Sistemas críticos, de Martha Wells

sistemassSiempre es un placer leer ciencia ficción de la buena aunque sea en pequeñas píldoras, o demasiado pequeñas en este caso, si bien es cierto que también se dice que lo bueno si breve dos veces bueno.

Había leído opiniones que hablaban muy bien de este Sistemas críticos. Muchas y todas la elogiaban sin cortarse ni un pelo, así que, leyendo la sinopsis, estaba claro que tenía que leerlo tarde o temprano.

Vale. ¿Qué vamos a encontrar en este relato de Martha Wells? Pues vamos a encontrarnos con un futuro en el que las aseguradoras van a obligar a que en todos los viajes espaciales cuyo fin sea el de explorar planetas y, según el número de integrantes de la expedición, estos vayan equipados, por su propio bien, con un determinado número de androides de seguridad, denominados SegUnidad. Pero también vamos a saber que las aseguradoras, codiciosas como ellas solas, van a conceder contratos al postor más bajo, con lo que los androides no siempre van a estar construidos con materiales de la mejor calidad.

Un equipo científico está explorando un lejano y desconocido planeta bajo la supervisión de su única SegUnidad. La peculiaridad de este androide, que en origen estaba programado para matar, es que se ha autohackeado su módulo de control y se denomina a sí mismo, y procurando que nadie se entere, Matabot. Ahora ya no tiene la obligación de proteger a los humanos, se la suda lo que les pase, pero tendrá que protegerlos si no quiere levantar sospechas sobre su autosabotaje y actuar como se supone que estaba programado que lo hiciera. Y él solo quiere que le dejen tranquilo para atiborrarse a ver las infinitas horas de telenovelas que se ha descargado y sociabilizar lo menos posible con la raza humana. ¡Un fenómeno, un crack, un ídolo!

“Podría haberme puesto a matar gente después de hackear mi módulo de control, pero entonces me di cuenta de que tenía acceso a la red combinada de canales de entretenimiento que transportaban los satélites de la aseguradora. Habían transcurrido unas 35.000 horas desde entonces, sin demasiadas matanzas, pero seguramente habría pasado, no sé, poco menos de 35.000 horas consumiendo películas, telenovelas, libros, obras de teatro y música. Como máquina de matar despiadada, era un completo fracaso.”

Sin embargo, el equipo de otra misión cercana desaparece y nuestros científicos, junto con Matabot tendrán que averiguar qué ha pasado poniendo sus vidas en grave peligro. ¿Qué va a hacer nuestro androide?

Sistemas críticos es una novela corta que se lee de un tirón, es muy divertida y entretenida. Martha Wells escribe con un estilo ágil, sin descripciones innecesarias y con mucha frescura, desde la primera persona de un Matabot (que es, creo, lo que hace realmente especial esta novela) con el que se empatiza fácilmente desde el principio gracias a su humor, su punto de vista sarcástico, sus pensamientos, su misantropía y la represión de las ganas de matar a algún que otro humano que le toca sus androides pelotas. La trama es sencilla, pero aún así tiene sorpresas muy agradables, acción y momentos que te mantienen en tensión.

El resto del equipo, repito, son científicos, no exploradores ni aventureros. Tal vez falte un poco más de descripción de todos ellos ya que no es que sea difícil imaginártelos, pero tampoco es fácil con tan pocas páginas y, por otra parte, considero un acierto centrarse más en el protagonista no humano.

Pero lo más importante es que, a pesar de sus pocas páginas, se tocan una gran variedad de temas directa o indirectamente: la identidad, el corporativismo y la codicia, el racismo, el libre albedrío…

Todo parece indicar que esta es la primera de las ¿cuatro? novelas que Martha Wells tiene pensado dedicar a Los diarios de Matabot, y puedo asegurar que tras leer esta primera, y, sobre todo, tras ese final inesperado, pero a la vez coherente, las ¿tres? que le sigan caerán.

Sistemas críticos es una refrescante novela corta de ciencia ficción libre de las complicaciones técnicas que en algunas historias de este corte suelen darse, con un desarrollo lineal, un personaje al que cogerás cariño (aunque él pueda parecerte huidizo e incluso huraño) y con el que hasta puedes esbozar unas cuantas sonrisas, y que mantiene un buen ritmo durante toda la narración.

La edición y traducción es muy buena y en tapa dura, a pesar de su brevedad, pero el precio algo excesivo si tenemos en cuenta precisamente esa brevedad.

En resumen, si te gusta la ciencia ficción, no deberías perderte esta novela corta, ganadora de los premios Hugo, Nebula y Locus. Fresca, y con un enfoque original y divertido, autoconclusiva y a la vez primera parte, que te deja con demasiadas ganas de saber mucho más de este Matabot.

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