Víctor, de Alejandro Miranda Rodríguez

Víctor¿Qué pasaría si la historia de Blancanieves no fuera como nos la han contado siempre? ¿Y si la «Reina malvada» era un hombre? Pues Víctor, de Alejandro Miranda Rodríguez, parte de esta premisa.

Esta novela me llamó la atención desde el primer momento por varios motivos. Uno de ellos fue su portada. Preciosa, misteriosa, con esas flores sobre fondo verde oscuro. Como si la magia de un estanque encantado nos llamase para sumergirnos en él y que nos perdamos en el oscuro castillo que se esconde dentro. Y en el centro ese nombre: Víctor. Dorado y enérgico: «el vencedor». Como si de un antiguo emperador romano se tratase. No me extraña que esta portada fuera premiada por Romeo Ediciones. Como he dicho, me maravilló.

Otra de las razones por las que desde el principio quise darle una oportunidad fue el hecho de estar escrita por un autor español. Digo esto porque estoy acostumbrada a que los libros de fantasía, magia, hadas, duendes y mundos alternativos que más se encuentran en las librerías sean obra de escritores extranjeros. Sin embargo, deberíamos ayudar más a nuestros autores cuando escriben libros de este género. Por eso me lancé, y la verdad es que me alegro de no haberme equivocado.

Lo mismo me pasó con otra novela que leí hace tiempo: La corte de los espejos, de Concepción Perea. Si no la conocéis, os animo a que lo hagáis, porque Víctor me ha recordado un poco a ella en el sentido de desarrollarse en un universo emocionante repleto de personajes especiales y originales que no dejan de sorprendernos con sus actos y pensamientos en cada capítulo.

Pero vamos a zambullirnos ya de lleno en esta innovadora historia. Todo ocurre en Vórtice, un mundo en el que las hadas tienen el monopolio de la magia y quedan muy pocas brujas. Aquí, los terribles ogros están encerrados desde tiempo atrás y así las hadas mantienen la paz. Una de nuestras protagonistas es Azul, un hada poderosa, pero excesivamente buena, honesta y cándida. Su felicidad se hace añicos el día que la maldad vuelve a Vórtice y los ogros son liberados. Decidida, emprenderá una búsqueda para localizar el origen de ese desastre. Sin quererlo, conocerá a Víctor, un personaje misterioso, atractivo y rebosante de poder.

Azul deja que la conozcamos a través de lo que escribe en su diario. Eso me gustó bastante porque hace que así podamos empatizar mejor con el hada y explorar sus sentimientos más profundos y escondidos, sus miedos y deseos. Y aunque sí que noté la primera parte un poco lenta, en cuanto la acción arranca, —y no tarda mucho— la historia se anima.

Lo bueno es que Alejandro Miranda Rodríguez nos presenta la novela como ocurre en Canción de hielo y fuego, dividida en capítulos encabezados por el nombre de un personaje. Así el lector puede entender lo que ocurre en Vórtice disfrutando de diferentes puntos de vista. De esta forma, aparte de conocer lo que piensa y experimenta Azul, también nos acercamos a Scarlet y al solitario, silencioso y extraño humano Encarnado, dos caras de la misma moneda; a la distante y sabia bruja Pam; a Specullum; a la buhonera; y, por supuesto, a Blanca.

Me cuesta mantenerme con la boca cerrada, pero no quiero contaros más sobre esta historia ni sobre sus personajes. No quiero profundizar en detalles porque perdería la gracia. Os digo esto porque cuando yo descubrí este pequeño tesoro en forma de libro, no sabía nada del argumento exceptuando esa premisa que os he comentado al inicio. Ni siquiera encontré una sinopsis, y ya os he dado más información de la que yo conseguí en su día.

Si os apasionan las hadas, las brujas, los mundos secretos y ocultos que derraman fantasía, y además no os conformáis con los cuentos clásicos y sus finales porque pensáis que todo podría haber ocurrido de otra manera, este es vuestro libro.

Un universo donde ser malo o bueno depende del cristal con el que se mire. Donde el sexo de tu amor verdadero no importa. Donde se cruzan niñas de cuento para que cazador y cazado sean lo mismo. Por todo esto y más, creo que esta novela merece mucho, pero que  muchísimo, la pena. Así que animaos a entrar en Vórtice, y Víctor convertirá esa manzana envenenada en vuestro mejor bocado.

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