El príncipe y la modista, de Jen Wang

El príncipe y la modistaNo suelo leer muchas novelas gráficas al año, pero he de decir que, las que leo, siempre suelen ser un acierto. El primero que leí en 2020 fue al principio del confinamiento: Maus, de Art Spiegelman. Una verdadera obra de arte que nos cuenta la vida de un superviviente de Auschwitz. Una historia muy dura y, a la vez, bellísima tanto en su estética como en su narración, que me atrapó por completo. Y me ha ocurrido lo mismo con la segunda que he leído, en la que me gustaría centrar esta reseña.

El príncipe y la modista llegó a mí por casualidad. Estaba buscando algo nuevo y diferente para leer (ya sabéis cómo somos los lectores, tenemos decenas de libros sin leer en nuestras estanterías y siempre estamos buscando algo nuevo) y lo descubrí en el canal de una booktuber mexicana a la que sigo. De primeras, llamó por completo mi atención, y después de buscar información sobre él en Goodreads, tenía claro que quería leerlo. Y así empecé con la lectura de un libro que devoré por completo en una sola noche. Y me da rabia porque es de esos libros que se deberían saborear muy poco a poco…

Pero ¿trata realmente de lo que aparenta por su título? En absoluto, el título engaña por completo. Ni es una historia infantil, ni es la típica historia de cuento de hadas (tal y cómo nos han enseñado, porque para mí sí ha sido una especie de cuento de hadas atípico), y creo que eso es lo hace que sea tan especial.

Todo comienza cuando la modista Frances, una joven a la que le gusta experimentar con la costura y realizar diseños originales y diferentes termina trabajando para el príncipe Sebastian, un joven que también siente que no encaja en el mundo en el que vive (y, sobre todo, en los entornos en los que debe moverse por su posición), con el que tendrá en común muchas más cosas de las que cree en un principio… Y no sigo porque sería revelar una especie de spoiler y creo que es mejor empezar a ciegas con este libro, que ya de por sí depara tantas sorpresas.

Una de ellas, la que no pasa desapercibida en el primer momento en el que comienzas a leer, son las maravillosas ilustraciones, tan coloridas y expresivas, que te transportan completamente a la historia que viven Frances y Sebastian, además de a todos los maravillosos lugares que visitan. Todas las imágenes tienen hermosos detalles de sombreado, color, formas… Y, sobre todo, lo que me ha impresionado es que se nota la maestría de la ilustradora al dibujar las diferentes expresiones de los protagonistas. Y, aunque esto pueda parecer un detalle de menos importancia, se convierte en un personaje más de este libro y le aporta incluso más personalidad.

A esto le sumamos una narración que es perfecta para niños, adolescentes, adultos y ancianos; ya que todos pueden disfrutar de esta historia por igual. Es increíble los valores de superación, solidaridad, tolerancia, valentía y fuerza que transmite a través de sus páginas. Es un libro sobre la identidad del ser humano; el respeto hacia las personas, sean quienes sean y nazcan donde nazcan; y la aceptación de nuestras virtudes e imperfecciones. Los protagonistas nos muestran que, solo aceptándonos a nosotros mismos, lograremos respetar a los demás y ser fieles a nuestra esencia.

Y creo que este es un valor que deberían comprender tanto los niños como los adultos. Seguimos viviendo en una sociedad en la que muchas personas sienten que deben seguir escondiendo quiénes son realmente por miedo a no ser aceptados. Me pregunto cuándo empezaremos a cambiar desde la base, ya que aún sigue habiendo sutilezas que debemos corregir en esta sociedad y que nos afectan a todos, aunque no lo creamos. Aún nos queda mucho por hacer y por lo que luchar. Y cuando esto lo consigue expresar un libro, y de esta forma tan bella, es algo que tienes que compartir para que otros también puedan disfrutarlo.

Me ha sorprendido muchísimo esta historia y sé que, sin duda, volveré a leerla cuando necesite un chute de energía, vitalidad y fuerza para el día a día. El príncipe y la modista trata sobre la superación, la aceptación y el respeto hacia los demás y hacia nosotros mismos. No es el típico cuento de hadas con final feliz, es una historia que profundiza en los problemas más íntimos del ser humano, la libertad de ser quiénes necesitamos ser y la dificultad que supone ser nosotros mismos en un mundo que parece no aceptarnos como tal. Una pequeña joya que nos enseña que las apariencias casi siempre engañan.

 

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