Sweet Tooth: El regreso

Reseña del cómic “Sweet Tooth: El regreso”, de Jeff Lemire

En mi vida libresca he escuchado todo tipo de puritanismos lectores. Desde el clásico “el libro/cómic es mucho mejor que la peli/serie” hasta el de la familia preocupada porque su descendencia lee las aventuras de Minecraft en lugar de “La isla del tesoro”. La cuestión es que en mi caso primero vi la serie y luego he leído los cómics. Con lo cual en mi cabeza estaban las voces agudas de la pantalla y además dobladas, porque la vi con mi prole. Lo que viene a significar que mi lectura está contaminada.

Cada código, sin embargo, aporta valor o carece de elementos, respectivamente. Obviamente, me quedo con el texto porque además en formato cómic combina con la información visual. En Sweet Tooth, El regreso, además las portadas son de José Villarrubia, que suma calidad al trabajo del gran Jeff Lemire. Aprovecho para recordar que incluir a chicas en el equipo es bien, gracias.

La cuestión es que de esta historia lo que más me atrae es el tono apocalíptico, de rabiosa actualidad por otra parte, con un puñado de humanos asustados por la diferencia de los híbridos posthumanos, pero 300 años después. ¿Que no tienes ni idea de lo que te estoy hablando? En la primera parte ya conociste a Sweet Tooth o goloso en el doblaje de la serie, que es un “buen salvaje”, un niño con orejas y cuernos de ciervo, criado en el bosque por “el de mantenimiento” que lo salva del laboratorio.

Por cierto, esos cuernos y esas orejas tan guapas de la serie, son marionetas, no efectos 3D. Desde la producción, querían grabar en cámara lo máximo real. Lo cual no deja de ser simbólico porque los mensajes que te lanzan en esta segunda entrega son tan probables como estremecedores. Arranca el cómic con un protagonista encerrado en un escenario rollo Cube, la película, con un siniestro “padre”. Un adulto que parece un cura pero con la cara llena de verrugas, a lo Drácula de Bram Stoker. Y con esa mirada de psicópata pirado que se cree que hace lo mejor para la humanidad y tú sabes que va a ser que no.

Si eres asiduo a la lectura de distopías ya sospecharás que la cosa va a ir por la búsqueda del grial, el elegido y neohumanos. Y en esta reseña no seré yo quien haga un spoiler, así que tendrás que leer Sweet Tooth. Pero sí te puedo señalar el valor de los objetos que encarnan recuerdos. La memoria humana o híbrida tiene esa manía de utilizar los artefactos cotidianos como dispositivos desencadenantes de emociones y acciones locales. Porque si no te mueves, no notas las cadenas.

Por suerte, en Sweet Tooth, El regreso, aparecen personajes tan grandes como Mel, una escéptica radical, que defiende la justicia al estilo mutante, sin serlo. El pueblo duerme, ya sabes, con distintos pharmakos, que son cura y veneno. ¿A que te suena? Pero ningún discurso es perfecto, todos tienen fisuras. Las emociones verdaderas son las que encuentran la grieta para la resistencia. Si quieres saber más, sigue a Gus, el goloso, por esta páginas, porque como decía Mary Poppins: “con un poco de azúcar, esa píldora que os dan, pasará mejor”.

2 comentarios en «Sweet Tooth: El regreso»

    • Sí, a mí también me gusta mucho la serie. Es un planazo familiar: la voz del narrador me recuerda a la de la vieja serie de los Cuentacuentos… Nostalgia!! Y el cómic, también está muy bien desarrollado. El dibujo no es tan tierno ni “goloso” como la fotografía de la serie, pero es que cada código lleva su historia 🙂 Ya nos dirás qué te parece! Gracias!

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