Una maldición oscura y solitaria, de Brigid Kemmerer

Una maldición oscura y solitariaLas adaptaciones de cuentos clásicos se han puesto muy de moda en los últimos tiempos. Estos retellings han empezado a pegar fuerte porque nos ofrecen la historia que conocemos de forma muy diferente. Algunas veces en sociedades futuristas, otras veces fusionando universos, y en otras ocasiones mostrándonos la historia desde los ojos de los villanos. 

Una maldición oscura y solitaria, de Brigid Kemmerer, es una adaptación de uno de mis clásicos favoritos: La Bella y la Bestia. Me dispuse a adentrarme en él porque la sinopsis me dejó boquiabierta al descubrir que nuestra Bella, que aquí se llama Harper, no pertenece al mismo universo que Rhen, la Bestia. De hecho, ella viene de nuestro mundo. Vive en Washington con su hermano —que está metido en asuntos turbios por culpa de los chanchullos y deudas que les dejó su padre—, y con su madre, enferma de cáncer. Además, nuestra protagonista tiene parálisis cerebral, algo que forma parte de ella y que le ha hecho ser una luchadora nata e incansable para demostrar que no es diferente al resto.

Un día, intentando defender a una desconocida, es secuestrada y transportada a otra dimensión, donde la magia y una maldición difícil de romper la atrapan por completo… aunque no tanto como Rhen.

Dicho esto, quiero y debo hablaros sobre los personajes, lo complejos que son y todo lo que nos llega a los lectores a través de sus acciones y pensamientos. Porque la historia la entendemos gracias a ellos. No hay otro narrador, solo los dos protagonistas: Harper y Rhen. Dos puntos de vista que se van alternando capítulo tras capítulo. Dos narraciones en primera persona y en presente. Para mí, un gran acierto porque hace que el lector pueda palpar lo que está pasando, pueda vivir la historia y sentirla de manera muy real desde ambos lados.

Empecemos por Rhen, el príncipe de Emberfall, el príncipe encantado que vive en un bucle del que no puede escapar y que por culpa de una maldición está condenado a repetir sus dieciocho años eternamente hasta que una joven se enamore de él. El problema es que la maldición le convierte en una bestia atroz al final de cada estación, muchísimo peor que la de Disney. Una bestia capaz de adquirir una forma distinta y grotesca cada vez. Un hombre atractivo y orgulloso, ahora resignado, decepcionado, triste y desencantado con la vida, que cuando se transforma es capaz de destrozar todo y a todos, incluida su propia familia. Y eso le atormenta.

¿Y Harper? Creo que ella es mucho más que Bella. Es un personaje de los que se te quedan grabados a fuego porque lo tiene todo. Es una chica valiente, decidida, que sufre y ha sufrido. Lucha por las injusticias llegando a fingir quien no es para ayudar a otros. Vamos, que nos deja muy claro que es distinta a sus predecesoras. Y, a pesar de intentar al principio mil y una maneras de escapar, poco a poco va empatizando con Rhen y con Grey, el Comandante de la Guardia Real.

Tanto Harper como Rhen me han fascinado. Están perfectamente moldeados y la autora consigue que sea muy sencillo encajar con ellos, comprenderlos y enamorarte de ambos. Al igual que de Grey —sobre todo de Grey—, un personaje que se va abriendo a Harper y al lector según avanza la trama y que termina siendo fundamental en la historia.

Además, la novela nos ofrece acción continuamente logrando que la lectura sea muy amena y que la historia no pierda frescura en ningún momento. Una historia con un ritmo constante y fluido, con muchos diálogos, frases cortas y un epílogo extraordinario que nos deja sin palabras.

En conclusión, Una maldición oscura y solitaria es justamente eso, una maldición oscura, diabólica —elaborada con magia negra por una hechicera con nombre propio y que en esta historia hace mucho acto de presencia—, que te transforma en una criatura horrible que arrasa por donde va. Y solitaria porque solo tú llevas dentro de ti a esa bestia que te hace sufrir por lo que puedes hacer y por todo lo que has perdido. Solo tú eres verdugo y víctima. Solo tú eres culpable e inocente al mismo tiempo.

Así que, lectores, dejaos conquistar por Brigid Kemmerer y esta versión apasionante, cautivadora, original, desgarradora, cruel, bien escrita y fuera de serie, donde no hay teteras que hablan ni rosas en urnas de cristal. Solo una bestia fuera de control esperando que una mujer imposible de controlar haga añicos la maldición.

 

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