Redemption. La última esperanza

Reseña del cómic “Redemption. La última esperanza”, de Christa Faust y Deodato Jr.

Redemption

Hace pocos meses compré el libro A la cara, con vistas a leerlo durante mi periodo de baja laboral. Lo tenía en mente hacía mucho. La portada, pero sobre todo las palabras que le dedicaba el maestro Tarantino (“Christa Faust es como la única morena en un mundo lleno de rubias”), habían hecho que lo tuviera muy en cuenta en la pila, no de lecturas pendientes de lectura, sino en la de lecturas pendientes de compra. Y me gustó mucho. Tanto la historia como la manera de contarla, con un estilo directo, con vocabulario explícito, pariendo una maravilla del género negro trepidante, deslenguada, dura y sorprendente. Ese libro es el que me hizo seguir los pasos de Faust, de la que ya reseñé Bad Mother.

Por eso traigo hoy recién sacado del horno este cómic, Redemption. La última esperanza. Un western con unas pizcas de Mad Max y algo parecido al ¿steampunk? (no sé, no sé esto último si va bien encarrilado o no).

La  historia no es nada original en realidad. Un pueblo en medio del desierto gobernado por un tirano fanático religioso en un futuro postapocalíptico que en su día hizo construir un muro alrededor para mantener dentro solo a la gente pura. O sea, en su día, fueron a tomar por saco del pueblito Redemption  lesbianas, gays y todo lo que al reverendo Stonewater le parecía inmoral. O todo lo que podría acabar en revolución y terminando con el poder de este, que se basa en la posesión de enormes depósitos de agua que maneja despóticamente. Tanto dentro como fuera del pueblo todo se paga con agua.

Al otro lado del muro solo hay hambre, sol y caníbales (aunque por desgracia, de estos últimos no vemos nada pese a  estar yo convencido de que vería algún tiranosaurio, –yo sé porque lo digo–, y es que, ¡coño!, si nombras a los caníbales muéstramelos aunque sea un poco de pasada, ¿no?)

La historia comienza con la sentencia pública de Inés, una lesbiana en secreto, condenada a morir ahorcada por haber ayudado a una niña a abortar tras haber sido violada. La hija de Inés, Rose,  no va a quedarse de brazos cruzados y saldrá de Redemption en busca de la legendaria pistolera Cat Tanner, apodada como la “Carnicera”.

Y claro, ha pasado tanto tiempo (de ahí lo de legendaria) que la famosa Carnicera ya hace mucho que se ha retirado.

He dicho antes que este cómic tiene parte de western (con protas femeninas en su totalidad), parte de Mad Max, y añado ahora que también de Terminator. Porque la tal Carnicera, es clavada a Linda Hamilton en las escenas del desierto en las que ve al robot con su hijo, el líder de la resistencia. Incluso hace un papel igualito al enseñar a Rose a disparar. Porque sí, lo que aquí sucede es lo típico de manual, repito que la historia muy original no es.  La niñata/adolescente (que por lo menos no es nada repelente) que va pedir ayuda a la leyenda se encuentra con la reticencia inicial a hacer nada que la saque de su comodidad. Y la niña insistirá. Y la leyenda volverá a negarse, hasta que ya avanzado el metraje a la leyenda no le quedan más ovarios que ponerse manos a la obra para desfacer entuertos e intentar salir bien parada.

Por otra parte, el dibujo de Deodato es impecable y muy realista. Encaja como un guante con la historia y con el tono. Lo mismo con el color.

En resumen Redemption, es un buen cómic, un buen western de carácter feminista con el que obtener lo que se pide: diversión y ganas de impartir justicia a diestro y siniestro con la Carnicera a ese mendrugo de Stonewater y al mirón.

Muy recomendable, baby.

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