Sobre el bloqueo lector, por Victoria Mera

Me encantaría estar escribiendo una reseña ahora mismo y poder hablaros sobre alguno de los libros maravillosos que he estado leyendo últimamente. Sin embargo, como diría Magritte: Ceci n’est pas una reseña. Más me gustaría, pero estoy dentro de ese porcentaje de lectores que, desde que empezó todo esto, no han podido leer ni un libro. En condiciones normales, en todo este tiempo habría devorado unos cuantos, mi pila de libros pendientes habría bajado considerablemente y estaría ya echándole el ojo a las próximas novedades editoriales. En cambio, puedo notar cómo ese montón de libros por leer me interroga en silencio: “Pero, ¿qué te pasa?, ¿por qué no nos tocas?”.

Eso quisiera yo saber, queridos. Cuando dejé de trabajar y me vi con tantos días por delante en casa me froté las manos pensando en lo que iba a disfrutar leyendo todos eso libros que me esperaban. Un tiempo de desconexión, de centrarme en mí misma y disfrutar, más si cabe, de la lectura tranquila en el hogar. La realidad ha resultado ser bastante más desconcertante. Vamos para casi dos meses y solo he leído ochenta páginas de una novela y releído dos veces un relato de Zweig sin darme cuenta de que era el mismo que ya había leído. Para que os hagáis una idea del nivel.

Sinceramente, lectores, al principio todo esto me generaba muchísima rabia. Tengo un montón de libros de autores buenísimos esperándome: Lispector, Hornby, Coixet, Ishiguro, Woolf y un par de poemarios. Libros que sé que voy a disfrutar, pero a los que no puedo enfrentarme ahora. Entendéis mi frustración, ¿verdad?

Sin embargo, a medida que han pasado los días, he aprendido que no pasa absolutamente nada por no ser capaz de concentrarme en la lectura ahora. Que, si no hago un bizcocho, treinta minutos de ejercicios diarios, escribo una novela, estudio o leo libros estupendos es totalmente lícito y entra dentro de lo razonable. Porque, ¿sabéis qué? Lo más razonable en estos tiempos extraños que corren es que no hay nada razonable. Es hora de escucharnos a nosotros mismos, marcar el ritmo que mejor nos venga y hacer aquello que nos siente bien. Podemos y debemos permitirnos estar tristes, podemos y debemos pasarnos un día entero sin movernos del sofá y podéis y debéis, si es vuestro caso, encontrar refugio en los libros.

Hay una novela de Milena Busquets que leí hace unos años y que me gustó muchísimo y cuyo título viene ahora como anillo al dedo: También esto pasará. Pasará el bloqueo lector, pasará la rabia y la frustración y volveremos a llenar las librerías que tanto nos necesitan, volveremos a leer en un banco en el parque o en nuestro rincón favorito. Estoy convencida. Todo esto también pasará y los libros estarán ahí esperándonos, como siempre.