Signos de afecto 2

Reseña del manga “Signos de afecto 2”, de Suu Morishita

Signos de afecto 2

A finales de abril leí Signos de afecto 1, de Suu Morishita, y la bonita y especial historia de amor entre Yuki e Itsuomi me llegó al corazón. Por eso no podía perderme el segundo tomo, Signos de afecto 2. En este manga podemos disfrutar del desarrollo de la relación de nuestros protagonistas, pero también cobran importancia los secundarios, sus sentimientos y sus propias historias. Las miradas entre Rin y Kyôya y los avances en su relación están presentes y toman importancia así como el odio y los celos de Ôshi hacia Itsuomi. ¿Por qué? Bueno, Ôshi es el mejor amigo de Yuki y no quiere que nadie le haga daño a nuestra chica. Además, está claro, y más a lo largo de este tomo, que Ôshi ama en secreto a Yuki.

¿Y Yuki? De nuevo he vuelto a adorar a este personaje por su fuerza, su inocencia, su ilusión y por sus ganas de vivir la vida y de enamorarse. Ahora Yuki se nos presenta algo más confiada, aunque sus inseguridades siguen presentes con respecto a Itsuomi y a lo que él pueda sentir por ella. Y no es de extrañar, ya que Itsuomi me ha vuelto a resultar insufrible en muchos momentos por su actitud desenfadada, una actitud demasiado confusa para el lector y para la propia Yuki. ¿De verdad se siente atraido por ella? ¿De verdad le gusta como para tener una relación seria con ella? ¿Una relación más allá de la amistad? Yo he tenido mis dudas, sinceramente, porque sus respuestas la mayoría de las veces son muy ambiguas. Pero es que eso es lo gracioso, ahí reside la esencia de esta historia y de Itsuomi. Él es así, solidario y altruista, va a su bola, es independiente y está necesitado constantemente de nuevas y diferentes experiencias, de nuevos idiomas y formas de comunicación. Como el lenguaje de signos con el que se expresa nuestra protagonista. Y cada día que Itsuomi pasa con Yuki, en cada cita, aprende nuevas expresiones. Entonces… ¿está Itsuomi interesado en Yuki o en la lengua de signos? Para eso tendréis que leer este segundo tomo y descubrirlo.

No hay excusas, tanto si habéis leído antes un manga como si es la primera vez que lo vais a hacer, la historia de Yuki e Itsuomi os enternecerá. Además de que estos tomos se leen en un ratito y os hipnotizarán con la expresividad que hallaréis en los ojos de sus personajes.

Aun así, sé que me diréis: “Elena, pues como con cualquier shōjo, ¿no? Chica conoce chico, chica se enamora de chico. Chico sobrado, chica tímida”. Ya, pero esta historia es más especial y original que otros shōjos. Es una historia de superación personal, de creer en uno mismo y aprender a quererse y valorarse, ya que nuestra protagonista no puede oír lo que pasa a su alrededor, no puede oír las voces de los que la rodean, ni sentir sus reacciones ni tonalidades, y no sabe si los chicos pueden asustarse por el hecho de que ella sea sorda y sientan la necesidad de alejarse de ella. Pero… ese no es el caso de Itsuomi. Y eso es lo que llama la atención de Yuki y le da esperanzas. Eso es lo hermoso, ¿verdad? Que no exista el miedo a lo desconocido, a aquello que es diferente. Que seamos valientes y abracemos esas diferencias: las propias y las de otros.

Por otro lado, Suu Morishita siempre se acuerda de regalarnos detalles y secretos sobre la historia que nos está contando. ¡Y no iba a ser menos en este tomo! Una curiosidad que me ha encantado descubrir es que el texto de los bocadillos que aparece en un color más clarito son las palabras que Yuki comprende leyendo el movimiento de los labios de la otra persona. Pero si hay alguna sílaba torcida, eso significa que a Yuki le está resultando complicado leer los labios de esa persona. Fascinante, ¿a que sí?

No sé vosotros, pero yo estoy deseando tener pronto conmigo el siguiente tomo, porque Signos de afecto 2 no ha hecho más que generarme más ansiedad por la historia de estos dos, ha conseguido que empatice y comprenda un poco más a Ôshi —pero solo un poco, aún le falta mucho camino por recorrer para que me caiga bien del todo—, y ha logrado muy fácilmente que vuelva a sonreír todavía más si cabe cuando Rin y Kyôya llenan las páginas.

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