Una dulce explosión

Reseña del libro “Una dulce explosión: colección Antón Piñón 3”, de Gabriela Keselman

Una dulce explosión

¡Qué vuelve Antón! Si, sí, nuestro querido amigo Anton Piñón, el lemming azul tan intrépido y torpón, viene con una nueva aventura. Después de Una carrera muy marrón y Una aventura sin pantalón, ahora le toca el turno a Una dulce explosión, de Gabriela Keselman.

En esta ocasión, Antón se nos convierte en pastelero por un día y la lía bien parda, como siempre. Su querida abuela tiene que ausentarse para ir a recoger piñones morados y deja la pastelería cerrada. Pero… Antón —que venía dispuesto a zamparse unos cuantos dulces— no piensa quedarse de brazos cruzados ante la puerta cerrada de la riquísima pastelería de su abuela, así que decide entrar y atender la pastelería, como si fuera el dueño pastelero del local.

Claro que sus veintisiete hermanos siempre están dispuestos a ayudar, pero Antón se niega —otra vez como siempre— y está seguro de que él solo podrá afrontar todos los encargos y salir exitoso. ¿Qué pensáis vosotros? ¿Será capaz Antón de preparar una tarta por encargo a la mamá del osito Benito? ¿Qué aventuras desastrosas le depararán a Antón en la pastelería de su abuela?

En casa no hemos parado de reír con este nuevo libro de la colección de Antón Piñón, y es que las risas siempre están aseguradas con este gracioso lemming y todo lo que le ocurre. Además, Marta Moreno de nuevo vuelve a plasmar su talento en las divertidas ilustraciones repletas de color, harina, bollos y algún que otro pedete de Antón, que acompañan al texto de Grabiela Keselman. Ilustraciones que representan a la perfección cada una de las frases y comentarios de Antón y los personajes que intervienen en esta historia —ya viejos conocidos—. Desde caras locas y comprometidas a gestos enfurruñados o que denotan sorpresa. Sin duda, cada una de ellas hará que paséis un buen rato junto a los más pequeños de la casa.

También, como ya ocurría en los anteriores libros de la colección, este tomo nos deja mensajes que debemos tener en cuenta para que calen hondo en nuestros niños, como por ejemplo la importancia del trabajo en equipo —sí, eso que tanto le cuesta a Antón— y que ya tuvimos la oportunidad de contemplar en Una aventura sin pantalón.

En Una dulce explosión la ayuda de los veintisiete hermanos será crucial para que la tarta salga adelante, ya os lo digo, y por eso debemos hacer hincapié en ello para que los peques vean que hay cosas que por mucho que intentemos hacer solos, nos superan y conseguirán que incluso nos pongamos nerviosos, nos frustremos y desesperemos, pero que sin embargo, si las hacemos en compañía, codo con codo, la organización será un éxito y lograremos nuestro objetivo en menos tiempo y con mejores resultados.

Y si acabamos cubiertos de harina, nata y chocolate como Antón después de un día loco en la pastelería, ¿qué toca? ¡Un buen baño! ¡Qué no se nos olvide! Ya sabemos que a los peques les gusta mucho ensuciarse pero poco lavarse, así que poneos en modo abuela de Antón y dejadles claro que está fenomenal jugar y trastear, pero después debemos lavarnos bien con agua y jabón para eliminar la suciedad y los gérmenes.

¿Habrá aprendido entonces por fin la lección Antón Piñón y dejará de ser un trasto sin remedio? ¿Será capaz para la próxima de actuar usando la cabeza y aceptará la ayuda de sus hermanos? ¿Estará dispuesto a bañarse después de revolcarse por todo el bosque? Lo dudo, pero seguro podremos aprender una nueva lección con este torpe e intrépido lemming en la siguiente aventura.

Deja un comentario