El juego de la mariposa

Reseña del libro “El juego de la mariposa”, de Katrine Engberg

El juego de la mariposa

Después de La estrategia del cocodrilo, volvemos a Copenhague de la mano de Katrine Engberg, que nos envuelve en otra trama de asesinatos múltiples ejecutados en esta ocasión con un modus operandi tan curioso como impactante: el asesino drena casi por completo la sangre de sus víctimas mientras perecen y luego deja sus cadáveres flotando en fuentes públicas de madrugada. En un principio, las pistas con las que cuenta la policía se reducen a dos cabos de los que es difícil tirar: que el arma del crimen parece ser un instrumento médico antiguo y que el (o la) responsable traslada sus cadáveres en una bicicleta de carga. Pronto se descubrirá, además, que todas las muertes están conectadas con una residencia para enfermos mentales, la Mariposa.

Para esta segunda entrega, la escritora danesa repite protagonistas, y será el equipo de Jeppe Kørner el que se encargue de la investigación. Esta vez, sin embargo Anette Werner está de baja maternal. ¿Hará eso que la lenguaraz, metomentodo Anette se quede al margen? Ni soñarlo. Sus pesquisas en paralelo, con su bebé lactante a cuestas, darán varias claves imprescindibles para la resolución del caso.

Desde un principio, El juego de la mariposa se sustenta en tres pilares: la continuación de algunas tramas que ya habían aparecido en La estrategia del cocodrilo, la exploración del sistema danés de cuidado de la salud mental y, por supuesto, Copenhague. Con los dos primeros tiene Engberg sus aciertos y sus errores. Por un lado, ahondar en el desarrollo de la pareja de investigadores, incluyendo nuevas historias románticas de Kørner y la maternidad inesperada de Werner, da un contrapunto perfecto por su distensión a unos asesinatos escabrosos. Sin embargo, pincha cuando rescata sin mucho éxito a algún secundario del primer libro y abruma por momentos con la cantidad de nuevos sospechosos a los que hay que seguir la pista. Por su parte, las reflexiones sobre las enfermedades mentales, las condiciones de los enfermos y los tratamientos psiquiátricos en Dinamarca le otorgan peso a la novela, aunque en ese sentido podría haberse ahorrado algunos diálogos intrascendentes, sin más justificación que intentar dar un aire erudito que el libro no necesita, y menos cuando además tenemos un par de clases de historia de la medicina que, esas sí, son una auténtica delicia.

Y luego está Copenhague. Curioso que una ciudad tan inofensiva en apariencia pueda albergar tantos escenarios posibles para unos crímenes, un mérito innegable en las dos novelas de que nos han llegado de la autora y que en esta ocasión nos hace una visita guiada por los hospitales, el puerto y sobre todo la ciudad libre de Christiania, el famoso enclave hippie y okupa en pleno corazón de la ciudad, antiguo paraíso de las drogas y las actividades ilegales.

Al final, El juego de la mariposa resulta un thriller impactante, sin respiro, que no deja de sumar intrigas hasta las últimas páginas y cuya resolución no se ve venir. Destaca por la ambientación y por una buena descripción del trabajo policial y forense, con unos personajes a los que se coge cariño y unos malos un tanto arquetípicos pero solventes. Para quienes hayan leído La estrategia del cocodrilo, se trata de una segunda parte igual de disfrutable. Quienes se hayan topado con este primero no deberían tener problema para engancharse con la trama si les gustan los nórdicos con estas características. Puestos a comparar, Engberg no es Mankell ni Sjöwall & Wahlöö, pero se agradece que tenga mejor pluma que Hjorth & Rosenfeldt y más movimiento que Jonasson, por ejemplo. Veremos si en próximas entregas es capaz de mantener el pulso.

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