El canto de la nieve silenciosa

Reseña del libro “El canto de la nieve silenciosa”, de Hubert Selby Jr.

El canto de la nieve silenciosa

El escritor estadounidense Hubert Selby Jr. no perdonó a dios por abandonar a su pueblo. Quizá por eso, y según escribió un día en un intensísimo y furioso Salmo, él entendió y convivió mejor con los demonios de su país, que podrían tener cola y cuernos pero que, por encima de todo, tenían miedo y vivían en la desesperanza, en la locura o en el olvido, atrapados, atormentados por una voz interior que era un reflejo de su propio mundo, un mundo que les humillaba y les arrancaba el alma y la felicidad a tiras cada día que pasaba. Quizá por eso se preocupó de “consolar a sus amigos”, de “ayudarles a encontrar todos sus desprendidos, torturados «ellos mismos», lavar las heridas de sus rodillas y ayudarles a mantenerse con dignidad” mientras (y esto lo añado yo), seguían intentando escuchar…el canto de la nieve silenciosa.

Con un título metafórico y bellísimo, Selby Jr. consigue recoger bajo la poética frase (que también da título a uno de los mejores relatos del libro), ese sentimiento de desamparo y a la vez de frágil esperanza que comparten los personajes del maravilloso conjunto de cuentos de este autor y que este año publican, de manera inédita en España, nuestros amigos de Hermida Editores. Unos cuentos escritos entre los años sesenta y ochenta del pasado siglo, cuando Hubert Selby Jr. se convirtió en escritor de culto en Estados Unidos tras una polémica novela titulada Última salida a Brooklyn (1964), o tras la que le reportó más éxito y fama mundial, Réquiem por un sueño (1978), adaptada al cine en el año 2000 y reeditada en España por la editorial Sajalín.

Pero, ¿a qué suena, en realidad, el canto de la nieve silenciosa? ¿Lo ha escuchado usted alguna vez? Yo no tengo muy claro qué es y puede que, justamente por eso, estos profundos, obsesivos y melancólicos relatos se queden conmigo durante muchísimo tiempo más. Porque a veces pienso que se trata de la confortable sensación de haber vivido realmente, de estar vivo a pesar de todo. De un sencillo regocijo. La esperanza, ¿sabe usted? O eso que hace que aún nos mantengamos en pie. Pero otras veces creo que no, que en realidad Selby Jr. nos habla de algo mucho más enfermizo, de algo más oscuro que todo eso, y que se trata de un ruido del que no se puede escapar. ¿Es el inevitable destino hablándonos, torturándonos la cabeza? ¿La incertidumbre del mañana? ¿Es simplemente miedo? ¿Una terrible premonición, tal vez? ¿Será la muerte, ese sentimiento del que hablaba Gabriel Conroy, el protagonista de “Los Muertos” de Joyce mientras ve caer la nieve (silenciosa y fría y eterna) desde la ventana y sobre los campos verdes de Dublín?

Hoy, y puede que solo mientras escribo esta reseña, pienso que debe tratarse de ambas cosas a la vez y por eso me han sobrecogido tanto las sencillas historias de estos fabulosos relatos. La del pobre gordo Phil, que es maltratado por sus amigos. O la del vagabundo, aferrado a su carcomido abrigo como a su propia y carcomida vida. La de aquellos dos pobres golfos que acaban borrachos como cubas en el cine. ¿Y qué decirle a usted del angustiado vendedor que fía toda su suerte a los mensajes que contienen unos famosos paquetes de galletas? ¡Menudo relato!

Todos o casi todos los protagonistas de estos quince cuentos se llaman Harry porque no son nadie y porque usted y yo también podemos ser ellos. Todos o casi todos se agarran a un clavo ardiendo porque, en realidad, es el único que existe. Todos o casi todos se queman las manos en el intento de vivir con cierta dignidad, de encontrar algo de paz o de dicha en cualquier esquina de América y todos, absolutamente todos, escuchan, en algún momento, el sonido de la nieve al caer. El canto de la nieve silenciosa, de Hubert Selby Jr. es el tercer capítulo de nuestra mini serie particular y uno de los mejores libros de relato que usted podrá leer en mucho tiempo. Un libro profundísimo pero lleno de melancolía y de febril y obsesiva cotidianidad. Una joya de la literatura breve norteamericana desde la que se puede escuchar, acercando bien el oído, el ruido de la vida aplastándolo todo a su paso.

La próxima vez que nos veamos habremos llegado al final, al último capítulo de este primer mini recorrido por el mundo del relato. Un final que podría entenderse como un merecido homenaje a todos y cada uno de los escritores que, incluso desde el anonimato, embellecen y mantienen más vivo que nunca el género del cuento en España.

Pero eso, como diría aquel, es otra historia.
 
 

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