Fahrenheit 451 100 aniversario, de Ray Bradbury

Fahrenheit 451Los grandes libros tienen en común, principalmente, que son capaces de susurrar cosas distintas a cada generación de lectores, y que todas ellas, todas esas palabras que cuelan por el pabellón auditivo de tal manera que nadie más pueda escucharlas, siguen provocando escalofríos década tras década en aquellos que las reciben. En el caso de Fahrenheit 451, que está cerca de cumplir setenta años y mantiene más que nunca su capacidad para provocar nuestra reflexión sobre el mundo que nos rodea.

En los años cincuenta, y como él mismo admite en el posfacio, Ray Bradbury escribió la obra con la sombra de la censura macartista encima, y echando mano de su formación clásica y del recuerdo de los incendios de la biblioteca de Alejandría. Temía que los censores hicieran su parte en la destrucción de la cultura y que los medios de comunicación masivos ocuparan su lugar con un entretenimiento pobre y alientante. Un par de décadas más tarde vendría su interpretación como una oda a la libertad individual frente al control de los regímenes totalitarios, después como  una encendida defensa del libro frente a lo que se suponía su apocalipsis (la era digital) y por último se comenzaría a leer en nuestra época como una advertencia a la sordera que provocan en las nuevas generaciones las redes sociales. Como ven, una píldora para cada edad. Este hecho, y no una capacidad predictiva que en realidad nunca ha tenido, es lo que lo mantiene más de actualidad que nunca ahora que se cumplen 100 años del nacimiento de su autor.

Que ha sido precisamente lo que la ha traído de vuelta con más fuerza que nunca. El centenario del nacimiento de Ray Bradbury nos ha permitido descubrir hasta el último detalle de la concepción de este libro extraordinario. Que si lo escribió en una máquina de escribir que alquilaba por horas, que si nadie quería publicarlo, que si en su modesto éxito inicial tuvieron tanta importancia su editor, Stan Kauffmann, como los primeros números de la revista Playboy. Además de estas anécdotas, la celebración nos ha traído joyas como una maravillosa edición conmemorativa que ahora publica Minotauro, en la que aparece todo esto que estoy contando. En consonancia con el comentario inicial sobre la vigencia de la obra, para demostrarlo acompañan al texto dos prólogos (Laura Fernández, Neil Gaiman) y un epílogo (del propio Bradbury) que pertenecen a tres décadas distintas. Aparte, se incluyen tres relatos, tres. “Fénix brillante”, el verdadero embrión de Fahrenheit 451, donde primero aparece la quema de libros, “Y la roca gritó” y “El parque de juegos”. Todo un festín que lleva las menos de 180 páginas del original a un volumen de algo más de 300 que merece mucho la pena comprar, conservar y salvar de la hoguera. Porque si 451 lleva casi siete décadas interpretándonos la vida que tenemos delante de las narices, yo al menos estoy ansioso por releerlo dentro de otros diez, veinte o treinta para buscar las claves de los que nos ocurra entonces, y para eso nada mejor que seguir teniéndolo a mano, bien guardadito en la estantería de casa.

¿Qué me dicen? ¿Que no he contado de qué va? ¿Que no tienen ni idea de lo que cuenta esta extraordinaria novela? No se preocupen. Yo mismo y algunos otros seguramente mejores que yo ya lo hicieron antes, aquí y aquí. Solo lean y disfruten.

2 comentarios en «Fahrenheit 451 100 aniversario, de Ray Bradbury»

  1. Hay libros que abarcan eras completas, es impresionante como la vigencia de un libro como éste se mantiene firme hoy en día. Es una obra de proyección muy acertada por parte del autor.
    Gustavo Woltmann.

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