Die! Die! Die!

Reseña del cómic “Die! Die! Die!”, de Robert Kirkman

die die die

¡Por fin algo que me emociona de nuevo de Kirkman! Tras abandonar en el número 545 897 254 la cada vez más soporífera The walking dead y no engancharme con Invincible (a pesar de estar reconocida como una de las mejores series de superhéroes) llega este Die! Die! Die!, para el cual la palabra “salvaje” se queda corta.

Y es que este cómic, que recopila los números del 1 al 8, reúne un buen compendio de hostiones, sangre, amputaciones nasales, materia gris saliendo de cráneos reventados, peleas de todo tipo, tarta de ruibarbo con gracioso resultado, traiciones, tiroteos, asesinatos entre hermanos, gente cagándose encima, y un nutrido catálogo de expresiones malsonantes de la calle, de barriobajero, de esas que a todos nos hacen mucha gracia leer y oír, que tanto me recuerdan a aquel cómic con el que me desvirgué en este mundo y que no es otro que Predicador.

La historia no tarda nada en arrancar y lo que parece un inocente encontronazo asistiendo a una carrera de galgos tiene toda una sorprendente cadena de razonamiento lógico detrás. Con esas primeras hojas (sí, y con una peleíta y una amputación a manos de un clon de Jason Statham) el cómic ya me había ganado. A partir de ahí lo difícil era mantener el ritmo y el nivel, y vaya si lo mantiene.

¿Y de qué va realmente este cómic? No es enrevesado a la hora de leerlo, pero tal vez sea más difícil explicarlo. O no, en realidad. Va de una camarilla secreta dentro del Gobierno de Estados Unidos que se dedica a hacer el bien. Así, como suena. Se dedican a enviar a agentes a misiones para hacer del mundo un lugar mejor, a eliminar los obstáculos de todos aquellos que pueden conseguir que el futuro sea mejor que el que es ahora. El cómic se centra en los agentes, en concreto en tres hermanos gemelos que son puras máquinas de matar y de competitividad que desde niños han sido educados para ser tres de los mejores asesinos del mundo, y comienza cuando uno de ellos es secuestrado y el agente encargado de rescatarlo es uno de sus hermanos. A partir de aquí no puedo decir nada porque cualquier cosas es un destripe.

El dibujo recuerda mucho a Frank Quitely, que no es que a mí me entusiasme, pero tengo que reconocer que sabe pillar muy bien el tono a Kirkman y Gimple y que realiza unas bonitas carnicerías. No creo que incomoden a nadie, pero de todo hay, si sois aprensivos hay un par de escenas de… ¡narices! que tal vez os hagan apartar la vista. (Y en ese caso, y a estas alturas de la película de vuestra vida, todavía sois más blandos que la mierda de pavo, todo hay que decirlo).

Violencia destilada y a granel. Violencia física y verbal. Violencia gráfica y molona. Die! Die! Die! es un cómic que me recuerda mucho a The boys. (Menudo par de guiones está dejando pasar Tarantino). Una historia fresca, visualmente muy bien planteada, vibrante desde la primera hoja, en donde puedes distinguir el olor de la sangre. Un cómic de esos que prestas a tus amigos para poder comentar las mejores jugadas, no sin antes limpiarte bien las manos de los restos que te han salpicado.

Potente, violento, entretenido y muy muy divertido.

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