Hace tiempo que no hablo de portadas, pues bien, la que ilustra este libro me gustó, me pareció una portada de un libro de poemas ¡Tan triste me parece y al mismo tiempo tan esperanzadora! Tampoco sabría decir porqué, desconocía el contenido, pero el libro definitivamente se vino conmigo. Se vino conmigo y se quedó en mi, en mi vida y como comprenderán no ha sido solo por la portada o por el continente, sino, naturalmente, una vez leído, por el contenido.
La ilustración de la portada, “Una primavera”, es una obra de Karl Bodek y Kurt Löw, y ha formado parte de una exposición que se realizó en Berlín con pinturas de Supervivientes del Holocausto. Ahora, solo ahora, después de haber leído el libro, entiendo el porqué de la pintura de la portada y el porqué del título del libro: Supervivientes.
Quizá, como algunos dicen, se he escrito mucho y hablado mucho sobre el Holocausto, cosa que yo no creo, porque soy de las que piensa que cada persona que lo padeció o murió merece su propia historia.
En cualquier caso es mucho menos lo que sabemos y hemos leído de aquellos que lograron sobrevivir a aquel horror, poder leer los pensamientos o recuerdos de estas personas me parece un lujo que debemos llenar de respeto.
Hace tan solo unos meses les hablaba de “Y tú no regresaste”, de Marceline Loridan-Ivens, otra de esas Supervivientes que han dejado su historia por escrito y que por ser tan personal es tan profunda e importante.
En el caso de la autora que hoy nos ocupa, Java Rosenfarb, nacida en Polonia y que falleció en 2011, en Canadá, fue considerada como la escritora más importante en lengua yiddish de la segunda mitad del siglo XX. Contarles, porque es de justicia, que vivió su juventud entre el gueto de Lódz, y los campos de Auschwiz, Sasel y Bergen-Belsen, y a la que imagino siempre al borde de la alambrada, siempre en la cuerda floja.
Pero lo que realmente me ha impresionado de esta colección de relatos de Rosenfarb, es observar desde cuantos puntos de vista se puede hablar del Holocausto… de los Campos ¡Qué terrible! Porque incluso cuando no habla de ellos, están. El solo hecho de sobrevivir es visto desde perspectivas tan variadas como casi enfermizas, y se agradece, porque cada vez entiendo mejor lo difícil que debió ser sobrevivir, no solo por haber estado allí, por haber visto de cara a la muerte día a día, después de haber, quizás, sino matado, decidió quien y cuando.
No, sobrevivir nos debió ser fácil.
Pero esta autora va más allá, ha dado el siguiente paso, y además lo hace a través de la literatura, porque lo que nos entrega en estos relatos es comprensión del presente y del pasado más reciente, pero no se equivoquen y que no les equivoquen mis palabras, son relatos profundamente literarios, intensos y en los que dibuja a todo color el alma humana, algunas en gama de grises, es cierto, pero ahí está el Hombre y todas sus miserias.
Relatos completos, redondos, evolucionados. Relatos que unen pasado y presente, Europa y Norte América, el otoño que fue y la primavera que se deseó. La huida hacia el largo invierno…
Hay que agradecer La estupenda traducción del inglés de Daniel Gascón, porque hay que tener una sensibilidad especial para acercarse a esta forma de creación, cuando, como en los poemas, cada palabra es precisa y especial.
Hay un prologo de Goldie Norgentaler, hija de Java, que es quien ha traducido la obra de su madre al inglés… Por nada del mundo se la pierdan, antes o después de la lectura de los relatos, nos ayudará a conocer un poco a la autora y será indispensable para la reflexión que todos hacemos tras las lecturas más intelectualmente humanas.
Me ha gustado que en la solapa del libro haya una fotografía de la autora, con una sonrisa completa, sonríe la cara y sonríe el alma, y descubres en esa mirada que en las palabras, en las frases, o en los poemas, es seguramente, es donde uno encuentra la paz.
Es que la portada es preciosa, dramática y esperanzadora, a la vez, y esto en una imagen.
Yo me encuentro entre las que está un poco saturada del tema del holocausto en literatura, cuando dices que buscas las historias que siempre son individuales independientemente del marco histórico, yo estoy totalmente contigo, es por eso, que cuando se utiza como recurso literario no me interesa, pero sí y siempre cuando el que las cuenta las cuenta en primera persona, esas nunca me podrán saturar, si encima me dices que la escritora es una de las pocas que escribieron él lengua yddish, no puedo más que llevármelo, tan buen recuerdo tengo de Der Níster.
Me ha encantado esta propuesta.
Llevo uan buena temporada lectora. Libros que van dejando huella en mí, huella de la buena. Que a pesar de todo la vida sigue y hay que vivir. Después de haber pasado unos días en Praga y pasear por su Guetto y ver sus museos en sus sinagogas… No sé si podría adentrarme dentro de un campo… Los campos. Si eso me produjo un dolor tan profundo ¿Qué sentiría en ellos con todo lo que yo sé? Esta mujer habla de cosas que muchos no se atrevieron a decir. Una mujer valiente y una gran escritora. No lo dudes.
Besicos!!