactuar con el libro. Por supuesto, tiene una historia, y está repleta de momentos de acción, conjuros y sustos que no dan miedo; además de lo que ahora tiende a llamarse «personajes inclusivos». Algo de lo que se dan más cuenta los adultos que los niños, o al menos ha sido así en nuestro caso. Pero sobre todo, tres protagonistas con distintas personalidades con las que poder identificarse y un perro longevo, Míster Pink, que no es para nada lo que te esperas.

Pichichán es un niño con el pelo de color chicle que va a pasar parte del verano a casa de su abuela, donde también se quedarán sus primos, Lito y Genia. Que se llamen por su apodo concuerda con el tono desenfadado, en primera persona, en el que está escrita la historia. Los tres forman su propio Círculo Secreto de los Disfrutones, que no tarda en tener un asunto que atender: ¡resulta que la magia existe! Y se encuentra más cerca de lo que puedan imaginar. Tendrán que comprenderla a fondo si quieren recuperar un objeto que ha sido robado y que tiene mucho que ver con el trío y con la casa de su abuela. En eso Míster Pink tiene algo que decir. Aunque no pueda. O quizás sí.

Aunque no es un libro que fuerce moralejas, como las del cuento clásico, sino que está para leerlo y pasar un buen rato —tal y como hacemos los adultos—, siempre se pueden sacar cosas entre líneas. En este caso, el trabajo en equipo es algo evidente y también destacaría el hecho de que los prejuicios, tanto positivos como negativos, pueden no corresponderse con la realidad. Pildoritas que entran sin darnos cuenta entre magia descontrolada, animales con un comportamiento fuera de lo común —la magia y los animales siempre funcionan, pero esperad que hay más—: pringue, lava, referencias a la música y al inglés… y chistes «malos», tal y como le gustan a Pichichán, de los de risa floja que termina soltándose, como un tirachinas. En lo personal, me he reído más con las comparaciones tan ocurrentes que usa el autor para explicar algo o expresar una emoción. Al sujeto de pruebas le faltaba el aire para continuar leyendo tras las oportunas e infalibles referencias al sistema digestivo. ¡Aquí cada uno a lo suyo! ¡Hay para todos!

Pichichán y la mágica aventura de los retos es una historia fresca, con un escenario cercano y realista al que se le ha añadido la chispa mágica de la imaginación. Un primer libro que puede funcionar como el primer gajo de una naranja por devorar. Porque aunque nuestro reto de lectura hoy acabe aquí, tiene mucho material para poder continuar. Habrá que seguirle la pista.

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