Reseña del libro “El torneo de las especies”, de Lidia Ciprés
Lidia Ciprés. ¿Qué? ¿No os dice nada su nombre? No os preocupéis, estoy segura de que después de leer mi reseña sobre la asombrosa novela que ha escrito, tendréis muchas ganas de saber más de ella.
El torneo de las especies es una puñetera maravilla. Sí, lo es. Desde el minuto uno me tuvo expectante, con los ojos muy abiertos y los nervios a flor de piel por la cantidad de sucesos que no dejan de tener lugar en el transcurso de esta historia. Eso y los capítulos cortos incitan al lector a seguir leyendo, a no poder parar porque cada capítulo nos ofrece el punto de vista de un personaje. Y hay bastantes, ya os aviso. Sin embargo, aunque eso es algo que me echa para atrás —el hecho de que nos enfrentemos a un montón de personajes con sus diferentes pensamientos, objetivos y emociones—, en esta novela no ha sido así. Lidia ha construido perfectamente a cada uno de ellos, todos con un gran peso en la trama, tanto por sus actos horribles como por sus ganas de luchar y vivir.
Pero, ¿de qué va este libro? El torneo de las especies es una distopía repleta de ciencia ficción y fantasía que roza nuestra realidad y el futuro de nuestro mundo de una forma muy real y escalofriante. Además, la crítica social con la que nos encontramos es extremadamente buena y necesaria.
Nos hallamos en un futuro en el que la Tierra ha tocado fondo. El Imperio es la fuerza de poder y el emperador y sus consejeros son despiadados en su forma de gobernar. Los ancianos no valen nada y merecen morir, al igual que los enfermos. Los rebeldes se esconden y las cabezas ruedan por el suelo.
Sin embargo, por encima de los humanos se encuentran otras especies superiores. Y hay un torneo. Y, sí, el futuro de la humanidad dependerá de ese torneo. Porque al fin y al cabo, el ser humano nunca ha estado solo en el universo…
¿Qué? Escalofriante, ¿verdad? No os hacéis una idea. Además, a lo largo de esta cuenta atrás para la humanidad, la autora nos muestra la crueldad del propio ser humano, su deterioro, sus ansias de poder, la ambición y de lo que es capaz para conseguir sus objetivos. Ella ha sido capaz de crear a una de las mejores villanas con las que me he encontrado en la literatura: Eósydes. La he odiado pero, creedme, también la he admirado. Eósydes, la hija del emperador, no duda en llevar a cabo sus planes y en sorprender al lector cada dos por tres. Su fortaleza y su inteligencia son de lo mejor de la historia. Una mujer cruel y sin límites que no está dispuesta a dar el brazo a torcer ante el heteropatriarcado.
Pero no solo ella me ha calado hondo, sino también Iriel, Eyzar, Sally, Emily y, por supuesto, Cíon. Todas sus vidas se entremezclan y se tejen porque todas están unidas en esta novela.
Asimismo, tened claro que os vais a topar con escenas terribles, dolorosas y sangrientas, totalmente necesarias y justificadas para dar credibilidad al relato. Del mismo modo, también encontramos representación LGTBI muy bien llevada y con gran sentido para la trama.
Por otro lado, el toque de ciencia ficción es perfecto y consigue hacer que el lector reflexione sobre el origen de la humanidad, lo que nos rodea y nuestro propio destino, al igual que el de nuestra especie. ¿Y el worldbuilding? Brutal. Lidia ha creado especies y mundos que no tienen nada que envidiar a los de autores extranjeros mundialmente conocidos. Porque eso es a lo que voy. A veces pensamos que para leer una buena novela de fantasía o ciencia ficción tenemos que buscar fuera. Y no. Los autores nacionales como Lidia Ciprés vienen pegando fuerte y si les dais una oportunidad, no os vais a arrepentir.
Por último, pero no menos importante, la novela también refleja trastornos como la ansiedad y la depresión. Yo he sufrido la ansiedad de varios personajes, me he puesto en su lugar porque compartimos algo: la maternidad. Y el simple hecho de sufrir por un hijo, por su bienestar, te hace vulnerable, te empuja a hacer cualquier cosa, por disparatada que parezca.
Una madre y su hijo. Un creador y su especie. Lo mismo me da que me da lo mismo. Todos vamos a hacer lo impensable, lo más descabellado por salvar a aquellos que hemos creado. ¿Podremos burlar al destino? ¿O el destino se burlará de nosotros? En El torneo de las especies todo puede parecer un juego a pesar de ser el juego definitivo para nuestra supervivencia. Y quizás lo único que tenga que hacer el ser humano es poner un poco de su parte y no mirarse tanto el ombligo.
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